Marcos Llorente y Oblak elevan a mito otra gesta del Atlético en Anfield (2-3)
Perdiendo 2-0, muertos físicamente y en la prórroga, el equipo de Simeone remontó al Liverpool eliminando al todopoderoso campeón de Europa.
Ser rubio, jugar en Anfield, hacerlo de negro, llegar a la prórroga y con tu gol, goles en este caso, hacer que el Atlético de Madrid elimine al Liverpool. Esta frase te vale en 2010 con Diego Forlán y en 2020, una larga década después, con Marcos Llorente. Uno llevaba el pelo largo. El otro lo lleva corto. El primero marcó el 2-1 en la prórroga del partido de vuelta de las semifinales de la Europa League (después del 2-0). El segundo anotó dos goles en la vuelta de los octavos de final de la Champions League (después del 2-0). Lo dicho, ser rubio en Anfield deja a Marilyn Monroe en el segundo escalafón de tentaciones rubias para los seguidores y seguidoras del Atlético de Madrid.
Porque quién le iba a decir a Marcos Llorente que junto a Morata, dos exjugadores del Real Madrid, iban a formar parte de uno de los partidos más épicos del conjunto rojiblanco en la mejor competición del mundo. No existe nadie tan optimista en el mundo al que se le pudiese pasar por la cabeza que Llorente iba a marcar dos goles en una prórroga en Anfield y que tras ir perdiendo 2-0, Morata, prácticamente cojo, iba a dar la victoria final por 2-3 ante el vigente campeón de Europa. No existe nadie así y si lo hay se le necesita en estos momentos tan grises que se están viviendo. Parece más el guion de algo que se dice en un bar con los amigos poniéndote en el mejor escenario, soñando a lo grande e intentando pinchar a tu compañero madridista. Son cosas que se dicen a lo loco aunque no se crean. Sin embargo, todo eso pasó en Anfield.
"Solo son los octavos de final", dirán los más agoreros. Sí, es cierto, solo son los octavos de final, pero hagan la suma de ingredientes del partido. 1-0 en los 90 minutos. Oblak evitando más de dos, tres o hasta cuatro goles. Un larguero. Una prórroga con 2-0 para el Liverpool. El equipo del Cholo muerto físicamente. Y de repente, cuando la suma te da negativo, tres goles, victoria y clasificación histórica de un equipo que este año a domicilio tenía números paupérrimos. ¿Recuerdan la foto de Simeone en el Calderón con una sonrisa burlona? Pues eso.
Indudablemente inferiores, empíricamente vencedores
Se tildó en su día de exagerada la reacción de los seguidores del Atlético de Madrid y de la propia plantilla tras ganar 1-0 al Liverpool en el partido de ida. Pues bien, mirando el partido jugado en Anfield hasta el 2-1 de Llorente, las celebraciones colchoneras se quedaron exageradamente cortas. Salvo ir a Neptuno, todo lo demás hubiese sido perfectamente comprensible a tenor de lo visto en la vuelta. Ese 1-0 no fue petróleo sino oro envuelto en diamante, material del que está hecha al parecer la resistencia rojiblanca.
Se esperaba que el Liverpool pasase por encima del Atlético en Anfield y fue así. No salió mal el equipo de Simeone, pero nunca encontró salidas a la contra con la sorprendente presencia de Diego Costa en el once. Solo tuvo una, al primer minuto de juego tras un genial pase de Joao Félix, y a partir de ahí nada. Se enfadó mucho el de Lagarto cuando ya en la segunda parte y con 1-0, obra de Wijnaldum antes del descanso, Simeone optó por meter a Llorente y sacar a su único 9. ¿Por qué? Porque el Liverpool tenía cazas en el aire y Diego Costa aún no tiene ni su habitual velocidad de crucero.
Con esos cazas del Liverpool masacrando el escudo antibalas de Oblak, el Atlético vio que, según pasaban los minutos, el equipo de Klopp no solo les arrinconaba hasta la extenuación sino que, incomprensiblemente, iban a más físicamente. Mané, Salah, Firmino, los dos laterales, la medular… nunca se cansaban. Todos los balones eran rojos. Todas las segundas jugadas inglesas y, mientras, el Atlético pidiendo un tiempo muerto que en fútbol solo te lo puede dar el final del partido. Por suerte para los rojiblancos llegaron a la prórroga y un gol anulado a Saúl por fuera de juego en el descuento les dio una ligera pista de que algo podía pasar si seguían resistiendo.
Marcos Llorente, el nuevo Forlán
En la prórroga, nada cambió. Oblak siguió siendo bombardeado, el Atlético se desangraba tapando la herida para no morir y el Liverpool mantenía un ritmo imposible para los seres humanos. En esas llegó el 2-0 de Firmino en el 93. Pintaba mal, muy mal. Era Anfield. Era el Liverpool. Era el futuro ganador de la Premier y el campeón de Europa. Pero entonces llegó Diego For… perdón, Marcos Llorente y en la primera que tuvo, zapatazo y gol en el 96. Y en el 105, justo antes del descanso, la segunda en sus botas y, zasca, otro más al bolsillo. ¿Qué había pasado? ¿Qué estaba ocurriendo? Anfield, mudo. Los 3.000 seguidores del Atlético como locos. Y fue ahí, en ese preciso instante, cuando el Liverpool pasó de no sudar a morir de cansancio. Y fue ahí cuando el Atlético pasó de no sentir las piernas a sentirse en cuartos de final.
En la recta final del choque Morata cerró el partido con el 2-3 y el Atlético ya está en los cuartos de final. Ver para creer. Eso sí, con Simeone y con Oblak, este Atlético de Madrid sigue creyendo. De momento bien se han merecido, esta vez sí, celebrar su victoria como les dé la real gana.
Ficha técnica
Liverpool, 2: Adrián; Alexander-Arnold; Van Dijk, Gomez, Robertson; Henderson (Fabinho, m.106), Wijnaldum (Origi, m.106), Oxlade-Chamberlain (Milner, m.81); Mané, Firmino (Minamino, m.113) y Salah
Atlético de Madrid, 3: Oblak; Trippier (Vrsaljko, m.90) Felipe, Savic, Lodi; Koke, Thomas, Saúl, Correa (Giménez, m.106); Diego Costa (Llorente, m.56) y Joao Félix (Morata, m.103)
Goles: 1-0, m.43: Wijnaldum; 2-0, m.93: Firmino; 2-1, m.96: Llorente; 2-2, m.105: Llorente; 2-3, m.120: Morata
Árbitro: Danny Makkelie (Holanda). Amonestó a Alexander-Arnold y Morata (m.119)
Incidencias: Partido de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio de Anfield (Liverpool) ante cerca de 54.000 espectadores, entre ellos cerca de 3.000 aficionados del Atlético de Madrid
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