Habrá final inglesa. El Chelsea se ha comido esta noche al Real Madrid en Stamford Bridge (2-0), en la vuelta de semifinales de la Liga de Campeones, para citarse con el Manchester City en el partido definitivo por el título, el próximo 29 de mayo en Estambul. Será la tercera final inglesa de la historia tras el Manchester United-Chelsea de 2008 (victoria para los diablos rojos en los penaltis) y el Liverpool-Tottenham de 2019 (triunfo para los reds por 2-0 en el Wanda Metropolitano).
La racha de 19 partidos sin perder del Madrid se desplomó en Stamford Bridge, donde los de Zidane se vieron superados en todo momento por un Chelsea que le dio un baño en todos los aspectos del juego, como en gran parte del encuentro de ida disputado en el Di Stéfano (1-1). Un Real Madrid sin capacidad de generar peligro, más allá de dos grandes acciones de Benzema ante las que se lució Edouard Mendy. El Madrid está fundidísimo a estas alturas del curso, donde ya sólo podrá pelear por LaLiga. Hincó la rodilla en el día D. Ni dio la talla físicamente ni tampoco sacó su gen competitivo, ese hambre que le ha hecho tan grande en el último lustro.
Sin Varane, Lucas Vázquez ni Carvajal, pero con la recuperación de Fede Valverde, Mendy y Sergio Ramos, una de las principales preocupaciones para Thomas Tuchel, el técnico de los blues. Pero lo cierto es que ni el lateral francés ni el central de Camas, que volvían después de sus lesiones, dieron la talla esta noche en Londres. Al igual que la gran mayoría de futbolistas blancos a excepción de Benzema y Thibaut Courtois. Como ha vuelto a quedar demostrado, el delantero francés necesita un socio de garantías arriba como el comer. El Madrid tiene una falta de gol alarmante y ahora mismo, con lo que tiene, no de le da para casi nada.
Vinicius, de carrilero
Al anunciarse la titularidad de Vinicius, Benzema y Hazard arriba juntos, parecía que el Madrid saldría con un 4-3-3. Pero Zidane volvió a sorprender a propios y extraños porque en realidad jugó con tres centrales y Vini de carrilero por la derecha. El experimento, eso sí, salió rana.
El Chelsea, que pudo haber marcado hasta cinco o seis goles en ocasiones muy claras, salió con el cuchillo entre los dientes y se marcó un partidazo para acabar generando mucho peligro, primero con Mount por la izquierda pero especialmente con N’Golo Kanté, un portento físico con sus 168 centímetros de estatura. Thomas Tuchel ha demostrado ser el gran vencedor de la eliminatoria con su planteamiento: el técnico alemán ha hecho del Chelsea un auténtico equipazo desde su llegada al banquillo londinense, hace ya más de cuatro meses, muy bien trabajado en todos los aspectos. Su equipo fue a más con el paso de los minutos y se volvió a mostrar letal, especialmente cuando robaba en medio campo, dejando retratado en no pocas ocasiones a un Casemiro que, al menos en esta eliminatoria, ha distado bastante de su condición de uno de los mejores medios mediocentros del mundo.
El primer aviso claro de los locales llegó al cuarto de hora con un gol de Timo Werner bien anulado por fuera de juego. Respondió Benzema con un gran remate a la media vuelta desde la frontal, abortado de manera sensacional por Mendy con un paradón, pero justo después llegó el 1-0. Llevó la firma de Werner tras una jugada de muchos quilates de Kanté, que arrancó por una pérdida en la medular. Los blues triangularon a la perfección: el francés habilitó a Havertz, que superó a Courtois con una sutil vaselina con la zurda, pero el balón pegó en el larguero y Werner, con toda la tranquilidad del mundo, libre de marca, marcó de cabeza sin oposición alguna.
Pudo haber empatado Benzema poco después, con un tremendo testarazo a centro de Modric ante el que se volvió a lucir Mendy con una mano espectacular. Fue la última ocasión clara para el Madrid en Stamford Bridge, cuando todavía quedaba una hora de partido por delante y con la obligación de marcar para seguir vivo.
Baño del Chelsea en la segunda parte
La segunda parte fue un baño del Chelsea, como el primer tiempo de la ida en Valdebebas, con manifiesta superioridad de un equipo, el inglés, que acabaría perdonando la goleada. Havertz, que fue titular por delante de Christian Pulisic —el autor del gol visitante en el duelo de ida— y que venía de hacerle un doblete al Fulham en la Premier League (2-0), remató de cabeza al larguero. Mason Mount perdonó el segundo y, rozando la hora de partido llegó una de las más claras de los londinenses con un mano a mano del propio Havertz que detuvo Courtois con una acción milagrosa.
Pintaban bastos para el Madrid en Londres. Hazard lo intentó con un remate al lateral de la red. El belga, muy discreto, apenas aportó nada al equipo de Zidane. Los de Tuchel, en cambio, ganaban todos los duelos y llegaban con mucho peligro al área rival una y otra vez. N’Golo Kanté tuvo en sus botas el 2-0 a 25 minutos para el final, pero se empleó a fondo Fede Valverde —el uruguayo había entrado al campo junto a Marco Asensio— en una acción defensiva digna de elogio. Fue Mount, asistido por Pulisic y tras una gran jugada del propio Kanté, quien acabó con cualquier conato de reacción blanca con un gol más que buscado, estableciendo el definitivo 2-0 en el minuto 85.
Un gol que terminó devolviendo a la cruda realidad al Real Madrid, superado en todos los aspectos por un Chelsea que, con todo merecimiento, estará el 29 de mayo peleando en Estambul por su segunda Copa de Europa, tras la que conquistó en 2012 frente al Bayern en el Allianz Arena de Múnich.
Ficha técnica
Chelsea, 2: Mendy: Christensen, Thiago Silva, Rudiger; Azpilicueta (James, m.88), Kanté, Jorginho, Chilwell; Havertz (Giroud, m.93), Werner (Pulisic, m.67) y Mount (Ziyech, m.89)
Real Madrid, 0: Courtois; Nacho, Sergio Ramos, Militao, Mendy (Valverde, m.63); Casemiro (Rodrygo, m.76), Kroos, Modric, Hazard (Mariano, m.89), Vinicius (Asensio, m.63) y Benzema
Goles: 1-0, m.28: Werner; 2-0, m.85: Mount
Árbitro: Daniele Orsato (Italia). Mostró tarjeta amarilla a Jorginho (m.14) y Christensen (m.38), del Chelsea; y a Sergio Ramos (m.37), Nacho (m.62), Kroos (m.72) y Fede Valverde (m.90), del Real Madrid
Incidencias: Partido de vuelta de semifinales de la Liga de Campeones disputado en el estadio Stamford Bridge de Londres a puerta cerrada