L D (EFE) "Estoy más nervioso que en salida del Rally de Montecarlo", comentaba un Carlos Sainz colocado para realizar su primer golpe de la tarde en presencia de sus dos compañeros de juego y el también profesional cántabro Juan Carlos Agüero.
Sainz, en la actualidad hándicap 20 (baremo que mide oficialmente la calidad del golfista), se desplazaba al Club de Campo para seguir el Abierto de Madrid de golf, un torneo puntuable para el circuito europeo y que organiza la empresa de Seve Ballesteros. Una vez en las instalaciones, Sainz coincidió con Ballesteros y ambos, junto al diestro Ponce -otro gran aficionado a este deporte-, optaron por jugar unos hoyos en uno de los recorridos del campo por donde no se disputaba la competición y que, precisamente, lleva el diseño del campeón de Pedreña.
Preparados en el primer tee para comenzar el juego, el gerente del club, Joaquín Castillo, prohibió la salida al citado trío al alegar que los socios tampoco podían hacer uso de ese recorrido y que por ello podrían molestarse. "¡Esto sólo ocurre en España!", espetaba Ballesteros al gerente. Sainz, Seve y Ponce no discutieron más y se encaminaron, pues, a la cancha de prácticas para, al menos, golpear algunas bolas.
Sin embargo, un timbrazo en el móvil del citado gerente y unas nuevas instrucciones al respecto del uso del campo facilitaron un cambio de opinión y la terna pudo salir finalmente a jugar al golf en una tarde soleada en Madrid.
Sainz, en la actualidad hándicap 20 (baremo que mide oficialmente la calidad del golfista), se desplazaba al Club de Campo para seguir el Abierto de Madrid de golf, un torneo puntuable para el circuito europeo y que organiza la empresa de Seve Ballesteros. Una vez en las instalaciones, Sainz coincidió con Ballesteros y ambos, junto al diestro Ponce -otro gran aficionado a este deporte-, optaron por jugar unos hoyos en uno de los recorridos del campo por donde no se disputaba la competición y que, precisamente, lleva el diseño del campeón de Pedreña.
Preparados en el primer tee para comenzar el juego, el gerente del club, Joaquín Castillo, prohibió la salida al citado trío al alegar que los socios tampoco podían hacer uso de ese recorrido y que por ello podrían molestarse. "¡Esto sólo ocurre en España!", espetaba Ballesteros al gerente. Sainz, Seve y Ponce no discutieron más y se encaminaron, pues, a la cancha de prácticas para, al menos, golpear algunas bolas.
Sin embargo, un timbrazo en el móvil del citado gerente y unas nuevas instrucciones al respecto del uso del campo facilitaron un cambio de opinión y la terna pudo salir finalmente a jugar al golf en una tarde soleada en Madrid.