Intensidad contra intensidad, sin contemplaciones en defensa y con velocidad arriba. Así le planteó el partido el Bayer Leverkusen al Atlético de Madrid. El equipo bávaro asumió su condición de local y fue claro dominador durante todo el encuentro, pero no sólo buscó con más contundencia la portería contraria que su rival, también le frenó en seco cada vez que querían sacar el balón jugado. Fue un 'Atlético' contra el propio Atlético y ganó el Leverkusen.
Cuando el conjunto rojiblanco defiende tan atrás como lo hizo en Alemania necesita salir con velocidad y precisión, algo que no consiguió nunca en el Bay Arena y algo que no le permitió su rival. Balón para el Atlético, falta. Posible contra, falta. Balón por alto, más faltas. Hubo tensión hasta en los banquillos con Simeone y el Mono Burgos encarándose con Roger Schmidt.
El Atlético se quejaba de la dureza, pero seguía jugando, aunque a nada. Se levantaba y lo intentaba otra vez perdiendo a dos jugadores por el camino. El primero en salir fue Siqueira, con molestias musculares y con un mal partido a sus espaldas, y entró Gámez. El flanco izquierdo fue un coladero en el primer acto con el brasileño en el campo. El segundo fue Saúl, casi sin respiración después de un rodillazo en un balón dividido. Raúl García entró en su lugar. No era mal partido para el navarro viendo lo que se estaba desarrollando en el césped.
Un disparo al larguero de Spahic fue lo más peligroso del Bayer en la primera mitad mientras que una volea de Tiago que encumbró a Leno fue la respuesta del Atlético. Jugó con fuego el conjunto español, pero salió ileso, al menos hasta ese momento.
Sin reacción en la segunda parte
Habitualmente, el Atlético de Madrid recibe el paso de los vestuarios como una bendición. El Cholo manda su discurso, el equipo se recompone y sale con otra cara. En Alemania no pasó nada de eso. La segunda parte fue igual de mala que la primera y la diferencia no fue una buena noticia para los madrileños.
Arda era el único que podía darle control al Atlético al no estar Koke, pero el turco no pudo brillar. Nadie lo hizo. El campeón español tuvo carencias en todas las fases del juego, sobre todo en ataque. El mérito también es del rival aunque la falta de intensidad del Atlético en muchas partes del encuentro fue de cosecha propia.
El gol de Çalhanoglu en el minuto 56 terminó de dar la puntilla al Atlético, que tampoco reaccionó tras el gol. Simeone puso en el campo a Fernando Torres, otra vez el tridente en el campo, pero como sucedió en Vigo, sin control y sin nadie que combine, tener tres atacantes, cuatro con Raúl García, no conduce a nada. Sin precisión, no hay goles.
Un gol anulado a Fernando Torres, muy polémico, fue lo único que celebraron los aficionados del Atlético antes de ver el banderín que frustró sus ilusiones. Ni Griezmann, con calidad de sobra para mimar el balón, fue capaz de precisar un simple córner y la pelota podría haber salido del campo antes del remate final. La expulsión de Tiago, justa y muy evitable, acabó con cualquier esperanza de volver de Alemania con una sonrisa.
Lo único bueno del Atlético, porque pudo ser mucho peor, es que sigue vivo y apelará al Calderón para remontar. Lo hará sin Godín y Tiago, sancionados, pero esperando la magia que tanto necesita de las botas de Koke. El Bayer perdonó al conjunto de Simeone, veremos si lo paga caro o no.
Ficha técnica
Bayer Leverkusen, 1: Leno; Hilbert, Papadopoulos, Spahic, Wendell; Castro, Bender (Rolfes, m.67); Bellarabi, Çalhanoglu (Brandt, m.87), Son Heung Min; y Drmic (Kiessling, m.80)
Atlético de Madrid, 0: Moyá; Juanfran, Miranda, Godín, Siqueira (Gámez, m. 38); Arda (Fernando Torres, m. 64), Gabi, Tiago, Saúl, Griezmann; y Mandzukic
Gol: 1-0, m.56: Çalhanoglu
Árbitro: Pavel Kralovec (República Checa). Expulsó por doble amarilla a Tiago, del Atlético de Madrid, en el minuto 76. Amonestó a Papadopoulos (m.36), Bender (m.62), Kiessling (m.89) y Castro (m.89), del Bayer Leverkusen; y a Godín (m.60) y Torres (m.89), del Atlético
Incidencias: Partido de ida de octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el BayArena de Leverkusen ante unos 30.000 espectadores