"El Real Madrid puede dar las gracias a Keylor Navas". La frase es del técnico del Bayern de Múnich, Jupp Heynckes, al final del partido. Con su empate a dos goles en el Santiago Bernabéu, los blancos se meten en su tercera final de Champions consecutiva.
Pero lo cierto es que el resultado podría haber sido bien distinto si no estuviera Keylor. El meta costarricense fue una pesadilla para los bávaros con sus paradas, especialmente en la recta final. Cuando el partido marchaba 2-2, tras el gol de un James que no lo celebró, y cuando el equipo teutón dispuso de grandes ocasiones para haber logrado ese tanto que decantase la eliminatoria a su favor. Pero el 2-3 no llegó porque enfrente estaba Navas, un muro.
El tico ha tenido grandes errores esta temporada que le han puesto en tela de juicio. Sin ir más lejos, hace tres semanas en el partido de vuelta de cuartos de final contra la Juventus, en el gol de Matuidi que hacía subir el 0-3 provisional al marcador.
Pero anoche se redimió... ¡y de qué forma! Nada pudo hacer en el primer gol del Bayern, obra de Kimmich a los dos minutos en un disparo a bocajarro, pero luego acumuló intervenciones de muchísimo mérito que frenaron a los alemanes. Primero con una parada a Müller. Después, frenó a Lewandowski en un mano a mano. Ya en la segunda parte, Keylor sacó una mano imposible a un disparo de Tolisso. A falta de 17 minutos, el centrocampista francés volvió a chocar con el meta blanco, que hizo otro paradón. En definitiva, de no ser por Navas, el mejor del partido junto a Karim Benzema, seguramente otro gallo le hubiera cantado al Madrid anoche frente al Bayern.
Y es que el delantero francés, que está atravesando su peor momento y está siendo más cuestionado que nunca —ya no sólo por su escasísimo acierto de cara al marco rival, sino también por su aportación en el juego—, también logró resarcirse a lo grande. No sólo por sus dos goles, sino también por su implicación con el equipo: luchador, incesante en la presión, generoso en las tareas defensivas y afinado en las coberturas que habitualmente benefician a Cristiano Ronaldo.
Karim ha sido carne de banquillo en los últimos encuentros decisivos. De hecho, hace una semana en el Allianz Arena, sorprendió que Zidane lo dejara en el banquillo. De hecho, no disputó un solo minuto. En cambio, anoche, Zinedine apostó por su compatriota, al que le benefició la baja de Carvajal: el técnico apostó por Lucas Vázquez para el lateral derecha y por el 9 blanco como acompañante de Cristiano en el ataque, para que el luso no estuviera tan desasistido arriba como en la ida.
Y Benzema respondió a la perfección a la confianza de su entrenador, viendo recompensado su gran trabajo con dos goles. El primero, de cabeza tras un centro de Marcelo, que permitió empatar el choque. En el segundo, el 2-1, persiguió un fallo de Ulreich, lo encontró y desniveló el marcador para el Real Madrid en un acto de oportunismo. En el momento justo, apareció la mejor versión del francés, que fue ovacionado por el Bernabéu cuando Zidane decidió quitarlo del campo para dar entrada a Gareth Bale en el minuto 72.
Keylor y Benzema, Navas y Karim. Los dos mejores del equipo en la vuelta contra el Bayern. Dos jugadores muy discutidos en los últimos tiempos —especialmente el francés— que anoche, a la hora de la verdad, lograron reconciliarse con el madridismo.