Thomas Tuchel, el hombre milagro en Londres
El técnico alemán es el primero que dirige a dos clubes distintos en dos finales consecutivas de la máxima competición europea.
Cuentan que le dijo a su mujer Sissi que no quería entrenar, que estaba cansado, quería desconectar preso de un estado de ansiedad que le había provocado su despido en Paris. Él creía que injusto. Es verdad que se encontraba tercero en la tabla a dos puntos del Lille, a uno del Lyon, incomprensible para un Paris Saint Germain hecho para triturar a rivales en Francia. Aquel 29 de diciembre Thomas Tuchel (Krumbach, Alemania, 1973) recibió la noticia del despido en su domicilio y pensó en parar.
La irregular marcha del equipo en liga condenó al técnico. No de manera justa porque en sus tres años en la capital francesa Tuchel había ganado el 76% de los partidos disputados. Había clasificado a los parisinos a su primera final de Champions y le había dejado metido en los octavos de final aquella temporada. Pero un mes malo te condena en el fútbol. Eso y una relación algo dudosa con sus dos estrellas. Neymar y Mbappe habían mostrado alguna disconformidad con el técnico. Sobre todo el francés, con varios desplantes a lo largo de ese tiempo de Tuchel en el club. Las estrellas son así.
Veinte días después el Chelsea ya le estaba llamando para que fuera el relevo de Frank Lampard. El 26 de enero Tuchel firmaba con el equipo londinense. Ya es raro entrenar a dos equipos la misma temporada. Pero es rizar el rizo entrenar a dos equipos de Champions el mismo año. Y ya es cosa de extraterrestres meter al equipo al que llegas en la final de la Liga de Campeones. Una cosa de locos.
Pero Tuchel lo ha conseguido. Dicen en su entorno que es un trabajador nato. Ya de jugador lo era pero no tuvo suerte con el balón en los pies, no pasó nunca de la Bundesliga II. Como entrenador, obseso del fútbol, de la presión alta, seña de identidad que tenían su Augsburgo, su Mainz, revelación en la liga 2013-2014, su Dortmund que fue digno heredero del gran equipo moldeado por Klopp. Incluso el Paris Saint Germain llegó a jugar ordenado, algo muy complicado de conseguir con tanta estrella en el equipo. Y este Chelsea es una máquina totalmente engrasada.
Viene Tuchel de perder la Copa ante el Leicester en un partido increíble, con multitud de ocasiones de gol, merecedor el cuadro blue de haberse impuesto. Pero, como dijo el propio Tuchel en una ocasión "bendito fútbol que nada es como parece. Que sea imprevisible es lo mejor que le puede pasar a este deporte". Perdió esa final pero ha enderezado el rumbo en Liga de un Chelsea muy tocado en Navidad. Ha materializado como nadie la idea de los tres centrales y de jugar por el medio durante gran parte de los partidos.
Es el primer entrenador en la historia que llega a dos finales consecutivas de Champions con dos equipos diferentes. El sábado quiere hacer historia con los londinenses y darles su segunda Champions tras la conseguida en Munich en 2012. Aquel día de hace nueve años no eran los favoritos y este sábado es complicado tomar a los blues como los ganadores aunque las quinielas tampoco están muy en contra.
Quiere Tuchel dedicarle el triunfo a su mujer y a sus dos hijas, Emma y Kim porque "sin ellas nada sería posible" ha dicho en alguna entrevista. Y quiere Tuchel devolverle su confianza a su esposa, una de las que le empujó a tomar la decisión de estar sólo un mes parado y coger el tren del Chelsea en marcha. Decisiones que, a veces, marcan vidas.
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