Las memorias de la Champions League o la antigua Liga de Campeones, tienen otro recuerdo para sus highlights o mejores momentos de la historia.
En un contexto parecido, Karim Benzema recordó al clásico tacón de Fernando Redondo ante el Manchester United. Un momento mágico que todo aficionado del Real Madrid guardará en su retina con especial cariño. En 1998, la línea de fondo de Old Trafford dejó una genialidad para la historia. En 2017, en su último partido europeo, el Vicente Calderón y su línea de fondo fueron testigos de una jugada que permitió que la historia no cambiara: el Madrid sigue marcando fronteras en Europa respecto al Atlético de Madrid. Savic, Godín y Giménez tardarán un tiempo en olvidar esta jugada también. Benzema hizo algo similar a Redondo. Una jugada increíble, en un estadio mítico, perdiendo 2-0 y llevándose los elogios pese a que él no fuera el autor del gol.
El delantero francés sacó la aspiradora, como si se tratara de una madre un domingo por la mañana a primera hora. El chaval estaba disfrutando con el sueño perfecto. A los 15 minutos ya habían marcado dos goles. Saúl de cabeza a la salida de un córner y Griezmann de penalti. Cardiff, que se antojaba imposible, de repente parecía real. Estaba ahí la posibilidad de una remontada al alcance sólo de los que sueñan fuerte. Pero claro, Benzema enchufó la aspiradora, se puso a limpiar y despertó al chaval. A Gabi, a Griezmann, a Torres, a Koke... Benzema despertó a todos los soñadores que, eso sí, se ganaron una despedida por todo lo alto de su afición. Los atléticos, orgullosos. Los madridistas, también. Lógico: van a disputar su segunda final de Champions consecutiva, la tercera en los últimos cuatro años.
El sueño de este falso sueño, o sueño a medias, comenzó a los tres minutos cuando Danilo ya tenía tarjeta amarilla. Autopista para Carrasco y Filipe contra un jugador que no tiene nivel del Real Madrid, como se demostró esta noche. A los cuatro minutos, primera parada de Keylor Navas a tiro de Koke. A los 11', tras una mano formidable de Oblak a Casemiro, el tanto de Saúl. Saque de esquina, el canterano gana a Ronaldo y marca en el primer palo. Al cuarto de hora, penalti de Varane a Fernando Torres. Penalti que era y que se encargaría de transformar Griezmann. Se reía el delantero francés porque ha fallado unos cuantos, pero marcó éste, el que peor ha tirado de muchos. Al centro, a las manos de Keylor Navas. Relativamente fácil para un portero.
Total, que a los 15 minutos el Atlético había hecho el 75% del trabajo y el Real Madrid no había comparecido. Sin echar la culpa a nadie. Sin señalar, con más intensidad que fútbol, el Atlético había anulado cualquier fútbol colectivo en el Real Madrid.
Con el 2-0, el Atlético ya tenía cosas que guardar en el armario. Y con esta nueva situación, Simeone hizo lo mismo que en Lisboa, Milán o en los cuartos de final de hace un par de temporadas: guardar la ropa. La cabra tira al monte, y el monte de Simeone es meter al equipo muy atrás. El Madrid estaba tocado, muy perdido, pero a raíz de la orden del argentino, los blancos empezaron a ganar metros y a dominar la pelota. Y ahí es cuando los blancos son peligrosos. Modric e Isco, los mejores, se entonaron y a partir de ellos empezó a crecer el equipo. Sin crear ocasiones, pero ya no era ese asedio del Atlético que había retirado las torretas, la caballería, los arqueros y la infantería cuando su rival estaba sacando la bandera blanca.
Le dejaron respirar y, cuando a una plantilla de este talento le dejas espacio, le dejas manejar la pelota, hay más opciones de que te hagan una jugada de gol. A veces necesitan quince ocasiones para marcar. Hoy sólo necesitaron dos. En la segunda ocasión, Benzema se sacó el conejo de la chistera y en el minuto 42 se acabaron el partido y la eliminatoria. El galo marcha de tres defensas, pasa hacia atrás —donde está Kroos—, Oblak se saca otra mano imposible ante el disparo del alemán, pero aparece Isco para rematar a gol.
Un tanto psicológico que tendría consecuencias en la segunda parte, en la que el Atlético no tendría opciones de reengancharse. Necesitaba marcar tres goles y la impotencia hizo que viéramos más patadas y protestas que jugadas de peligro. Fue un milagro que ningún jugador acabar expulsado. Un milagro yuna mala noche del colegiado turco Cuneyt Çakir, que perdonó dos veces la roja a Gabi. Una por acordarse de su madre tras ver la amarilla y la segunda, por una entrada durísima sobre Casemiro. Salvo una doble ocasión de Carrasco y Gameiro, donde sí estuvo acertado Keylor Navas, no hubo atisbo de otra reacción rojiblanca. Ya les habían despertado, subido las persianas y puesto la música a tope. No había opciones de volver a cerrar los ojos y soñar con una despedida antológica para el Calderón.
Simeone dio entonces entrada a Gameiro y Thomas por Torres y Giménez, que había salido de lateral derecho. Zidane, por su parte, metió a Lucas Vázquez y Asensio por Casemiro y Benzema. Los cambios no afectaron un guión que ya era previsible, salvo algún error de Danilo. Jugará Carvajal la final, pero, si no se recupera, Nacho hoy ha ganado opciones de ser titular ante la Juventus de Turín el próximo 3 de junio en Cardiff, donde el Real Madrid aspira a convertirse en el primer club que gana dos Orejonas consecutivas con este formato Champions desde la temporada 1992/93.
Ficha técnica
Atlético de Madrid, 2: Oblak; Giménez (Thomas, m.55), Savic, Godín, Filipe; Carrasco, Gabi, Saúl, Koke (Correa, m.75); Griezmann y Torres (Gameiro, m.55)
Real Madrid, 1: Keylor Navas; Danilo, Varane, Ramos, Marcelo; Kroos, Casemiro (Lucas Vázquez, m.75), Modric; Isco (Morata, m.87), Benzema (Asensio, m.75) y Cristiano Ronaldo
Goles: 1-0, m.11: Saúl; 2-0, m.16: Griezmann, de penalti; 2-1, m.42: Isco
Árbitro: Cuneyt Cakir (Turquía). Mostró tarjeta amarilla a Savic (m.6), Gabi (m.36) y Correa (m.85), del Atlético de Madrid; y a Danilo (m.3), del Real Madrid
Incidencias: Partido de vuelta de semifinales de la Liga de Campeones disputado en el estadio Vicente Calderón ante unos 55.000 espectadores. Lleno