Hay combates que jamás son olvidados por algo en especial. Quizá la pelea más recordada de la historia por la dureza de la misma sea la que enfrentó a dos monstruos del boxeo. Muhammad Ali y Joe Frazier. El pasado jueves se cumplían 40 años del ‘Thrilla in Manila’, donde Ali vio a la muerte de cerca.
Cassius Clay se había proclamado campeón del mundo en 1964. Al día siguiente se convirtió al islam y cambiaba su nombre por Muhammad Ali. Transformarse en un revolucionario y renunciar al sistema norteamericano y al ejercito estadounidense, le valieron la cárcel, el ser despojado de su título y la suspensión de su licencia.
Ali volvió a los rings en 1971 dispuesto a recuperar su trono -que ahora ocupaba Joe Frazier-. Ali estaba ansioso por destrozar a un Frazier que se había aprovechado de su encarcelamiento. Los amantes del boxeo se frotaban las manos. Frazier tumbaba a Ali y su invicto en la primera pelea. Un combate que se disputó en el Madison Square Garden con 15 asaltos sublimes. En un Madison repleto de celebridades, con concierto incluido de Frank Sinatra y donde Diana Ross fue expulsada de los asientos de prensa tras intentar colarse para conseguir una mejor visión.
Tres años después, Ali venció a Frazier en una pelea de mucho menor calado, sin título en juego. Uno a uno en sus enfrentamientos directos y el desempate, la pelea definitiva, asomaba en el horizonte.
El 1 de octubre de 1975, tendría lugar el epílogo final de una trilogía única que enfrentó a los dos mejores boxeadores de la época. En un suburbio de la ciudad de Manila en Filipinas, se disputó el que posiblemente haya sido el combate de boxeo más feroz de la historia. El denominado ‘Thrilla in Manila’.
Ali llegó rehabilitado y más fuerte que nunca, tras aniquilar un año antes en Zaire a un George Foreman que se había alzado con el cinturón de campeón tras tumbar a Frazier. Después de siete años en la sombra, Muhammad era el rey de nuevo. Su capacidad de superación asombró al Mundo.
Frazier y Ali eran enemigos irreconciliables. La etiqueta que colgó Ali sobre Joe, 'Gorila', jamás se le borró de la retina a Frazier. En Manila se enfrentaban dos maneras diferentes de entender no solo el boxeo, sino también la vida.
¿Por qué se celebró el combate en Manila?
Ferdinand Marcos, dictador filipino, tenía la obsesión de albergar la pelea del siglo. Con ello conseguiría desviar la atención internacional sobre el estado marcial que atravesaba su país.
No fue difícil convencer al promotor de la pelea. A Don King se le hacía la boca agua al enterarse que el estado filipino se haría cargo de la bolsa del campeón: 4,5 millones de dólares y además ofrecía un recinto para la pelea totalmente gratis: Araneta Coliseum, donde cabían 27.000 espectadores.
La pelea más dura del siglo
Thrilla in Manila, como decidieron nombrar al tercer combate entre Ali (48-2, 35 KO) y Frazier (32-2, 27 KO) debido a las frases de Muhammad sobre Joe -a quien llamaba gorila -, y aprovechando el lugar donde se iba a celebrar el combate, se convertiría en leyenda pura del boxeo.
Alí y Frazier aguantaron hasta el 14º 'round' a una temperatura de 40º. Apenas se tenían en pie. Frazier no podía ni abrir los ojos, pero no quería rendirse. Tras el 14º 'round', los árbitros dieron a Alí como ganador por KO técnico. Frazier protestó la decisión pero su entrenador, Eddie Futch, le convenció con la frase "siéntate hijo. Esto se ha acabado. Nadie olvidará nunca lo que has hecho aquí esta noche". Y tiró la toalla. Sordo y medio ciego, Frazier se resignaba.
Al otro lado del ring, Alí tampoco estaba en mejores condiciones. Pudo levantar los brazos en señal de victoria y luego se desplomó. "Fue como la muerte... o lo más cercano a morirse", dijo abatido Ali tras ganar el épico combate."Cuando una pelea tan dura como esta llega a 14 rounds, sientes que te mueres. Quieres rendirte", añadió. El hermano de Frazier afirmó que llegó a escuchar a Ali pedir a su entrenador, en varias fases del combate, que le retirara los guantes y se rindiera. No podía más. El entrenador le empujaba de nuevo al ring. Hecho que habla por sí solo de la tremenda dureza de una histórica pelea que cumple 40 años.
A partir de ese día, Ali transformó sus mofas en admiración sobre Frazier. "Es el tipo más duro del mundo. El mejor boxeador de la historia después de mí", repetía. Jamás se volverían a encontrar. Los cuerpos de Ali y Frazier llegaron a la extenuación extrema ese 1 de octubre de 1975. Llevaron su físico al límite. Nunca, tras esa increíble pelea, ninguno de los dos volvió a ser el mismo.