Apodado The Bayonne Bleeder (El sangrador de Bayonne) por la facilidad con la que sangraban sus cejas en cada pelea, hacía tiempo que para Chuck Wepner se habían acabado los grandes combates. Desde 1964, acumuló 35 victorias (17 por K.O.), 14 derrotas y dos empates, había sido derrotado por los mejores púgiles de la época como Sonny Liston o George Foreman y a sus 37 años su mejores tiempos habían pasado. Se ganaba la vida boxeando en pequeños clubes, mientras empezaba a sopesar qué hacer con su vida cuando ya no pudiese subir al ring.
Sin embargo, tuvo un golpe de suerte cuando a través del promotor Don King le llegó la oportunidad de pelear por el campeonato de los pesados el 24 de marzo de 1975. King lo había organizado todo para que George Foreman pudiese defender el título ante un boxeador de poca monta, un espectáculo fácil por el que Wepner se embolsaba 100.000 dólares. El objetivo era resistir lo máximo posible y cumplir con el combate esperado.
Sin embargo hay que remontarse al 30 de octubre de 1974. El Estadio 20 de Mayo de Kinshasa (Zaire) acogió el combate más célebre de la historia. The Rumble in the Jungle (El rugido en la selva) convirtió a Muhammad Ali en una leyenda del boxeo. Aquel día aguantó ocho asaltos el castigo del campeón Foreman y consiguió enviarle a la lona en el noveno para hacerse con un triunfo que nadie esperaba.
Alí forjó su leyenda en el corazón de África y recuperó un título que no se le había permitido defender por negarse a hacer el servicio militar en plena Guerra de Vietnam. Con el triunfo, el púgil más famoso de todos los tiempos también tuvo que asumir aquel combate que se había planeado para Foreman ante el tal Chuck Wepner.
Resistencia 15 asaltos
En el Richfield Coliseum (Ohio), Ali inició su primera defensa del campeonato de los pesados ante Wepner con su habitual espectáculo de provocación y bromas en una pelea por la que se iba a embolsar 1,5 millones de euros. En virtud de lo esperado, Wepner, haciendo honor a su apodo, no tardó en comenzar a sangrar con abundancia por sus cejas mientras trataba de mantenerse en pie.
Ali quería cerrar cuanto antes la pelea cuando recibió por sorpresa un golpe de izquierda de su oponente. Retrocedió, se balanceó y, ante el asombro de todos los presentes, cayó al suelo. Hasta entonces, solo Joe Frazier había conseguido tumbarlo sobre la lona de un ring. "Eh, le he tirado", se dirigió Wepner hacia su preparador. "Sí, pero ahora tiene pinta de estar muy cabreado", le contestó.
Lo que vino después fue una avalancha de golpes de Ali que, dolido en su orgullo, ya no sólo quería ganar la pelea, quería logar el KO de su rival. Wepner resistió hasta el último asalto. Apenas podía levantar los brazos para defenderse, deambulaba por el ring mientras continuaba encajando golpes. 19 segundos antes de que sonase la campana, un directo en pleno rostro dio por finalizado el combate.
Había conseguido resistir los 15 asaltos y había hecho historia tumbando al mismísimo Ali. El perdedor había ganado más reconocimiento que en toda su carrera. Sentado presenciando el combate se encontraba Sylvester Stallone que vio en aquella historia el guión perfecto. Contactó con Wepner y dos años después Rocky se hacía con el Oscar a la Mejor película.
A pesar del vuelco que había dado su vida, el boxeador pasó por la cárcel por tráfico de drogas y aseguró que nunca recibió nada de los beneficios de la película. En 2003 presentó una demanda y, tras tres años, llegó a un acuerdo privado con Stallone para recibir una compensación por inspirar la vida de Rocky Balboa, un perdedor que ha quedado para siempre en la historia del cine.