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El Atlético sigue creyendo gracias al retorno de Griezmann (2-0)

El francés marcó un golazo de tijera para firmar el 1-0 y asistió a Gameiro en el 2-0. La Roma especuló. Londres y Bakú dictarán sentencia.

Griezmann celebra su gol a la Roma. | EFE

Dicen que el Atlético de Madrid es ya un equipo grande después de lo visto en los últimos años con el Cholo Simeone. Algunos lo dicen con convencimiento, otros con ironía escolar, pero si los rojiblancos quieren llevar esa etiqueta mal o bien entendida deben demostrar en las buenas y en las malas que el equipo tiene esa dignidad que te hace ser campeón o que te hace morir de pie y no de rodillas. Ante la Roma se vio a ese Atlético y a su estrella, Griezmann.

Aún hay pocas posibilidades de estar en octavos de final de la Champions y no sólo dependen los madrileños de su victoria en Londres. Lo hacen también de un favor del Qarabag en el Olímpico de Roma. ¿Difícil? Casi un milagro. Aunque mejor estar y poder caer, que no hacerlo y ver cómo llueven críticas sin ningún atisbo de dignidad con la que llevar la cabeza alta.

El Atlético-Roma sirvió para varias cosas. La primera y más importante que el Metropolitano volvió a ver una victoria, debuta en Europa en ese sentido. Lo segundo es el retorno, se espera que continuado, de Griezmann. Gol y asistencia para el francés, perdón de la grada y casillero a cero en cuanto a partidos sin marcar. Sólo un tanto y un buen encuentro separaba a la grada del ‘7’. Tampoco era pedir mucho dirán algunos.

El 2-0 servirá o no, pero el Atlético lo necesitaba. Queda aire en pulmones rojiblancos.

Miedo al pasado

Analizar a un equipo que llega en crisis a un partido en el que tiene casi todo que perder y muy poco que ganar no suele ser una tarea fácil y si está el Atlético de Madrid de la temporada 2017/2018 de por medio aún se antoja más complicado. El cuadro rojiblanco, por momentos y separando el choque en cuestión del resto del curso, juega bien al fútbol y genera ocasiones. El problema para el equipo es que ellos tienen sobre sí mismos la losa del pasado más reciente y por mucho que haya síntomas de mejora los pensamientos negativos acaban llegando a su cabeza.

El Atlético no jugó una mala primera parte ante la Roma y tuvo ocasiones de sobra para marcharse al descanso por delante en el marcador. De hecho debió hacerlo con un tanto de Augusto en el 41’ que el árbitro anuló por entender que el argentino se llevó el balón con la mano antes de golpear y marcar desde la frontal. Ni la justicia arbitral sonríe al cuadro de Simeone en esta Champions.

Un gol, varias oportunidades, presencia en campo romano, más participación de Griezmann, Thomas cumpliendo de improvisado lateral por lesión de Juanfran, Torres con ganas… Todo ello debería haber reforzado al Atlético, pero la cabeza rojiblanca vive de impulsos y la mayoría son negativos. La Roma sólo tuvo peligro cuando los locales les regalaron el balón y en el balance de golpes al final del primer acto vencieron los rojiblancos aunque nada de eso compensó al Wanda Metropolitano. La sombra de Qarabag y Chelsea es alargada y de poco vale el estar cerca del gol. Si no hay celebración, no hay perdón y ese ímpetu mal entendido le está causando muchos problemas al Atlético.

No hubo resultados a nivel práctico, pero al menos la hinchada vio cómo los suyos hacían todo lo posible por romper su mala racha en juego y goles. Incluso Griezmann notó el aliento de los suyos y en la segunda parte obtendría su perdón.

El retorno del '7'

Es la referencia del Atlético de Madrid para bien y para mal. Si él está en otro sitio las opciones de su equipo para pelear por todo acabarán igualmente en el limbo. Griezmann, su hermano, sus declaraciones, cada actuación desganada… Todo ello ha convertido al Atlético en un equipo perdido durante los primeros meses de competición y que nadie dude de una cosa: si Antoine es feliz lo será también el Atlético.

La segunda parte fue clave para ver el regreso de la mejor versión local y de su esperado estilete. También ayudaron los cambios. Por orden y escalonados fueron entrando al campo Correa, Gabi y Gameiro. Con ellos llegó el plus que necesitaba el Atlético de Madrid para acabar rematando a la Roma, la cual estuvo especulando con el resultado sabedora de que el empate finiquitaba el grupo. Los romanos se apuntaron al 0-0 y el Atlético se negó. Eso es lo que diferencia caer de una manera o de otra.

Hubo que esperar hasta el minuto 69 para ver en una sola acción tres cosas: gol, victoria y redención. Eso se llevó Griezmann tras ofrecer al personal lo que puede hacer cuando su cabeza está en el terreno de juego. Tijera de museo y videoteca del galo para cambiar los pitos por aplausos. Así de fácil fue el retorno del ‘7’. Ojo. Dentro de lo complicado de la situación, por supuesto. Un regreso, dicho sea de paso, con medio gol diseñado por su aliado Correa.

El Metropolitano se vino arriba y los jugadores se quitaron la mochila de 20 kilos de la espalda para jugar con más soltura y acabar con la contienda merced a la expulsión de Peres y al buen tanto de Gameiro a pase de Griezmann. Parecía imposible tener un partido plácido en el nuevo coliseo rojiblanco, pero por fin llegó y de golpe todo lo que se esperaba con ello: victoria, goles y Griezmann. Ahora sólo falta el milagro de Londres. Los errores pasados se pagan aunque mejor asumirlos con la dignidad de los equipos grandes.

El gesto de Griezmann señalándose la cabeza será el camino a seguir. Si la suya está en el Atlético, todos contentos.


Ficha técnica

Atlético de Madrid, 2: Oblak; Thomas, Giménez, Lucas, Filipe; Koke (Gabi, m.61), Augusto (Correa, m.57), Saúl, Carrasco (Gameiro, m.66); Griezmnan y Fernando Torres
AS Roma, 0: Alisson Becker; Bruno Peres, Manolas, Fazio, Kolarov; Nainggolan, Gonalons (El Shaarawy, m.78), Pellegrini (Strootman, m.61); Perotti, Dzeko y Gerson (Defrel, m.70)

Goles: 1-0, m.70: Griezmann; 2-0, m.86: Gameiro
Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Expulsó a Bruno Peres, de al Roma, por doble amarilla (ms.62 y 83). Amonestó al local Filipe (m.60) y al visitante Manolas (m.6)
Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada del grupo C de la Liga de Campeones disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante unos 60.000 espectadores

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