De lo malo, lo mejor. Así podría resumirse el partido del Málaga esta noche en el Estadio do Dragao. Los de Pellegrini estuvieron irreconocibles. Nada de aquel equipo que gusta de jugar el balón. Ni del que intenta entrar en las bandas. Ni siquiera del que cuelga balones a Santa Cruz buscando segundas jugadas. Lo cierto es que nada de nada. Le vino grande, muy grande, el partido... pero al final la cosa terminó únicamente con un 1-0 que no es imposible de levantar para acceder a los cuartos de final de la Liga de Campeones.
Por suerte para el español, sin embargo, el Oporto tampoco tuvo su mejor noche, y más allá de una gran presión durante los noventa minutos y una suficiencia supina en la medular, no dispuso de grandes oportunidades. No hizo falta que Willy Caballero tuviera que aparecer. Aunque a ello contribuyó el buen partido de la defensa malacitana. De lo poco salvable esta noche. Sobre todo Antunes. El lateral ha demostrado que era el mejor recambio de Monreal.
Fue él quien solventó las dos mejores oportunidades del Oporto en la primera mitad, con sendos cruces providenciales dentro del área que evitaron los remates de Varela primero y de Jackson después. El delantero colombiano fue una pesadilla constante para la zaga andaluza, y sólo su falta de acierto en los últimos metros evitó un marcador más amplio.
Sin apenas fútbol ni ocasiones se llegó al descanso. En la reanudación el Málaga salió con algo más de ganas o, mejor dicho, de atrevimiento. Pero justo cuando comenzaba a recuperar sensaciones llegó el tanto local. Un gran servicio de Alex Sandro desde la izquierda permitió a Moutinho rematar de primeras y superar a Willy. El centrocampista portugués, por cierto, partió de una posición más que dudosa.
Desde el tanto, el encuentro vio aún menos fútbol. Por parte del Málaga, porque a pesar de los cambios de Pellegrini no se atrevió a lanzarse a por el empate, pensando que el 2-0 hubiera sido una catástrofe. Por parte del Oporto, porque a pesar de que de inmediato lo buscó, poco después decidió que el 1-0 era un buen resultado, y que buscar abrir huecos hubiera supuesto un riesgo demasiado elevado.
Con todo, los minutos pasaron, con los dos equipos evitando pisar el área rival. El despropósito llegó, pero, en el tiempo de añadido. El Málaga disponía de una jugada, la última, a balón parado. Era un buen momento para buscar el empate. Pero nada más sacar, el colegiado señaló una falta muy clara de Weligton. Estaba claro que esta no era la noche del Málaga. Pero en La Rosaleda la historia será otra. Y un 1-0 no es un mal resultado...
Málaga, 0: Caballero; Sergio Sánchez, Demichelis, Weligton, Antunes; Joaquín (Portillo, m.62), Iturra (Ignacio Camacho, min.77), Toulalan, Isco; Julio Baptista (Lucas Piazón, min.77) y Santa Cruz.
Árbitro: Mark Clattenburg (Iinglés). Amonestó a Manuel Iturra (74)
Incidencias: partido de ida de los octavos de final la Liga de Campeones disputado en el estadio Do Dragao, de Oporto, ante unos 42.000 espectadores