L D (Agencias) Sainz llega a esta última cita con opciones al título, como líder empatado a puntos con su compañero de equipo, el francés Sebastien Loeb, y el noruego Petter Solberg (Subaru), tras la baja del británico Richard Burns (Peugeot), en un hecho casi sin precedentes en la historia del Mundial.
"Normalmente nos encontramos con dos pilotos luchando por el Campeonato del Mundo. Este año hay tres después de enterarme de que Burns no corre. Es un gran desafío. Creo que voy a afrontar esta prueba de forma diferente. Trataré de divertirme y, por qué no, ganar si todo va bien. Sea lo que sea, lo que ocurra, esta temporada ha sido una experiencia positiva. A finales de 2002, pensé que no iba a tener volante y ahora estoy luchando por el título. Es algo fantástico", afirma.
La posición del madrileño sería aún mejor si no llega a ser por los problemas mecánicos que le hicieron perder unos puntos vitales en la última jornada del Rally de Cataluña. "Fue una gran decepción el perder tres posiciones en la última especial. Pero si se echa un vistazo al resto del año, se puede ver que no he tenido problemas mecánicos. Nunca he abandonado por un problema con el coche, y esto hay que hacerlo notar. Lo que pasó en España podría haber pasado en cualquier otro lugar. Tengo que aceptarlo aunque no me guste", comenta.