Un París Saint Germain sin métrica ni rima se refugió en su primera cita de la Liga de Campeones en el verso libre de Neymar, que, a pesar de no anotar los goles de la victoria, se convirtió en el hombre del partido y pieza clave en la anhelada clasificación de su equipo para semifinales.
Fue su anarquía futbolística la que decoró un encuentro en el que el PSG fue un mar de dudas hasta las postrimerías del mismo, cuando los parisinos lograron darle la vuelta al marcador.
Neymar rompió todas las estadísticas y logró hasta un total de 16 regates en la poblada defensa del Atalanta. Según los analistas, ningún jugador, salvo Leo Messi en 2008, había logrado tantos "dribles" certeros en un partido de la Liga de Campeones.
Sin embargo, la poesía futbolística de Neymar necesitaba de más socios que le acompasaran hasta la portería. El brasileño estaba demasiado solo.
Desde el inicio del partido, no contaba ni con Di María, ni con Verratti -ambos en la grada- ni con el tocado Kylian Mbappé. Miraba y miraba, pero no tenía a sus aliados preferidos.
Por tanto, era la hora y el escaparate perfecto para, desde el coso lisboeta de los benfiquistas, mostrar que los galones parisinos los porta Neymar Júnior.
Y así se mostró en la primera mitad: un líder comprometido, sobrado de fuerzas para atacar al rival y con todas las musas de su fútbol más vistoso.
El "10" del PSG se ofreció y estuvo omnipresente en todo el partido, aunque su disposición y su excelsa calidad no le privaron de errar dos goles cantados que le hubieran dado a los galos la tranquilidad necesaria para encarar la segunda mitad.
Sin embargo, el único que hizo visible al París Saint Germain durante el primer tiempo fue Neymar. Lo demás era acompañamiento con rima asonante.
En la segunda mitad, el exbarcelonista siguió acumulando kilómetros de cambios de ritmo, esos que con uno que hubiera realizado se hubiera hecho "viral" en las redes. Se escapaba de todos los defensores con sus compañeros de espectadores.
Pero no era necesario, necesitaba de algún aliado, por lo que Tuchel decidió que ingresara el maltrecho Kylian Mbappé. Neymar se resignaba y, como reconoció tras el encuentro, nunca pensó en la derrota y siempre confió en pasar a semifinales.
De nuevo, un verso libre de Neymar para igualar la contienda en la recta final.
Control orientado con su rodilla y asistencia a Marquinhos al borde del tiempo reglamentario que sirvió para empatar un encuentro en el que el Atlanta bajó los brazos en el descuento.
Y las musas regresaron de nuevo a las botas de "Ney" para rematar un soneto que les llevara a la gloria de las semifinales.
Logró meter en el área a Mbappé con un pase certero y el internacional galo vio ese rinconcito de manual que te obliga a dar el pase atrás para que Choupo-Moting tocara la gloria en el coso portugués de La Luz.