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Otro precedente del Mayweather-McGregor: Hulk Hogan mandó al hospital a tres especialistas en el rodaje de Rocky III

Según Sylvester Stallone, el mítico luchador no era consciente de su propia fuerza y los especialistas pagaron las consecuencias. Pero no sólo ellos.

Fotograma de la película Rocky III.

Anda revuelto el mundo del boxeo y el de las artes marciales mixtas con el combate que el estadounidense Floyd Mayweather Jr., el excampeón del mundo invicto, y el luchador irlandés Conor McGregor, la gran estrella mundial de la UFC, protagonizarán dentro de poco más de dos meses (26 de agosto) en el T.Mobile Arena de Las Vegas.

Y es que no son pocas las voces que claman contra esta pelea, que ha sido tachada de "farsa" o "esperpento" al enfrentar a dos deportistas que practican modalidades diferentes. Así, los detractores consideran que se trata sólo de un combate para hacer caja, pues se habla de una posible recaudación de más de 600 millones de dólares. En concreto, se especula con una taquilla récord que podría alcanzar los 60,5 millones de dólares y con más de 100 dólares por cada espectador que quiera ver la pelea por la televisión de pago, lo que dejaría un total de 500 millones de dólares. A ello habría que sumarle todos los derechos de publicidad.

Pese a este "esperpento", como se conoce al Mayweather-McGregor en el mundo del boxeo —donde el clamor es incluso mayor que frente al "robo" y "estafa" que sufrieron los aficionados pugilísticos en el combate que el púgil de Michigan ganó a los puntos a Manny Pacquiao hace dos años—, la pelea del próximo 26 de agosto en Las Vengas no será la primera entre dos deportistas de dos modalidades distintas.

Como ya publicó Libertad Digital la semana pasada, el mismísimo Muhammad Ali se subió al cuadrilátero del mítico Nippon Budokan Arena de Tokio, el 26 de junio de 1976, para enfrentarse a Antonio Inoki, la gran figura de la lucha libre en Japón, en un combate que fue visto por cerca de 1.500 millones de espectadores en todo el mundo.

Sin embargo, el resultado fue un auténtico desastre: el púgil de Louisville sólo lanzó cinco golpes en 15 asaltos mientras gritaba a su rival: "Inoki cobarde". El nipón, que no podía lanzar patadas si no tenía apoyada una rodilla en el suelo —cosas de las peculiares reglas que se impusieron en secreto antes de la pelea—, no lograba impactar de manera limpia con el Más Grande y éste pudo haberlo pagado muy caro: las patadas de Inoki le provocaron a Ali cortes en las piernas que terminaron en una infección y dos coágulos que afectaron a su movilidad para el resto de su carrera, llegando incluso a temerse por su pierna izquierda.

Aquel combate entre Antonio Inoki y Cassius Clay seguramente sirviera de inspiración, hace ya casi cuatro décadas, a Sylvester Stallone, el actor que da vida a Rocky Balboa y que ha dirigido la gran mayoría de las películas de la saga. En la tercera, del año 1982, Rocky se enfrenta a Clubber Lang —interpretado por Mr. T— en el Philadelphia Spectrum.

Un papel que Stallone había pensado en dar como primera opción al mismísimo Smokin Joe Frazier, el campeón mundial de los pesos pesados, según desveló el pasado mes de marzo el propio actor neoyorquino, que dentro de unos días cumplirá 71 años.

Pero antes de su espectacular pelea contra Lang, Rocky se las vio en una pelea de exhibición benéfica contra Thunderlips, una leyenda de la lucha libre también conocida como El Último Objeto de Deseo, cuyo papel es interpretado por el mítico Hulk Hogan, el gran icono mundial de la lucha libre.

Una pelea que Rocky, en la película, se toma a broma. Pero no así Thunderlips. En realidad, ni Thunderlips ni el propio Hulk Hogan, que acabaría mandando al hospital a tres especialistas durante el rodaje, según la anécdota desvelada por Sylvester Stallone hace tres meses, tal y como recoge el portal solowrestling.com. Y es que ya duele sólo con pensar lo que puede ser que te caiga encima una mole de casi dos metros (1,98) y más de 135 kilos..

Fue un espectáculo grotesco en la gran pantalla, pero que también causó estragos en la vida real. Según Stallone, Hogan "no era consciente de su propia fuerza". "Era un atleta impresionante y, lo creáis o no, cuando saltó sobre el público para pelear con los especialistas, tres de ellos tuvieron que ser llevados al hospital", relataba el actor que ha dado vida a otro mito del cine como es John Rambo.

Pero estos especialistas de los que hablaba Stallone no fueron las únicas víctimas de la fuerza de Hulk Hogan: "Recuerdo un movimiento bastante violento en el que tiraba contra una esquina, corría hacia mí atravesando el ring y me embestía como un toro; me saltó encima tan alto que su tibia me golpeó en la clavícula. Caí al suelo y, durante diez minutos, tuve miedo de mirarme el hombro... sólo era capaz de decir: 'no me mováis, no me toquéis'. Estaba seguro de que mi hueso sobresalía. Por supuesto que no era así, pero os aseguro que no he sentido un dolor como ése en toda mi vida, ni antes ni después de aquel golpe".

Pese a haberse llevado alguna que otra tunda de su parte, Sylvester sólo tiene elogios hacia Hogan y, después de haberle catapultado hacia el Salón de la Fama de la WWE en 2005, le define como "un gran tío" y "un gran amigo", destacando que la aparición de Thunderlips hizo de Rocky III —en particular— y de la saga Rocky —en general— como algo "muy, muy especial".

No sólo Rocky, Adrian, Mickey y Paulie fueron testigos de excepción de la fuerza bruta de Thunderlips en la película, sino que tres especialistas pagaron muy caro durante el rodaje el excesivo ímpetu de Hulk Hogan, cuyo nombre real es Terry Bollea.

Ahora, 35 años después y en la vida real, otro luchador amenaza con sacar toda su agresividad ante un boxeador, ya retirado. McGregor, The Notorious, no es tan corpulento como Hogan, pero Mayweather puede comprobar en sus carnes cómo se las gasta este irlandés al que parece faltarle más de un tornillo.

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