La Champions... ¡bendita Champions! Cualquier cosa puede ocurrir en esta competición, que por algo es la mejor del mundo. El Liverpool pasaba por encima de la Roma y llegó a ir ganando por 5-0. En esas, a Jürgen Klopp le dio por quitar del campo a ese maravilloso futbolista llamado Mohamed Salah, el amo y señor de la noche en Anfield con dos goles, dos asistencias y un auténtico recital; sin el egipcio en el campo, los italianos marcaron dos goles en la recta final —obra de Dzeko y Perotti de penalti— para llegar con vida al choque de vuelta de la próxima semana en el Olímpico. El 5-0 se antojaba corto para los reds, que tuvieron ocasiones para haber ampliado su ventaja, pero al final esos dos goles son un gran balón de oxígeno para los giallorossi.
Que le pregunten sino al Barça. Los azulgranas ganaron por 4-1 en el Camp Nou y se las prometían felices, pero la Roma obró el milagro en la vuelta (3-0) para plantarse en esta semifinal que se le empieza torciendo frente a un rival que, con premura, llegó a sacar billete para Kiev.
Y todo ello gracias a Salah, un futbolista increíble, el mejor jugador de la Premier League, líder de la lucha por la Bota de Oro como máximo goleador del fútbol europeo. Si el egipcio ya era caro por el temporadón que está haciendo, su precio se ha disparado de lo lindo con su soberbia actuación esta noche. ¿150 millones? Pocos parecen, sobre todo si tomamos como referencia lo que el Barça ha pagado por Dembélé y Coutinho en los últimos meses. Media Europa se va a pelear por el Faraón, a quien Anfield se le está quedando pequeño enseguida.
El caso es que tardó algo en aparecer Salah, pero cuando lo hizo fue para que temblase el Misterio. Antes de la irrupción del africano, avisó primero Roberto Firmino con un remate demasiado cruzado ante Alisson y Kolarov puso la réplica con un trallazo desde fuera del área que se estrelló en el larguero. Colaboró lo suyo también Karius, un manos de mantequilla incapaz de atajar el balón del serbio. Y apareció también Mané, el otro integrante de la llamada MSF que ha terminado dejando a la MCN del París Saint-Germain casi a la altura del betún, aunque el senegalés falló dos veces ante Alisson. La primera vez, clarísima, perdonó el 1-0, solo ante Alisson, tras llevarse el balón con la espuela a pase de primeras de Milner.
Quien no lo hizo fue Salah. El egipcio, que ya había obligado a Alisson a lucirse con un paradón, sorprendió esta vez al meta brasileño con un tremendo zurdazo que se coló por la mismísima escuadra. Un golazo espectacular.
Pero el segundo, justo antes del descanso, no le fue a la zaga: el egipcio picó lo justo la pelota ante la salida del cancerbero brasileño para poner tierra de por medio. "Oh, Salah, Salah", cantaban en un estadio de Anfield que estaba hasta la bandera.
Eusebio di Francesco quiso reaccionar al descanso, dando entrada al corpulento Schick por un Cengiz Ünder que muy poco había aportado en el primer tiempo. Pero el técnico romanista, que apostó por tres centrales y cuatro centrocampistas con la intención de destruir las rapidísimas transiciones del Liverpool, tal vez debió cambiar el esquema y no los nombres. El caso es que los Reds siguieron haciendo de las suyas a la vuelta de vestuarios, pero sobre todo Salah. Si en la primera parte había marcado goles, en la segunda asistió: primero a Mané, que esta vez no perdonó, y luego a Firmino en dos acciones muy parecidas. La defensa giallorossa había quedado retratada.
Aún hubo más, la manita. Milner sacó desde la esquina y de nuevo Firmino sorprendió a Alisson, esta vez con la testa. Doblete del brasileño que, aunque no tuvo una de sus mejores noches, se encargó de demostrar que, con poco, es capaz de sacar mucho.
Anfield se preparaba para un paseo militar, pero Jürgen Klopp quitó a Salah para que se llevase la gran ovación de la noche y la Roma, ya con Perotti y Gonalons en el campo, se envalentonó para echarse hacia arriba y, sobre todo, conseguir dos goles en la recta final que podrían terminar valiendo su peso en oro, a expensas del choque del próximo miércoles en el Olímpico de la capital italiana. Dzeko, hasta entonces inédito, controló un gran balón con el pecho y terminó fusilando a Karius, mientras que Perotti, cuatro minutos después, transformó con maestría un penalti por mano de Milner dentro del área.
Incluso los italianos se vinieron arriba en los compases finales en busca de un tercer gol que no llegó. Tres tendrán que marcar en Roma la próxima semana. Está difícil, sí, pero si ya lo hicieron contra el Barcelona.... eso sí, con Salah, un ex del cuadro giallorosso que no celebró sus dos goles e incluso pidió perdón, la película puede ser diferente. El desenlace de Roma promete emociones fuertes.
Ficha técnica
Liverpool, 5:Karius; Alexander-Arnold, Lovren, Van Dijk, Robertson; Henderson, Oxlade-Chamberlain (Wijnaldum, m.18), Milner; Salah (Ings, m.75), Mané y Firmino (Klavan, m.90)
AS Roma, 2: Alisson; Manolas, Fazio, Juan Jesus (Perotti, m.67); Florenzi, De Rossi (Gonalons, m.67), Strootman, Kolarov; Cengiz Ünder (Schick, min.45), Nainggolan; y Dzeko
Goles: 1-0, m.35: Salah; 2-0, m.45, Salah; 3-0, m.56, Mané; 4-0, m.61: Firmino; 5-0, m.68: Firmino; 5-1, m.81, Dzeko; 5-2, m.85: Perotti, de penalti
Árbitro: Felix Brych (Alemania). Mostró tarjeta amarilla a Alexander-Arnold (m.39), Lovren (m.74) y a Henderson (m.85), del Liverpool; y a Juan Jesus (m.26) y Fazio (m.88), de la Roma
Incidencias: Partido de ida de semifinales de la Champions disputado en el estadio de Anfield (Liverpool) ante cerca de 54.000 espectadores