Barça y Unicaja salen humillados de Tel Aviv y Treviso mientras el Estudiantes barre al Olympiacos
Después de las derrotas de Tau y Real Madrid, sólo el Estudiantes ha sido el único equipo español capaz de ganar en esta jornada de la Euroliga. El conjunto colegial venció de forma solvente al Olympiacos (87-57), dominando desde el inicio. El Barcelona pagó muy caro el mal primer cuarto que realizó y cayó ante el Maccabi Tel Aviv por 84-59. También salió derrotado el Unicaja ante el Benetton Treviso (72-62). Los 23 puntos de Jorge Garbajosa no fueron suficiente para doblegar a su ex equipo.
El Olympiacos del 2004 sólo ha ganado un encuentro de la Euroliga en siete jornadas -contra el Cibona croata en Zagreb (60-64)- y en su país marchan en la undécima posición. Los estadounidenses Marque Perry y Lavor Postell no son suficiente remedio para todas las debilidades del bloque dirigido por el lituano Jonas Kazlauskas, tan desdibujado que en el primer cuarto encajó la friolera de veintinueve puntos. Mientras el Olympiacos paseaba su mal momento por el parqué de Vistalegre, las diferencias no paraban de crecer. Al final del segundo periodo había veinte puntos entre el equipo local y el griego (50-30). El Estudiantes agradeció la condescendencia rival. El último del Grupo A europeo ejerció como tal. Perder ante este Olympiacos habría sido imperdonable para el subcampeón de la ACB.
Nunca, ni por asomo, sufrió el cuadro de José Vicente Hernández. Nunca, ni por decoro deportivo, apareció el más ligero atisbo de coraje, pundonor, rabia o ambición desde las filas griegas. El Olympiacos salió al campo y jugó como si la historia no fuera con él, no varió el ritmo, no apretó en defensa, tampoco ofreció gestos de apoyo o ánimo entre sus jugadores. Encefalograma plano, conformismo, resignación, indiferencia. Esas señas si pudieron palparse en la atribulada plantilla de Kazlauskas. Con veintiún puntos de brecha a falta de diez minutos (68-47), el Olympiacos deseoso de escuchar la bocina y el Estudiantes seguro de un triunfo que necesitaba como el agua para seguir aspirando a un hueco entre los dieciséis mejores equipos del continente, el tramo final adquirió tintes de trámite. Los atenienses poco tienen que decir ya; los madrileños todavía pueden decir muchas cosas.
Con la ausencia del lesionado Roberto Dueñas, cuyos problemas de espalda dejan huérfana la posición de cinco ante la bisoñez de Marc Gasol, Maceo Baston, el ex del DKV Joventut, hizo lo que quiso bajo los aros hasta convertirse en el máximo anotador del partido con veinte puntos. Montes posiblemente estaba dejando en evidencia que la culpa no es suya, que le faltan pívots y que si no le fichan jugadores de calidad para ocupar las vacantes poco podrá hacer de este Barcelona. Y a todo eso, el Maccabi se postulaba como firme candidato a reeditar el título de campeón de la Euroliga con máximas que alcanzaron los 28 puntos (84-56). Sarunas Jasikevicius colaboró también a hundir al que fue su equipo, con el que se coronó campeón de la Euroliga en el Palau Sant Jordi, y a demostrar que la hora del Barcelona ha pasado si alguien no lo remedia pronto, aunque la solución parece complicada.
En la reanudación, Unicaja quería maquillar el resultado. Y el acierto del malagueño Carlos Cabezas y de Garbajosa, que volvía a la que fue su casa durante cuatro años, acercó a los visitantes (40-29). Parecía que el milagro era posible, pero entre Bulleri y Garnett destrozaron el sistema de Scariolo y las diferencias se ampliaron entre 10 y 20 puntos. Al final 72-62 y la clasificación que se le complica al Unicaja.
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