La Liga española ha presumido, y sigue presumiendo, de ser la mejor del mundo, de tener en sus filas a los dos mejores futbolistas del planeta, Leo Messi y Cristiano Ronaldo, y a un entrenador top como José Mourinho. Por no hablar de la selección: dos Eurocopas y un Mundial entre medias en apenas cuatro años. Un palmarés envidiable para cualquiera.
Pero a día de hoy la realidad es cuando menos preocupante para los cuatro representantes de nuestro país en la Liga de Campeones: Barça, Real Madrid, Valencia y Málaga están al borde del KO. Todos ellos, obligados a remontar sus eliminatorias para meterse en cuartos de final. Porque ahora mismo, antes de iniciarse la vuelta, los cuatro estarían eliminados.
El que peor lo tiene es el Valencia, que perdió en su feudo ante el París Saint-Germain por 1-2. También tienen que remontar marcadores adversos el Barcelona, derrotado contra pronóstico este miércoles por el Milan en San Siro (2-0), y el Málaga, que el martes cayó ante el Oporto en su visita al Estadio Do Dragao (1-0). El Real Madrid, por su parte, no pudo pasar la semana pasada del empate ante el Manchester United en el Santiago Bernabéu (1-1), con Cristiano Ronaldo volviendo a salvar los muebles.
Machada en el Camp Nou
Cuando menos preocupante fue la imagen que ofreció anoche el Barça de Jordi Roura en Milán. Señalado por todos como gran favorito ante un histórico del fútbol mundial venido muy a menos, el conjunto catalán practicó un fútbol plano, lento y previsible. Sólo un tiro entre los tres palos es un paupérrimo bagaje para el campeón de Europa de 2011, donde Messi e Iniesta ni rascaron bola, mientras que Xavi, Busquets y Cesc estuvieron desaparecidos, perdiendo la batalla del medio campo.
El Barça está sobradamente capacitado para remontar la eliminatoria, pero necesita hacer tres goles en el Camp Nou y que el Milan, del que nuevamente se espera un planteamiento ultradefensivo, con un catenaccio puro y duro, no marque. La tarea es realmente difícil pero no imposible.
Old Trafford, de gratos recuerdos blancos
El Madrid, por su parte, acudirá el 5 de marzo a Old Trafford con la misión de marcar al menos un gol, y tratar de que no le marquen, para remontar la eliminatoria ante el Manchester United, sólido líder de la Premier League y que tiene prácticamente medio título en el bolsillo.
La cita en el Teatro de los Sueños será el punto álgido de una semana apasionante para los blancos, que antes habrán dirimido dos clásicos consecutivos ante el Barça. El primero de ellos, el 26 de febrero, en la vuelta de semifinales de la Copa del Rey en el Camp Nou (1-1 en la ida); el segundo, cuatro días después en el Santiago Bernabéu, en un duelo liguero casi intrascendente debido al abismo que separa a unos y otros en la clasificación –los blancos están actualmente a 16 puntos de los azulgranas–.
Así, el 5-M es uno de los días señalados en rojo en el calendario de los madridistas, que se agarran a la Décima como a un clavo ardiendo para salvar una temporada que de momento les está resultando amarga y muy larga. No obstante, los precedentes en Old Trafford invitan al optimismo, pues allí ha logrado el Madrid grandes gestas, como el maravilloso taconazo de Redondo el día en que Raúl marcó dos goles, en abril de 2000, o el triplete de Ronaldo Nazario, tres años después, que acabaría dando a su equipo la clasificación para semifinales.
Misión imposible en París
Mucho peor lo tiene el Valencia, que el próximo 6 de marzo deberá marcar al menos dos goles en el Parque de los Príncipes ante el París Saint-Germain tras el 1-2 de la ida, con un gol de Adil Rami sobre la bocina que da un pequeño halo de esperanza al conjunto de Ernesto Valverde. El conjunto de Carlo Ancelotti ya demostró en Mestalla su tremenda pegada, con un auténtico partidazo de Ezequiel Lavezzi y uno de los últimos fichajes en el mercado invernal, Lucas Moura.
Sin embargo, el técnico italiano, cuyo futuro ha sido ligado al Real Madrid por el diario Le Parisien, no podrá contar con su gran estrella, el sueco Zlatan Ibrahimovic, que fue expulsado en Valencia por un pisotón a Guardado, tan absurdo como innecesario, en el último minuto del descuento.
El fortín de La Rosaleda
Por último, el Málaga se ampara en el respaldo de su afición en La Rosaleda para tratar de voltear la vuelta a la eliminatoria ante el Oporto. El conjunto andaluz ha venido haciendo historia en su debut en la Liga de Campeones, pero el pasado martes, en el estadio Do Dragao, se topó con la dura realidad ante un rival, bicampeón de Europa, que le superó ampliamente.
Si bien es cierto que el único gol del partido, obra de Moutinho tras un pase de Alex Sandro, no debió subir al marcador por un claro fuera de juego, el campeón portugués gozó de algunas ocasiones para haber ampliado su ventaja. Por contra, los de Manuel Pellegrini, con Isco y Joaquín desaparecidos del mapa, apenas llegaría a la portería de Helton y casi terminan dándose con un canto en los dientes por que esta derrota –la temporada de la temporada en competición europea tras una fase de grupos espectacular, al sumar 12 puntos de 18 posibles– no haya sido más abultada.
El "chorreo" de Boluda
En definitiva, los cuatro clubes españoles están al borde de KO, reproduciéndose una situación parecida a la ocurrida en los octavos de final de la temporada 2008/09. Entonces, el Barça y el Villarreal remontaron sus eliminatorias ante el Olympique de Lyon y el Panathinaikos, respectivamente, mientras que el Real Madrid sucumbió contra el Liverpool y el Atlético de Madrid hincó la rodilla frente al Oporto.
Especialmente destacable fue el caso del Madrid, dirigido entonces por Juande Ramos, al encajar un global de 5-0 ante el Liverpool de Rafa Benítez, actual técnico del Chelsea.
Vicente Boluda, entonces presidente del Real Madrid, dijo antes de iniciarse aquella eliminatoria, en una entrevista radiofónica, que "vamos a chorrear" al conjunto inglés. "Aquí ganamos 3-0 y allí por 1-2", barruntó. Pero la realidad fue bien distinta: los blancos perdieron por 0-1 en la ida, jugada en el Santiago Bernabéu, y se llevaron un correctivo aún mayor en Anfield: 4-0, con dos goles de Steven Gerrard y otro de Fernando Torres, mientras que el italiano Dossena fue el encargado de cerrar el marcador.