L D (EFE) El balance de la primera mitad del campeonato es, para Sainz, "positivo sin duda". "¿Qué puedo decir estando a un punto del liderato?. De haber tenido un poco de fortuna en Chipre podría haber salido líder del Mundial"
Para el madrileño ésta es "una temporada de ensueño". "Sobre todo, precisó, "cuando todos sabemos cómo estaba mi situación a pocas semanas del inicio del Mundial. Estoy demostrando no sólo que sigo siendo rápido y competitivo, sino que sigo teniendo las mismas ganas de siempre, y la misma voluntad de trabajar para mejorar el coche y hacerlo cada día más competitivo". "Esto es una satisfacción personal y una forma de agradecer a Citroen la confianza depositada en mí. Perdimos una carrera absurdamente en Argentina, pero sigo ahí, cada día más adaptado a Marc (Martí, su copiloto), y formando uno de los equipos más homogéneos del Mundial".
"Para esta segunda parte va a ser muy importante el comportamiento del coche en asfalto y, sobre todo, ver cómo estamos en esta superficie frente a nuestros rivales", explicó el madrileño. "Tradicionalmente el Xsara ha sido muy competitivo en asfalto, pero los Peugeot también, así que sobre esta superficie se va a dilucidar gran parta de las posibilidades de cada piloto en el Mundial", agregó.
A juicio de Carlos Sainz, con cuatro carreras sobre asfalto en lo que queda de certamen, entre ellas la de España (Cataluña), "esta superficie va a dictar sentencia". "Tenemos que trabajar más para tener un coche muy competitivo", afirmó. "Los Ford (Focus WRC) han demostrado que en tierra van bien, pero en asfalto aún no se sabe su potencial. El de los Peugeot (206 WRC) ya lo sabemos y habrá que ver los progresos de Subaru (Impreza WRC), que en Chipre, por ejemplo, se ha mostrado muy fiable y rápido en manos de (el noruego Petter) Solberg", dijo. "En siete pruebas ha habido cinco ganadores diferentes, y Gronholm ha sido el único en repetir triunfo en tres ocasiones, aunque uno se lo dejamos nosotros (Argentina). Así que la competitividad será muy alta en lo que queda de campeonato", explicó Sainz.
Para el piloto español, de 41 años, "con el sistema de puntuación ganar no es tan importante como lo era en otras temporadas. Ahí está el caso de Marcus (Gronholm), que tiene tres victorias, y está tercero del Mundial, porque no ha conseguido ningún punto más, y sin embargo (el inglés Richard) Burns no ha ganado prueba alguna y está líder". "Así que lo importante va a ser estar entre los primeros, ganar alguna prueba y, sobre todo, no abandonar. Y nosotros contamos con la fiabilidad del Xsara y unas prestaciones de primer orden en todos los terrenos", dijo el madrileño, campeón del mundo en 1990 y 1992. "Sin duda, el asfalto va a decidir muchas cosas, ya que se va a llegar a la última prueba de la temporada (Gran Bretaña) después de tres pruebas consecutivas sobre asfalto, y espero estar en la lucha por el título una vez más", terminó Carlos Sainz.
El Campeonato del Mundo de rallys se reanuda entre el 25 y el 27 de julio, sobre asfalto, en Alemania. Después continuará sobre tierra en Finlandia y Australia. El asfalto marcará el campeonato en San Remo (Italia), Córcega (Francia) y Cataluña, y se cerrará, de nuevo sobre tierra, en Gran Bretaña.
Para el madrileño ésta es "una temporada de ensueño". "Sobre todo, precisó, "cuando todos sabemos cómo estaba mi situación a pocas semanas del inicio del Mundial. Estoy demostrando no sólo que sigo siendo rápido y competitivo, sino que sigo teniendo las mismas ganas de siempre, y la misma voluntad de trabajar para mejorar el coche y hacerlo cada día más competitivo". "Esto es una satisfacción personal y una forma de agradecer a Citroen la confianza depositada en mí. Perdimos una carrera absurdamente en Argentina, pero sigo ahí, cada día más adaptado a Marc (Martí, su copiloto), y formando uno de los equipos más homogéneos del Mundial".
"Para esta segunda parte va a ser muy importante el comportamiento del coche en asfalto y, sobre todo, ver cómo estamos en esta superficie frente a nuestros rivales", explicó el madrileño. "Tradicionalmente el Xsara ha sido muy competitivo en asfalto, pero los Peugeot también, así que sobre esta superficie se va a dilucidar gran parta de las posibilidades de cada piloto en el Mundial", agregó.
A juicio de Carlos Sainz, con cuatro carreras sobre asfalto en lo que queda de certamen, entre ellas la de España (Cataluña), "esta superficie va a dictar sentencia". "Tenemos que trabajar más para tener un coche muy competitivo", afirmó. "Los Ford (Focus WRC) han demostrado que en tierra van bien, pero en asfalto aún no se sabe su potencial. El de los Peugeot (206 WRC) ya lo sabemos y habrá que ver los progresos de Subaru (Impreza WRC), que en Chipre, por ejemplo, se ha mostrado muy fiable y rápido en manos de (el noruego Petter) Solberg", dijo. "En siete pruebas ha habido cinco ganadores diferentes, y Gronholm ha sido el único en repetir triunfo en tres ocasiones, aunque uno se lo dejamos nosotros (Argentina). Así que la competitividad será muy alta en lo que queda de campeonato", explicó Sainz.
Para el piloto español, de 41 años, "con el sistema de puntuación ganar no es tan importante como lo era en otras temporadas. Ahí está el caso de Marcus (Gronholm), que tiene tres victorias, y está tercero del Mundial, porque no ha conseguido ningún punto más, y sin embargo (el inglés Richard) Burns no ha ganado prueba alguna y está líder". "Así que lo importante va a ser estar entre los primeros, ganar alguna prueba y, sobre todo, no abandonar. Y nosotros contamos con la fiabilidad del Xsara y unas prestaciones de primer orden en todos los terrenos", dijo el madrileño, campeón del mundo en 1990 y 1992. "Sin duda, el asfalto va a decidir muchas cosas, ya que se va a llegar a la última prueba de la temporada (Gran Bretaña) después de tres pruebas consecutivas sobre asfalto, y espero estar en la lucha por el título una vez más", terminó Carlos Sainz.
El Campeonato del Mundo de rallys se reanuda entre el 25 y el 27 de julio, sobre asfalto, en Alemania. Después continuará sobre tierra en Finlandia y Australia. El asfalto marcará el campeonato en San Remo (Italia), Córcega (Francia) y Cataluña, y se cerrará, de nuevo sobre tierra, en Gran Bretaña.