L D (EFE) Brasil ha necesitado 302 minutos para marcar de nuevo un gol ante sus aficionados, pues desde el anotado por Adriano a los 43 minutos del partido que ganó por 3-1 a Bolivia el 5 de septiembre, Colombia y Ecuador se permitieron el lujo de llevarse de Brasil sendos empates sin goles. Perú estuvo a 16 minutos de repetir la historia, pero Kaká apareció en el área para recoger el pase de Ronaldo y, con un remate seco, poner fin a la resistencia de Óscar Ibáñez. El partido prácticamente terminó ahí porque Carlos Alberto Parreira decidió bajar el ritmo y defender la ventaja con la entrada al campo de Renato.
Hasta el gol de Kaká, Perú desfilaba por la cancha del estadio de la ciudad de Goiania con el orgullo de haber obtenido un posgrado en la ciencia de hacer infeliz la vida a los ágiles brasileños. Ronaldo, que anda divorciado con el gol en esta temporada, deambuló como alma en pena frente a la portería de Ibáñez, al tiempo que Kaká, el más fashion de los astros brasileños, por momentos lucía mal ante la marca diseñada por el técnico Paulo Autuori. Sin mucho espacio de maniobra, Ronaldinho se alternó en la derecha y la izquierda con Juninho Pernambucano, aunque sin poder superar a Juan Jayo y Carlos Zegarra.
La expectativa en Brasil por el nuevo equipo ofensivo diseñado por Parreira, con dos hombres de enganche en lugar de uno, parecía mágica, a juzgar por las maniobras gestadas en el comienzo del primer tiempo. Al minuto, Ronaldo llegó tarde al encuentro de un lanzamiento de Cafú desde la derecha. Zé Robeto, con su pierna izquierda, despachó el balón cerca del primer vertical de Ibáñez (m.7). También de media distancia, un remate potente de Roberto Carlos se estrelló en el pecho del guardameta del Cienciano (m.13). Por entre las piernas de Ronaldo pasó un tiro impulsado por Cafú (m.21).
Para entonces el conjunto peruano hizo prevalecer su ritmo cansino bajo un sol justiciero de 38 grados y una propuesta táctica simple: con una línea defensiva con cuatro hombres y tres hombres de marca pocos metros adelante. Roberto Palacios funcionó como un fuelle, que presionaba en su cancha y se expandía al tomar el balón hacia los dominios de Dida. Jeferson Farfán parecía más empeñado en tapar la salida de Cafú, mientras que Claudio Pizarro complicaba con sus movimientos la tarea de Lucio, su compañero en el Bayern de Múnich. A los 32 minutos Ronaldo desperdició por lentitud la oportunidad de gol más clara del primer tiempo que gestó Roberto Carlos al dejarlo libre en el área con el balón en sus botas.
Brasil se fue al vestuario abucheado por más de 50.000 hinchas y Pizarro, en el comienzo del segundo tiempo, estuvo a punto de capitalizar con un cabezazo un error de Lucio en el despeje. La entrada de Robinho en sustitución de Juninho Pernambucano obligó a Kaká a retroceder unos metros. El volumen de juego aumentó para Ronaldo y obligó a Perú a renunciaral toque y a adoptar el pelotazo como fórmula de desahogo. Una jugada en el área peruana que Brasil reclamó como penalti, el árbitro paraguayo Carlos Amarilla la dirimió con una tarjeta amarilla a Ronaldinho por considerar que forzó la falta.
Hasta el gol de Kaká, Perú desfilaba por la cancha del estadio de la ciudad de Goiania con el orgullo de haber obtenido un posgrado en la ciencia de hacer infeliz la vida a los ágiles brasileños. Ronaldo, que anda divorciado con el gol en esta temporada, deambuló como alma en pena frente a la portería de Ibáñez, al tiempo que Kaká, el más fashion de los astros brasileños, por momentos lucía mal ante la marca diseñada por el técnico Paulo Autuori. Sin mucho espacio de maniobra, Ronaldinho se alternó en la derecha y la izquierda con Juninho Pernambucano, aunque sin poder superar a Juan Jayo y Carlos Zegarra.
La expectativa en Brasil por el nuevo equipo ofensivo diseñado por Parreira, con dos hombres de enganche en lugar de uno, parecía mágica, a juzgar por las maniobras gestadas en el comienzo del primer tiempo. Al minuto, Ronaldo llegó tarde al encuentro de un lanzamiento de Cafú desde la derecha. Zé Robeto, con su pierna izquierda, despachó el balón cerca del primer vertical de Ibáñez (m.7). También de media distancia, un remate potente de Roberto Carlos se estrelló en el pecho del guardameta del Cienciano (m.13). Por entre las piernas de Ronaldo pasó un tiro impulsado por Cafú (m.21).
Para entonces el conjunto peruano hizo prevalecer su ritmo cansino bajo un sol justiciero de 38 grados y una propuesta táctica simple: con una línea defensiva con cuatro hombres y tres hombres de marca pocos metros adelante. Roberto Palacios funcionó como un fuelle, que presionaba en su cancha y se expandía al tomar el balón hacia los dominios de Dida. Jeferson Farfán parecía más empeñado en tapar la salida de Cafú, mientras que Claudio Pizarro complicaba con sus movimientos la tarea de Lucio, su compañero en el Bayern de Múnich. A los 32 minutos Ronaldo desperdició por lentitud la oportunidad de gol más clara del primer tiempo que gestó Roberto Carlos al dejarlo libre en el área con el balón en sus botas.
Brasil se fue al vestuario abucheado por más de 50.000 hinchas y Pizarro, en el comienzo del segundo tiempo, estuvo a punto de capitalizar con un cabezazo un error de Lucio en el despeje. La entrada de Robinho en sustitución de Juninho Pernambucano obligó a Kaká a retroceder unos metros. El volumen de juego aumentó para Ronaldo y obligó a Perú a renunciaral toque y a adoptar el pelotazo como fórmula de desahogo. Una jugada en el área peruana que Brasil reclamó como penalti, el árbitro paraguayo Carlos Amarilla la dirimió con una tarjeta amarilla a Ronaldinho por considerar que forzó la falta.