El Liverpool, con un par de picotazos del guineano Naby Keyta y del brasileño Firmino, superó al Oporto (2-0) y tomó ventaja en una eliminatoria de cuartos de final muy favorable para el conjunto inglés tras firmar un partido que dominó con comodidad casi de principio a fin.
El Oporto se presentó a la cita de Anfield como un cordero a punto de ser degollado por el último subcampeón de la Liga de Campeones. Claramente, el cuadro del técnico alemán Jürgen Klopp era a priori superior al conjunto luso, que quería alargar el sueño de Iker Casillas en la Liga de Campeones.
El exportero del Real Madrid, a punto de cumplir 38 años, es la persona que ha participado en más ediciones de la competición europea (20), el que más partidos ha disputado (175) y el guardameta que más encuentros ha mantenido la portería a cero.
Aumentar esa última estadística era un reto mayúsculo para Casillas, que enfrente tenía a un equipo que saltó al terreno de juego con todo su potencial. Incluido el defensa croata Dejan Lovren, que volvió a jugar después de varios meses ausente por una lesión. Sustituyó al camerunés Joel Matip, que se quedó en el banquillo de forma sorprendente.
El guión invitaba a profetizar un dominio aplastante del Liverpool y se cumplió casi por completo. Salvo alguna ocasión aislada del Oporto, en la primera parte los hombres de Klopp salieron a morder y plantearon un choque explosivo que pronto comenzó a minar la moral de su rival.
Y es que casi sin tiempo para sentarse, el público de Anfield celebró el primer tanto de su equipo. Con un poco de suerte, Keita abrió el marcador tras un disparo que golpeó en Oliver Torres. Su cuerpo desvió la trayectoria del balón sin que Casillas pudiera hacer nada por evitar el tanto del Liverpool.
Envalentonado con ese acierto, los reds siguieron como un martillo pilón que funcionaba a rachas con un par de opciones del egipcio Mohamed Salah que precedieron al segundo gol, obra de Firmino. Primero, Salah se encontró con Casillas, que atrapó un disparo del africano desde fuera del área.
Después, aprovechó una mala entrega de Felipe para encontrarse cara a cara con el portero del Oporto. Por muy poco, Salah mandó la pelota fuera del terreno de juego, algo que no hizo Firmino cuando restaba algo más de un cuarto de hora para el descanso.
El brasileño aprovechó una jugada de tiralíneas para aumentar la renta: primero, Jordan Henderson filtró el balón para Trent Alexander-Arnold, que después, al primer toque, dio el pase de la muerte a Firmino.
El 2-0 fue un resultado justo para un equipo que sólo recibió un acercamiento portugués claro, protagonizado por Moussa Marega, que pudo sorprender al guardameta brasileño Alisson con una volea desde el punto de penalti. Ese fue casi todo el bagaje de opciones lusas en el acto inicial, que precedió a un segundo casi calcado al primero.
El Liverpool siguió con su descaro, verticalidad y velocidad habituales, pero el Oporto, esta vez, se defendió mejor. Al equipo de Klopp le costaba llegar hasta los dominios de Casillas y sólo un gol anulado por fuera de juego al principio al senegalés Sadio Mané rompió la tranquilidad del equipo portugués.
El resto del segundo tiempo fue prácticamente un "quiero y no puedo" del Liverpool, que buscó el tercero para sentenciar los cuartos de final. Pese a no contar con opciones claras, por lo menos vivió tranquilo y aguantando algún contragolpe aislado del Oporto para gestionar la renta del primer periodo con la que tiene pie y medio en las semifinales.
Ficha técnica
Liverpool, 2: Alisson Becker; Alexander-Arnold, Lovren, Van Dijk, Milner; Henderson, Van Dijk, Keïta; Salah, Firmino (Sturridge, min. 82) y Mané (Origi, min. 73)
Oporto, 0: Casillas; Maxi Pereira (Fernando, min. 77), Felipe, Éder Militao, Alex Telles; Corona, Danilo, Óliver Torres (Bruno Costa, min. 73), Otávio; Marega y Soares (Brahimi, min. 62)
Goles: 1-0, m.15: Keita; 2-0, m.26: Firmino
Árbitro: Antonio Matehu Lahoz (España). Mostró cartulina amarilla a Soares (min. 18) y a Felipe (min. 61), del Oporto
Incidencias: Partido correspondiente a la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio Anfield ante cerca de 50.000 espectadores