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Boonen logra al esprint su segundo triunfo en el Tour

El belga Tom Boonen, del Quick Step, se ha exhibido con un portentoso esprint en la duodécima etapa del Tour de Francia, de 178,5 kilómetros entre Montpellier y Castres, por delante del alemán Erik Zabel y del surafricano Robert Hunter. Ha sido una jornada de transición antes de afrontar la contrarreloj de este sábado, de 54 kilómetros con salida y llegada en Albi, y que a buen seguro va a mover a más de uno en los primeros puestos de la clasificación general.

El belga Tom Boonen, del Quick Step, se ha exhibido con un portentoso esprint en la duodécima etapa del Tour de Francia, de 178,5 kilómetros entre Montpellier y Castres, por delante del alemán Erik Zabel y del surafricano Robert Hunter. Ha sido una jornada de transición antes de afrontar la contrarreloj de este sábado, de 54 kilómetros con salida y llegada en Albi, y que a buen seguro va a mover a más de uno en los primeros puestos de la clasificación general.

L D (EFE) Boonen, que ya se lució en la sexta etapa con su triunfo en Bourg en Bresse, no ha admitido apuestas en una interminable recta de 1.700 metros. Su equipo le llevó hasta el cartel de 400 metros y allí apareció con su enorme figura para despegar volando hasta la meta, donde marcó un tiempo de cuatro horas, 25 minutos y 32 segundos, el mismo que los favoritos, que han salvado la jornada en las mismas posiciones. El campeón del mundo en Madrid 2005 ya tiene seis etapas en el Tour y va encaminado a quedarse para siempre el maillot verde de la presente edición. Está en forma y así no hay quien lo pare. Va lanzado a alcanzar los objetivos que se marcó en la salida de Londres.

A una media de 40 kilómetros por hora, la jerarquía del Tour rodaba pensando en la cronometrada del sábado. Y salvaba el día con las mismas posiciones en la general. El danés Michael Rasmussen (Rabobank), que contó con el apoyo del Tour antes de la salida en su litigio con la Federación de su país, conserva el liderato por delante Alejandro Valverde (Caisse d'Epargne) e Iban Mayo (Saunier Duval). Alberto Contador (Discovery Channel), Carlos Sastre (CSC) y Mikel Astarloza (Euskaltel Euskadi) también retarán al crono dentro del 'top-ten'.

La etapa nació nerviosa, aparte del caso Rasmussen, entre constantes ataques e intentos de fuga. Sólo cuajó la que protagonizaron el español Amets Txurruka (Euskaltel), debutante en el Tour a sus 24 años, y el francés Pierrick Fedrigo, más veterano, con cinco participaciones y una etapa ganada en Gap en 2006. Juntos viajaron por el terreno ondulado del Midi francés, donde esta vez las nubes estaban apagadas con ambiente de bochorno. En el kilómetro 90 marcaron la máxima diferencia de 11:20 minutos después de superar dos cotas de cuarta categoría. Pero el pelotón despertó en este punto con el impulso del Liquigas de Filippo Pozzato.

Txurruka llevó la voz cantante en el Col de Geante, de segunda categoría, con un ascenso de diez kilómetros y una pendiente del 6,1 por ciento. Fedrigo se hizo el remolón ente el esfuerzo del ciclista vasco, que coronó en cabeza con cinco minutos de adelanto sobre el grupo de los favoritos. El Caisse d'Epargne, el Astana y el CSC se asomaron al frente para evitar sorpresas en un puerto más difícil de lo que aparentaba, cuya cima aún se encontraba a 48 kilómetros de Castres. El sueño de Amets y su socio Fedrigo se acabó cuando apenas estaban pasando por el banderín de un kilómetro para meta. La valentía de aguantar más de 125 kilómetros en fuga le supuso a Txurruka el premio del día a la combatividad. Un recuerdo de aquel día que acaparó muchos minutos de pantalla, para satisfacción de su equipo.

Cuatro hombres del Quick Step afilados en vanguardia le pasaron como si se tratara de señales de tráfico, a toda máquina. El esprint era muy largo, y el impulso aún mayor. Entre los elegidos, el mejor volvía a ser Tom Boonen, ídolo y símbolo del ciclismo en su país. Su sueño será recorrer los Campos Elíseos de París con el jersey verde, y si es con una victoria, mejor.

La contrarreloj de Albi, con un recorrido de 54 kilómetros exigentes en los que se incluye una cota de cuarta categoría, empezará a aclarar algunos puestos entre los favoritos. Se trata de la primera de las grandes citas antes de afrontar etapas 'rompe-piernas' en los Pirineos.

 

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