Son las 21:37 horas en Lisboa. Todo parecía perdido, cuando de repente se produce el salto de la Décima. En 2002 fue la volea de Zidane en Glasgow. 2014 es y será recordado por el salto de Sergio Ramos.
Dentro de muchos años se buscará en internet cómo se narraron en las emisoras por aquel entonces el gol de Sergio. Se harán reportajes de la Décima y su principal protagonista será Ramos. Dentro de muchos más años, cuando el Real Madrid juegue otra final de Champions, con Sergio ya retirado del fútbol, será recordado el de Camas como el hombre que guió al equipo a la Décima.
Y es que, aunque su equipo haya marcado cuatro goles, él es el que ha hecho historia, él es el que representa a la perfección lo que es el madridismo. A las 21:37 (22:37 en España), muchos madridistas miraban al suelo, asimilando la inevitable derrota. Pero había uno que miraba hacia arriba. Como dice un cántico de la aficion, "¡hasta el final, vamos Real!"
Y es que no hay un jugador que simbolice mejor esto que Ramos. Un futbolista que nunca se rinde, a quien la Champions le debía una, según decía él mismo en muchas ocasiones. La Champions no le debe nada a nadie, pero ese pensamiento es el que ha hecho a Ramos no rendirse nunca pese a todas las adversidades.
Él podría haber pensado en todas las eliminaciones que ha sufrido en la competición en todos estos años, en que se les iba a escapar el título. Pero él no es así. Creyó en su salto, en ese instante que lo cambio todo. Alteró el partido y la final, que luego remataron Bale, Marcelo y Ronaldo en la segunda parte de la prórroga.
Cristiano ha hecho historia con su récord de goles, pero Ramos ha hecho algo más importante. Ha hecho historia en el Madrid. Está el oportunismo de Mijatovic ante la Juventus en la Séptima, el regate de Raúl contra el Valencia en la Octava, la volea de Zidane frente al Bayer Leverkusen en la Novena y el salto de la Décima. El salto de Sergio Ramos.