Nadal entra en el Olimpo tras ganar el US Open y completar el Grand Slam
Rafa Nadal escribe con letras de oro su nombre en la historia del tenis tras conquistar por primera vez el US Open, al ganar (6-4, 5-7, 6-4 y 6-2) a Novak Djokovic en una final interrumpida por la lluvia. El balear es el séptimo jugador que gana los cuatro torneos de Grand Slam.
A la épica, como no podía ser de otra manera. Así ha hecho historia Rafa Nadal, convirtiéndose en el primer español en ganar en Flushing Meadows –el tercero que gana el Abierto de Estados Unidos en el cuadro masculino tras Manolo Santana y Manuel Orantes– y entrando en el selecto grupo que consigue culminar el Grand Slam; es decir, vencer en los cuatro grandes –Australia, Roland Garros, Wimbledon y Abierto de EEUU–. Además, es el primer tenista en ganar tres torneos de Grand Slam consecutivos desde Rod Laver en los años 60. Tras su oro olímpico en Pekín, sus Copas Davis y conquistar más Masters 1000 que ningún otro, el hambre de victorias de Rafa Nadal no tiene fin y ha derribado la barrera del Abierto de Estados Unidos, donde nunca había accedido a una final ya que siempre llegaba en un estado físico muy justo.
Sin embargo, este año se ha preparado a conciencia y ha cosechado una gran mejoría para conseguir levantar el único grande que le faltaba. En un partido de una gran calidad tenística y donde Nadal podría haber cerrado el encuentro mucho antes de haber aprovechado las numerosas bolas de break de las que ha dispuesto, el balear conseguía reponerse a la pérdida del segundo set después del parón de más de hora y media por la lluvia para hacerse un hueco con letras mayúsculas en la historia del deporte de la raqueta.
Ya en el primer juego, Rafa Nadal mostró sus credenciales a Novak Djokovic. El manacorense empezó muy fuerte y rompió el saque de su rival. El 2-0 con el que comenzó y el 0-30 en el segundo saque de Nole hacían presagiar un rápido desenlace en el primer set. Sin embargo, el serbio demostraba que no está en la final de visita y consiguió remontar hasta el 2-2, llevándose el saque de Nadal por primera vez. Una vez igualados, el español volvió a conseguir el servicio del tenista balcánico después de ver cómo le remontaban un 0-40. A partir de ahí, ambos conservaron su saque y el de Manacor se adjudicaba el primer set en 50 minutos de juego.
Lluvia y empate de Djokovic
En el segundo set, Djokovic ganaba muy cómodo sus juegos, mientras que Nadal perdía su segundo servicio del parcial en blanco. Pero no todo estaba perdido. En el séptimo juego y tras dos bolas de break, el balear volvió a quebrar el servicio de su rival recuperando su agresividad tan característica para empatar el set (4-4). Fue entonces cuando la lluvia hizo acto de presencia en Flushing Meadows y el partido se suspendió durante más de una hora y media. En la reanudación, el serbio estuvo más metido en el partido y se llevó el segundo parcial (7-5) aprovechando la primera bola de set.
En el tercer set, parecía que Djokovic se había envalentonado tras la conquista de su primer set. Sin embargo, Nadal, en el tercer juego, consiguió la rotura del servicio del serbio gracias a unos passing shots marca de la casa. El juego del manacorense estaba rozando la perfección, pero volvía a perdonar otras tres bolas de break en el quinto juego, un talón de Aquiles durante el partido. Fue una auténtica lástima porque Nadal estaba jugando bien, pero sólo había materializado cuatro break points en 21 oportunidades, demasiada ventaja para un jugador como el número tres del mundo. Sin embargo, el balear seguía estando muy firme con su servicio y lograba cerrar el tercer set sin conceder ni una sola bola de rotura –Djokovic sí había aprovechado las tres de las que había dispuesto–.
A Nadal no le tiembla la mano
El cuarto y definitivo set empezaba como los anteriores. Rafa Nadal seguía estando mucho más dentro del partido que su rival, sacando muy bien, pero continuaba desperdiciando bolas de break. A la vigesimocuarta bola de rotura, el balear acertó y se colocaba más cerca (2-1) de ganar su primer Abierto de Estados Unidos. Con una gran eficacia en su servicio y aprovechándose de los errores de Djokovic, que ya estaba fuera del partido, Nadal volvió a romper el servicio de su rival para colocarse 4-1 arriba. Sin embargo, la dificultad de cerrar un partido dio a Djokovic una nueva bola de break en el sexto juego que Nadal supo levantar para, ahora sí, rozar el torneo. Y no falló Nadal. Mantuvo su saque para echarse al cemento de Flushing Meadows y celebrar a lo grande la conquista de su primer título en Nueva York, la capital del mundo.
Con un juego brillante, una gran mejoría en su servicio y, sobre todo, una gran fortaleza mental, Rafa Nadal ha conseguido imponerse a un brillante rival que le ha tocado convivir en un circuito dominado por dos de los mejores jugadores de la historia. El balear no encuentra límites a sus triunfos y a sus conquistas y sigue derribando barreras para el deporte español.
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