Si hablamos de equipos basados en valentía y coraje, Atlético de Madrid y Leicester serían los dos ejemplos perfectos dentro del mundo del fútbol. Ambos fueron campeones ligueros cuando nadie les esperaba y han seguido dando alegrías a sus respectivas aficiones con trabajo y siendo conjuntos cuyo depósito de gasolina siempre acaba vacío partido a partido.
En el King Power Stadium, una vez finalizado el duelo, todo el estadio aplaudió y nadie reprochó nada a los suyos. ¿Por qué? Porque el Atlético de Madrid se dejó la vida para imponer su oficio y su experiencia y el Leicester hizo lo propio buscando un 2-1 que les hiciese soñar. Era un duelo de soñadores.
Saúl y Vardy fueron los goleadores de esa guerra de valientes que dividió el dominio de la misma en sus dos tiempos. El primero fue para el Atlético. El segundo tuvo color azul. El gol de Ñíguez sostuvo al cuadro de Simeone que bailó constantemente entre el miedo controlado y el descontrolado. El 1-1 no hacía daño, pero el 2-1… Los rojiblancos, experiencia en mano, sufrieron como un semifinalista por tercera vez en cuatro años de la Champions tiene que sufrir, y el sueño sigue siendo suyo.
Saúl marcó el camino
Ni Leicester ni Atlético de Madrid iban a salir de sus trincheras en los primeros minutos de partido y sólo quedaba por ver qué equipo iba a asumir con mayor o menor continuidad la posesión del balón. Fue el equipo de Simeone el que se ayudó de su músculo defensivo y medular para convertir cada balón dividido en una pelea ganada y así, batalla a batalla, victoria a victoria, hacerse con el control y defender atacando.
Los primeros veinte minutos fueron rojiblancos. Savic, Godín, Giménez, Gabi y Saúl no permitieron errores en los metros donde un campo inglés puede matarte futbolísticamente hablando. El equipo del Cholo minimizó errores y lo más importante: no dejó que las carreras de Vardy inquietaran a Oblak.
El control del choque hasta el minuto 20 fue claro aunque los siguientes cinco minutos sí tuvieron al Leicester como protagonista. El Atlético perdió momentáneamente presencia en el centro del campo y algún que otro error en tierra de nadie proporcionó a los ingleses acercamientos a balón parado y una ocasión de Okazaki.
Lejos de que el leve resurgir del Leicester cambiase el rumbo del encuentro, el Atlético asestó el golpe definitivo a la eliminatoria con un gol de Saúl, precioso por la ejecución y vital por el momento. En el 26’, Filipe puso el balón desde la izquierda, el ‘8’ rojiblanco hizo la curva para ir hacia fuera y colocó la cabeza primero y el balón después con la precisión de un cirujano. Schmeichel se estiró todo lo que pudo, pero el esférico entró pegado al palo derecho. Ajustado es un calificativo que se queda corto ante el remate de Saúl.
El King Power Stadium ya sabía a lo que atenerse si en algún momento del partido veía el 0-1 en el luminoso y ese silencio posterior al gol de Ñíguez marcó el tramo final de la primera parte. El Atlético no bajó los brazos en defensa y tampoco en ataque. Carrasco puso el peligro antes del pitido final que marcaba el descanso. El belga casi saca un penalti para el 0-2 y aprovechó su velocidad para dejar claro que los madrileños, si podían, no iban a especular.
Sufrimiento para soñar con Cardiff
Shakespeare necesitaba algo más en la segunda parte y sabedor de que su equipo no tiene fútbol, pero sí valentía y arrojo, el técnico local puso sobre el campo a Ulloa y Chilwell. Uno para rematar, molestar, fajarse y robarle la cartera si podía a algún defensor Atlético y el segundo para servir centros. Los visitantes, por su parte, se vieron sorprendidos por el fuerte inicio de los ingleses y les tocó sufrir en la totalidad de la segunda parte.
El King Power Stadium forzó a los suyos a lanzarse a tumba abierta y la lesión de Juanfran en el lateral derecho llegó en el peor momento. Simeone puso a Lucas en el centro de la zaga y colocó a Savic en el flanco diestro. Ahí se fracturó el Atlético y por esa banda llegaron todas las ocasiones de los zorros. A base de bombardeos al área de Oblak llegó el 1-1 de Vardy y a partir de ahí con mucho por delante tocó despejar hasta el aire.
El Cholo, como loco en la banda, fue cambiando el sistema y acabó metiendo a Correa para quitar a Filipe. Todo ello mientras iba variando el esquema defensivo sobre la misma partida en juego. Torres también entraría por Carrasco para tener más pegada arriba aunque apenas tuvo ocasiones para el 1-2.
En mitad de la batalla, el Atlético necesitaba guerreros y cuando el batallón necesitaba un líder apareció Gabi para multiplicarse por 10. El capitán ejerció de lo que es y a partir de sus triunfos individuales llegó la tranquilidad. Ya habían pasado los peores minutos con balones aislados que el Leicester tuvo en sus botas para marcar el segundo, gol que nunca llegó. Griezmann no podía más, pero tuvo en sus botas la opción de sentenciar. No hizo falta por suerte.
El Atlético de Madrid, máster en oficio, sufrimiento y experiencia, cerró el empate y sus terceras semifinales en cuatro años. En el duelo de sueños, los hombres del Cholo ganaron al Leicester.
Ficha técnica
Leicester City, 1: Schmeichel; Simpson, Morgan, Benalouane (Chilwell, m.46), Fuchs; Drinkwater, Ndidi, Mahrez, Albrighton; Okazaki (Ulloa, m.46) y Vardy
Atlético de Madrid, 1: Oblak; Juanfran (Lucas Hernández, m.55), Godín, Savic, Filipe Luis (Correa, m.74); Giménez, Gabi, Koke, Saúl; Carrasco (Torres, m.69) y Griezmann
Goles: 0-1, m.26: Saúl; 1-1, m.61: Vardy
Árbitro: Gianluca Rocchi (Italia). Sin amonestados
Incidencias: Partido de vuelta de cuartos de final de la Liga de Campeones, disputado en el King Power Stadium (Leicester), ante 32.000 espectadores, aproximadamente. El Atlético se clasifica para semifinales con un marcador global de 2-1