Los más puristas dirán que el Atlético de Madrid no ajustó cuentas con el Borussia Dortmund porque el resultado de la ida fue 4-0 y el de la vuelta 2-0, sin embargo, si se cogen ambos partidos más allá de los goles, no hay vuelta de hoja. El encuentro que hicieron los rojiblancos en el Metropolitano fue mejor, más completo y con más capacidad para borrar del mapa a su rival, que siempre bailó al ritmo madrileño.
Fue de largo el mejor partido que ha firmado el Atlético en lo que se lleva de temporada y no devolvió la goleada al conjunto alemán porque no acertó de cara a portería lo mismo que sí le acertaron al equipo de Simeone en el Signal Iduna Park. Así de sencillo. El Metropolitano disfrutó de lo lindo con un choque que recordó en su totalidad al Atlético que lleva años compitiendo y molestando al máximo nivel. No fue necesario un 4-0 para ver eso.
Por otro lado, no es un simple triunfo para volver a pelear por el primer puesto del grupo A ni tampoco una manera de vengarse del Borussia. No son tres puntos normales. La victoria ante los alemanes es un refuerzo al estilo del Cholo y a su idea. Eso sí, con ciertos matices que poco a poco hacen que el técnico argentino dé con la tecla. También ayuda a afinar la orquesta que Griezmann y Saúl firmasen la matrícula de honor por encima del sobresaliente general del equipo. Uno llevó el brazalete y lo honró. El otro no lo portó, pero lo lleva tatuado. Los pesos pesados responden y el Atlético vuelve a sacar músculo en Europa.
Dominadores de principio a fin
El Atlético firmó ante el Dortmund la mejor primera parte de lo que se lleva de temporada y puede que incluso de lo que se acumula en el año 2018. No es exagerado decir esto, se lo aseguro, porque no sólo se lucieron a nivel defensivo y ofensivo sino que con el 1-0 siguieron atacando. Además, para redondear la faena, el rival que tenían enfrente le dio aún más empaque a la actuación rojiblanca. No es fácil hacerle 45 minutos tan completos al equipo que había goleado 4-0 en Alemania y que para muchos, incluyendo un servidor, es el que más en forma está de toda Europa.
Fue una primera parte redonda aunque pudo ser aún mejor si hubiese llegado el 2-0 o si el colegiado del encuentro no se hubiera comido un penalti clamoroso a Saúl. Es lo que tiene no contar con el VAR en la supuestamente mejor competición del mundo y digo supuestamente porque si quiere seguir teniendo esa etiqueta intacta, la UEFA no debería haber permitido vivir esta temporada sin el seguro anti-errores clamorosos.El de Saúl lo fue y además tuvo lugar delante de ese colegiado que sigue pegado a la portería y que aparte de eso poco más hace.
Más allá del error arbitral, el Atlético llegó al vestuario con el trabajo marcado por Simeone perfectamente materializado sobre el campo. Las ideas ante un equipo contragolpeador fueron claras: presión alta en el inicio de la jugada, falta rápida si tenían opción de correr y marcar en cuanto hubiese una ocasión. Con Thomas y Rodrigo en el pivote, el Atlético dominó la parcela ancha y ganó a su vez que Saúl abandonase esa posición para hacer lo que mejor sabe hacer desde la segunda línea.
El equipo daba sensaciones en cada pase y en cada balón dividido de que el partido iba a ser rojiblanco y con el primer gol de la noche arrancó la fiesta. Saúl, el especialista en equipos alemanes, volvió a ser el de siempre con sus habituales arrancadas de todocampista liberado de su jaula y en una de esas acciones aprovechó un servicio desde la banda de Filipe para ver portería previo despeje defectuoso de Akanji. La UEFA le dio el tanto al '8' y siendo justos merecía que se lo diesen. Él y Griezmann ya brillaban con el 0-0, pero una vez marcado el 1-0 pasada la media hora, la tormenta se desató.
Sin atisbo de dudas
Anteriormente comentaba que el Atlético no ganó 4-0 al Dortmund porque no tuvo tanta pegada como el equipo de Reus y compañía en el Signal Iduna Park y para muestra varios botones en forma de oportunidades. En la primera parte hubo varias que merecieron el 2-0, aparte del penalti escamoteado por el colegiado Daniele Orsato, y en la segunda, más de lo mismo.
Si Correa hubiese decidido mejor en algunas acciones, el Atlético podía haber resuelto el partido mucho antes, pero no fue así y hubo que esperar a la recta final para ver el definitivo gol de Griezmann a la contra, es decir, con el arma alemana que tanto daño hizo en la ida y que tomó de su propio medicina en la vuelta. Entre tanto, no hubo dudas. Ni siquiera cuando Giménez se marchó tocado y entró el canterano Montero que, algo nervioso, estuvo cerca de regalar el empate en la única ocasión amarilla, que protagonizó Guerreiro.
Desesperación en el Dortmund y tranquilidad reconocible en los locales. No fue el Atlético contemplativo de Butarque y recuperado el cerrojo defensivo, Oblak no tuvo que intervenir en ninguna acción. No se vio a Paco Alcácer, tampoco a Reus, que fue totalmente inoperante ante el sistema de ayudas del cuadro rojiblanco y para completar la lección, Juanfran se comió por la banda derecha a Sancho. Lo dicho: partidazo del Atlético de Madrid.
Griezmann cerró el partido con el 2-0, el pase a octavos está casi hecho y aún hay opciones de ser primero. Noche redonda en el Metropolitano que vuelve a recuperar la sensación de poderío que aún no se había visto más allá de la Supercopa de Europa ante el Real Madrid. Las bajas, jugando así, ni se notan y más con el paso hacia delante de Saúl, Griezmann, Thomas, Rodrigo, Lucas o Juanfran. El Atlético volvió a mostrar su DNI competitivo en el mejor momento para hacerlo.
Ficha técnica
Atlético de Madrid, 2: Oblak; Juanfran, Giménez, Lucas, Filipe Luis; Correa (Vitolo, m.81), Rodrigo, Thomas, Saúl; Griezmann y Kalinic (Gelson Martins, m.62)
Borussia Dortmund, 0: Burki; Piszczek, Akanji, Omer Toprak, Achraf; Witsel, Delaney; Pulisic (Guerreiro, m.59), Reus, Sancho (Bruun Larsen, m.79); y Paco Alcácer (Gotze, m.74)
Goles: 1-0, m.33: Saúl; 2-0, m.80: Griezmann
Árbitro: Daniele Orsato (Italia). Mostró tarjeta amarilla al local Correa (m.6) y al visitante Sancho (m.31)
Incidencias: partido correspondiente a la cuarta jornada del grupo A de la Liga de Campeones, disputado en el Wanda Metropolitano ante unos 63.000 espectadores