Cristiano Ronaldo ha vuelto a entrenar con normalidad sobre el césped de Valdebebas en la víspera del duelo contra el Bayern de Múnich, de ida de semifinales de la Champions. Lo ha hecho sin molestias de la lesión que sufre en el bíceps femoral izquierdo, con buenas sensaciones, y tras la sesión le comunicó al técnico del Real Madrid, Carlo Ancelotti, que se encontraba bien, que quiere jugar ante los alemanes en el Bernabéu.
Pero su participación todavía está en el aire. Este miércoles, el día del partido, tiene una prueba individual, menos intensa que esta última, pero que será definitiva: si la acaba con una mínima sensación de que se puede romper, no jugará de inicio; de lo contrario, estará en el once de Ancelotti frente al Bayern.
Lo cierto es que varios miembros del club y del propio entorno del jugador han aconsejado a Cristiano que, quizá, lo mejor, ante un esfuerzo y una posible recaída, es que no juegue este partido de ida de semifinales, al menos de inicio, y, dependiendo de cómo vaya el partido, juegue o no la segunda mitad o se centre ya para el partido de vuelta el martes de la próxima semana en el Allianz Arena.
Cristiano quiere jugar a toda costa y hará todo lo posible para ello, aunque aún depende de la última prueba a la que se someterá este miércoles.
En caso de que Ronaldo no pueda jugar, su puesto en el once lo ocuparía Isco Alarcón -formando en el centro del campo junto a Xabi Alonso y Modric-, con lo que Ancelotti repetiría el mismo equipo que hace una semana conquistó la Copa del Rey en Mestalla tras derrotar en la final al Barcelona (1-2). Es decir, los blancos saldrían de inicio con: Casillas; Carvajal, Sergio Ramos, Pepe, Coentrao; Xabi Alonso, Modric, Isco; Di María, Bale y Benzema.
Con Isco sobre el césped en el lugar de Cristiano, el Madrid lógicamente perdería potencial ofensivo pero ganaría en control en el centro del campo, algo que puede resultar muy necesario ante el Bayern de Pep Guardiola. Y es que la defensa puede resultar clave: una de las consignas es no encajar ningún gol para ir con mayores garantías la próxima semana a Múnich, terreno maldito para el Real Madrid.