L D (EFE) Curtis, en su segundo torneo en un links , ha conseguido para su novia el mejor regalo de bodas posible. Curtis se casa en agosto y podrá ofrecer una dote importante: cerca de 1.150.000 euros por ganar el Open en una lucha terrible y emocionante frente a los mejores del mundo en la jornada final. El salto a la fama y el paso a cifras millonarias en su cuenta corriente lo ha dado Curtis en silencio. Se hizo profesional hace sólo 3 años, logró la tarjeta del circuito norteamericano hace uno y se clasificó para el Abierto Británico merced a su decimotercer puesto en el Western Open el pasado 6 de julio.
Cuando llegó el pasado lunes a Sandwich cumplió el sueño de jugar un Británico. Después del viernes del corte, en una escueta entrevista, precisó que se conformaría con acabar entre los quince primeros. Tras los últimos 18 hoyos y sólo dos semanas después del Western Open, Curtis ha levantado la codiciada Jarra entre lágrimas, como único golfista que logró acabar bajo el par de un campo terrible (283 golpes, uno abajo) y por delante del dúo que compartió la segunda plaza a un impacto, el danés Thomas Bjorn y el fiyiano Vijay Singh. Los estadounidenses Davis Love III y Tiger Woods acabaron igualados en el cuarto puesto, con 285 golpes, mientras que Sergio García (con 74 golpes este domingo) no ha aguantado en cabeza y descendía hasta la décima plaza. Curtis, que ha afrontado los últimos 18 hoyos desde la tercera plaza, paso a paso iba anotándose birdies para convertirlos en una cascada (seis sin errores) hasta el hoyo 11.
Mientras el debutante Curtis se convertía en referencia del torneo, por detrás iban cayendo nombres como los de García -incapaz de embocar con el putt - y el inglés Nick Faldo, frenado por un error imperdonable en el hoyo 7 (falló un putt de medio metro). La presión de los últimos hoyos, no obstante, casi derrumba a Curtis. Sus rivales directos, Tiger, Singh y Bjorn, se mantenían vivos y los últimos hoyos le iban a pasar factura al debutante para llegar a la casa club con uno bajo par, y gracias a un putt embocado desde 3 metros para preservar un resultado y, al final, el título. Con Curtis en la casa club, el acceso al título quedó limitado a Bjorn, Love, Woods y Singh. Pero los cuatro fueron cayendo, cada uno a su manera. Woods, reservón en las salidas con madera 3, no supo leer bien los greenes y demostró que en los links no es tan fiero.
El mejor del mundo se apagó en el hoyo 17, en el mismo que se borró de la lista Love III. En el búnker del hoyo 18 se enterró Singh, pero lo peor fue el desastre de Bjorn en el par 3 del hoyo 16, que le entregó en bandeja el título a Curtis. El danés, en ese instante líder con dos golpes de ventaja sobre el expectante Curtis, cayó al búnker . Una vez allí dentro, golpeó por dos veces a la bola para sacarla y vio, impertérrito, cómo retrocedía tras cada impacto hacia el mismo lugar arenoso. Bjorn sacó la bola de aquella trampa al tercer intento, pero se marcó un doble bogey desolador que le afectó para cometer en la siguiente bandera otro error. El nórdico había entregado su renta. Cuatro golpes en tres hoyos eran excesivos. Curtis, en la cancha de prácticas, no necesitó salir al desempate.
Desde que el estadounidense Tom Watson ganara en 1975 el Abierto Británico como debutante, ningún otro jugador lo había conseguido hasta la legada de Curtis. El estadounidense nacido en Kent (Ohio) se hizo famoso en el condado de Kent (Inglaterra), en donde se ubica este terrible campo que destrozó a los más grandes y fue indulgente con un golfista modesto, que fue un destacado amateur y carente de títulos como profesional.
Cuando llegó el pasado lunes a Sandwich cumplió el sueño de jugar un Británico. Después del viernes del corte, en una escueta entrevista, precisó que se conformaría con acabar entre los quince primeros. Tras los últimos 18 hoyos y sólo dos semanas después del Western Open, Curtis ha levantado la codiciada Jarra entre lágrimas, como único golfista que logró acabar bajo el par de un campo terrible (283 golpes, uno abajo) y por delante del dúo que compartió la segunda plaza a un impacto, el danés Thomas Bjorn y el fiyiano Vijay Singh. Los estadounidenses Davis Love III y Tiger Woods acabaron igualados en el cuarto puesto, con 285 golpes, mientras que Sergio García (con 74 golpes este domingo) no ha aguantado en cabeza y descendía hasta la décima plaza. Curtis, que ha afrontado los últimos 18 hoyos desde la tercera plaza, paso a paso iba anotándose birdies para convertirlos en una cascada (seis sin errores) hasta el hoyo 11.
Mientras el debutante Curtis se convertía en referencia del torneo, por detrás iban cayendo nombres como los de García -incapaz de embocar con el putt - y el inglés Nick Faldo, frenado por un error imperdonable en el hoyo 7 (falló un putt de medio metro). La presión de los últimos hoyos, no obstante, casi derrumba a Curtis. Sus rivales directos, Tiger, Singh y Bjorn, se mantenían vivos y los últimos hoyos le iban a pasar factura al debutante para llegar a la casa club con uno bajo par, y gracias a un putt embocado desde 3 metros para preservar un resultado y, al final, el título. Con Curtis en la casa club, el acceso al título quedó limitado a Bjorn, Love, Woods y Singh. Pero los cuatro fueron cayendo, cada uno a su manera. Woods, reservón en las salidas con madera 3, no supo leer bien los greenes y demostró que en los links no es tan fiero.
El mejor del mundo se apagó en el hoyo 17, en el mismo que se borró de la lista Love III. En el búnker del hoyo 18 se enterró Singh, pero lo peor fue el desastre de Bjorn en el par 3 del hoyo 16, que le entregó en bandeja el título a Curtis. El danés, en ese instante líder con dos golpes de ventaja sobre el expectante Curtis, cayó al búnker . Una vez allí dentro, golpeó por dos veces a la bola para sacarla y vio, impertérrito, cómo retrocedía tras cada impacto hacia el mismo lugar arenoso. Bjorn sacó la bola de aquella trampa al tercer intento, pero se marcó un doble bogey desolador que le afectó para cometer en la siguiente bandera otro error. El nórdico había entregado su renta. Cuatro golpes en tres hoyos eran excesivos. Curtis, en la cancha de prácticas, no necesitó salir al desempate.
Desde que el estadounidense Tom Watson ganara en 1975 el Abierto Británico como debutante, ningún otro jugador lo había conseguido hasta la legada de Curtis. El estadounidense nacido en Kent (Ohio) se hizo famoso en el condado de Kent (Inglaterra), en donde se ubica este terrible campo que destrozó a los más grandes y fue indulgente con un golfista modesto, que fue un destacado amateur y carente de títulos como profesional.