(Libertad Digital) Saltándose cualquier tipo de protocolo e interrumpiendo su conversación, Ramón Calderón se metió entre Enrique Cerezo y Ana Botella para reclamar su cuota de protagonismo.
En presencia del alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, el presidente del Real Madrid se acerca precipitadamente a Enrique Cerezo: "¡Enri! Enhorabuena, eh, enhorabuena", le dice a la vez que le da un efusivo abrazo y se disculpa por atropellar el saludo entre la esposa de Aznar y el presidente atlético. Luego se vuelve a Botella, le da dos besos y le pregunta si va a ir a la boda de Flavio Briatore el próximo 14 de junio. Calderón y la concejal responden que sí, pero que sólo irán uno de los dos días que durará la celebración.
El presidente del Real Madrid aprovecha cualquier situación para medrar a costa de su cargo en el club. No tenía nada que ver el acto en el que se vieron los tres ni con la boda de Flavio Briatore, ni con la clasificación del Atlético para la UEFA. Dicho sea de paso, Enrique Cerezo anda con la mosca detrás de la oreja por la temporada que ha completado su equipo y no se ha cansado de repetir durante todo el año que el objetivo no es otro que estar en la Liga de Campeones. La felicitación está tan fuera de lugar que hasta Cerezo muestra su disgusto: "Ojalá la temporada se hubiese acabado ayer", señaló el presidente del club rojiblanco.