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Bernucci aprovecha la caída masiva en el último kilómetro para ganar en solitario la sexta etapa del Tour

El italiano Lorenzo Bernucci, un debutante de 25 años que milita en el Fassa Bortolo, ha salido del anonimato al anotarse la sexta etapa del Tour de Francia, disputada entre Troyes y Nancy sobre un recorrido de 199 kilómetros. La jornada ha estado marcada por la lluvia y una caída en la última curva que afectaba a los esprinters, pero no especialmente a los favoritos, aunque el kazajo Vinokurov le ha recortado 19 segundos a Lance Armstrong gracias a su segundo puesto.

L D (EFE) Bernucci, paisano de su compañero Petacchi y profesional desde 2002, tuvo "la suerte y el mérito" de estar en el lugar oportuno en el momento justo, unos metros delante del francés Mengin, que marchaba tercero cuando se produjo una caída multitudinaria que cortó el esprint. Tuvo también algo de suerte Bernucci en el estreno de su palmarés, como reconoció, pero supo rematar la faena imponiéndose con un tiempo de cuatro horas, doce minutos y 52 segundos, el mismo tiempo del kazako Vinokurov (T-Mobile), que había atacado en el último km sorprendiendo a sus rivales directos y siete segundos por delante del alemán Robert Forster (Gerolsteiner), que dio tiempo al pelotón.

La llegada en el centro de Nancy, con la carretera convertida en un inmenso charco, se convirtió en un peligro para la integridad de los corredores. El desenlace fue inesperado, con un resultado sorpresa después de casi 200 kms donde el esquema de etapas anteriores se había escrito al detalle. La caída trastocó un poco la general, con Vinokurov como gran beneficiado con el salto de la séptima a la tercera plaza a 1:02 de Armstrong, a quien restó 19 segundos y le mandó un aviso. Segundo se mantuvo George Hincapie (Discovery), a 55 segundos. El mejor español es Rubiera, sexto, a 1:14 del líder. El mejor premio para todos fue no encontrar lesión alguna en la espectacular montonera.

En la etapa hubo ganas de batalla desde el principio. Y es que nunca faltan los aventureros que no quieren pasar inadvertidos, que prefieren dejarse la piel en el asfalto antes que ser objeto del anonimato. Christophe Mengin (La Francaise), un veterano de 36 años ganador de etapa en Friburgo (1997) arrancó en el kilómetro 35 y fue protagonista en la creación de la fuga y en el desenlace final, con la caída. Mengin abrió hueco y poco después se unieron el holandés Kroon (Rabobank), el estonio Kirsipuu (Credit), también laureados en el Tour, otro francés, Stephane Augé (Cofidis) y el italiano Gerosa (Liquigas).

El mejor clasificado era Gerosa, a 4:22. Nada peligroso para los diversos intereses que se cocían en el gran grupo y beneficioso para que la maquinaria de los esprinters se pusiera en marcha en su momento. En el km 83, con la lluvia azotando las espaldas de los corredores, la fuga alcanzó la máxima diferencia de 8.15. Enterados Quick Step y Lotto, es decir, Boonen y McEwen, se abrió el proceso de caza. El trayecto bajo la cortina de agua se sostuvo con la base del buen entendimiento y el esfuerzo común, hasta que llegó el momento de elegir entre caer en los brazos del pelotón o seguir luchando. Con el grupo a menos de un minuto, Mengin soltó un ataque en el ascenso a la cota de Maron, a 14 kilómetros de meta, Kroon y Augé no dieron respuesta y Kirsipuu y Gerosa intentaron adherirse, aunque optaron finalmente por engrosar la interminable fila de perseguidores.

Mengin, de 36 años, salió en el ascenso de 3 kilómetro como un tiro, solo, contra la tempestad y la maquinaria que ya sonaba cerca, pero porfío. A un kilómetro de meta fue alcanzado por la marabunta. Poco después Vinokurov lanzó un ataque que sirvió de mensaje a Armstrong. El italiano Bernucci salió en su busca y Mengin, que marchaba tercero se fue al asfalto en umbral del esprint. En la montonera cayeron, entre otros, los dos máximos favoritos , Tom Boonen y Robbie McEwen, que cruzaron la meta charlando como buenos amigos. Un desconocido, novato en el Tour, Lorenzo Bernucci, formado en el ciclismo belga, se encontró con el cupón premiado bajó el chaparrón. Los anónimos, a veces, también tiene derecho a la gloria, y a que les cambie la vida.

El Tour llega este viernes a Alemania por undécima vez con la disputa de la séptima etapa entre Luneville y Karlsruhe, un trayecto larga de 228 kilómetros con dos pequeñas dificultades, la cota de La Chipotte y el Col du Hantz, ambos de cuarta categoría y en el primer tercio de carrera. Otra jornada para esprinters y aventureros donde los alemanes del T-Mobile y Gerolsteiner se querrán lucir ante sus compatriotas. Les espera la Tourfieber .

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