El boxeo ha dejado innumerables historias a lo largo de su historia. El cuadrilátero y todo lo que le rodea, ha sido fuente inspiradora de muchas y destacadas películas. Las más populares son Rocky y Toro Salvaje, pero también están Ali, Huracán Carter o la que hoy recomiendo sin ningún tipo de duda: Cinderella Man, una cinta que consiguió tres nominaciones a los Oscar y eso que llegó a la gran pantalla un año después de Million Dollar Baby.
El protagonista principal es Russell Crowe, que da vida a Jim Braddock, un boxeador de Nueva Jersey que pasó de pedir limosna para poder alimentar a sus hijos, a ser campeón del mundo. Es algo que difícilmente pueda volver a repetirse. Fue, durante muchos años, el ídolo de un pueblo que atravesaba una crisis económica descomunal.
La cinta nos ubica en los años 30, cuando Estados Unidos era golpeado por el crack del 29, la más catastrófica caída del mercado de valores en la historia de la bolsa en Estados Unidos. Braddock, como muchos otros, perdió sus ahorros y en su caso, tras perder por puntos el título de pesos semipesados, comenzó a encadenar derrotas hasta perder la licencia de boxeador. Con cuatro bocas que alimentar (su mujer –interpretada por Renée Zellweger– y tres hijos), Jim seguía peleando, pero no en un gimnasio o combate, sino con el resto de hombres que mendigaban poder trabajar unas horas en el muelle. Sufrió los efectos más devastadores de la pobreza. Hasta que le llegó otra oportunidad.
En 1934 hubo una cancelación de última hora y le permitieron ir al matadero, a perder ante John Griffin. Sin embargo, como dicen sus rivales, Jim "no era el mismo boxeador". Él afirmaba pelear ahora por "leche" y poder así alimentar a su familia. Venció a John y a unos cuantos boxeadores más. Era veterano, su mejor momento había pasado y aun así, consiguió optar al título mundial, ante el temible Max Baer. Las apuestas estaban 10 a 1 en su contra.
El combate es una recreación exacta del real, tal y como pueden comprobar en el vídeo. La música, la tensión, los golpes duelen al espectador… El final de la película está a la altura de una gran historia. Jim, años más tarde, peleó con el gran Joe Louis y se alistó al ejército para combatir. Volvió sano y salvo para vivir con su familia. La vida es impredecible y nunca hay que perder la esperanza.