L D (EFE) Las dos jugadoras se colocaron en esa penúltima ronda, donde se medirán entre ellas, tras dos horas y 33 minutos de lucha, en una jornada en la que por segunda vez en lo que va de torneo el juez árbitro decidió que hubiera diez minutos de descanso, debido a las altas temperaturas. Así, el hielo se repartió a discreción en las nucas y cuerpos de las jugadoras para paliar los efectos del calor, mientras que las moscas hicieron su aparición como una plaga.
Davenport acabó con las esperanzas de Molik en un día en el que todo estaba preparado para el gran festejo, el Día de Australia, al superarla por 6-4, 4-6 y 9-7, con un tremendo esfuerzo, agotada y casi sin poder moverse, y solventando el partido gracias a su saque, con el que consiguió 14 aces.
Por su parte, Dechy logró su mejor resultado en un Grand Slam al derrotar a Schnyder, semifinalista el pasado año, por 5-7, 6-1 y 7-5, al quebrar a su rival en el último juego del partido, también después de un trabajo agotador. La presión que Davenport vivió en la Rod Laver Arena no impidió a la veterana jugadora de Palos Verdes se descentrara ante los constantes gritos de apoyo local hacia Molik. Estos subieron de nivel cuando Davenport cometió una doble falta que daba la segunda manga a Molik y cuando la australiana dispuso de dos puntos de ruptura para colocarse con 2-0 en el tercer parcial.
Pero el frenesí del público se produjo poco después, en el décimo juego, cuando la jugadora de Adelaida salvó una bola de partido y rompió el saque de Davenport a la sexta oportunidad (5-5). Ahí dispuso Alicia de medio billete para el triunfo porque Davenport, mermada físicamente, cedió el siguiente juego en blanco (5-6), y se confió en su saque como única defensa para igualar después.
La anécdota del encuentro se produjo cuando Molik pensó que habría desempate, y tras lograr un ace en el juego 13 se dispuso a restar. A pesar de su error sacó adelante su servicio, pero no así en el décimo quinto (8-7) cuando Davenport aprovechó su segundo punto de ruptura para adelantarse. El final fue agónico, con Lindsay agarrándose desesperadamente a su segunda oportunidad. Jugó saque y volea como buena campeona de Wimbledon y acabó con la resistencia de la última y mejor de las nueve australianas que han competido este año, que se quedó a solo un juego de la victoria.