Cada partido del Real Madrid se ha convertido en un examen para Iker Casillas. El capitán blanco sabe que su crédito se ha agotado, que el público asume que no está en su mejor momento de forma y que en el banquillo espera pacientemente Keylor Navas. Por ello, el duelo entre el conjunto madrileño y el Basilea, que abrió la fase de grupos de la Liga de Campeones, volvió a convertirse en un juicio hacia el guardameta.
Desde que salió a calentar y su nombre se pronunció en las alineaciones por la megafonía del Santiago Bernabéu, los pitos desde un amplio sector del campo se hicieron sentir, aunque una parte de la grada trató de silenciarlos con aplausos. Fue la tónica general del choque desde el primer minuto pues se escucharon los pitos cada vez que el portero tocaba el balón, mientras otra parte de la afición trataba de animarlo.
El juicio a Casillas ha terminado por dividir a los aficionados blancos. Sus errores en los últimos choques no quedaron redimidos por una buena parada ante los suizos y, a pesar de la goleada para abrir la participación del campeón de Europa en la máxima competición continental, la tensión estuvo presente durante todo el choque en una división de opiniones continua.
Carlo Ancelotti trató de eludir el tema y aseguró no haber escuchado los silbidos al capitán, aunque es consciente de que el triunfo ante el Basilea sólo aplaza los problemas del equipo desde el inicio de la temporada y de que en el próximo partido Casillas volverá a ser examinado con lupa.