Deportivo y Zaragoza firman un empate a balón parado que no satisface a nadie

L D (EFE) Los dos equipos dejaron claro desde el principio que se manejan mejor cuando apuestan por el fútbol directo que cuando tienen que llevar la iniciativa en el juego. Y en ese terreno se movieron en los primeros compases del encuentro, en los que las inclemencias meteorológicas no perdonaron. Bajo una intensa lluvia, que luego se convirtió en granizada, Arizmendi dispuso a los cuatro minutos de la primera ocasión del encuentro, aunque César logró detener el disparo del ariete blanquiazul, que había dejado atrás en un sprint la marca de los zagueros del conjunto maño.

El Dépor evidenció sus carencias a la hora de elaborar el juego, y de nuevo se vislumbraron los problemas de un equipo que en casa no ha funcionado durante toda la temporada, todo lo contrario que lejos de Riazor. Dos meses llevaban los deportivistas sin imponerse ante su público, y tres meses los zaragozanos sin perder como visitante, estadísticas que ambas escuadras sacaron a relucir en el estadio coruñés, donde el Zaragoza aprovechó una jugada a balón parado para adelantarse en el marcador. En medio de un aguacero, Ponzio colgó el esférico al segundo palo de la portería de José Francisco Molina, donde Álvaro asistió al internacional Diego Milito, que remató a placer ante la pasividad de la zaga deportivista.

 

El temporal se calmó, pero los pupilos de Caparrós, que dejó a Tristán en el banquillo, no pudieron reaccionar por la falta de ideas en ataque, una parcela en la que los gallegos volvieron a echar de menos a Juan Carlos Valerón. Fue Duscher el que intentó asumir una responsabilidad que en teoría no le competía, la de mover al equipo en ataque ante la ausencia del canario, pero sin perder de vista su tarea principal, la contención, y lo cierto es que de no ser por él, el Zaragoza habría llegado al descanso con dos goles de ventaja. El internacional argentino salvó a su equipo en los estertores del primer período, en una contra de los aragoneses en la que Óscar se encontró con Duscher cuando Molina, que había salido en falso a un pase largo de Movilla, ya estaba batido.

Caparrós intentó despertar a sus jugadores en el segundo tiempo con la entrada de Sergio y de Gallardo, que debutó con la elástica blanquiazul tras su llegada al club coruñés en el mercado de invierno, pero los deportivistas siguieron careciendo de pegada y además se quedaron sin Arizmendi por una entrada de Toledo. Pero cuando la desgracia se cebaba con los blanquiazules, Munitis aprovechó una falta en el lateral del área del Zaragoza para equilibrar la contienda con un lanzamiento directo que sorprendió a César, que esperaba que el cántabro centrara. El gol espoleó a los deportivistas, que ganaron profundidad en la banda derecha con la aportación de Gallardo en el interior, que dio un nuevo aire al ataque del conjunto de Joaquín Caparrós, mucho más entonado en la segunda parte.

El equilibrio entre Deportivo y Zaragoza lo rompió el internacional argentino Fabricio Coloccini a falta de nueve minutos para la conclusión del encuentro cuando dejó con diez a los gallegos por un manotazo a Sergio García. Caparrós optó por retrasar a Duscher al centro de la defensa, mientras que el Zaragoza vio nuevas opciones de llevarse algo más que el empate en el estadio de Riazor, pero los de Víctor Muñoz no fueron capaces de aprovechar su superioridad de efectivos porque se encontraron con un excepcional Molina en el tiempo de descuento.