Por Claudio Rueda
Siempre suelo estar de parte de los jugadores en todas las confrontaciones que puedan tener con los equipos, pero llega un momento que me lo ponen muy difícil. "The Decision" solo fue un aperitivo de lo que las "sagas" que vinieron después con Deron Williams, Carmelo Anthony y Dwight Howard. No es que estos jugadores sean malas personas, ni que hayan cometido crímenes atroces contra el baloncesto, pero una conjunción de egos inflados, servilismo por parte de las franquicias y sobreinformación de la prensa (y aficionados), dan como lugar a estos casos.

Se ha llegado a un nivel de histeria y miedo desde las franquicias para mantener / aplacar a sus estrellas que es simplemente ridículo. Deron Williams forzó, o al menos ayudo, la marcha de una institución no solo de los Jazz sino de toda la NBA. Melo influyo de manera determinante en los destinos de tres franquicias (Nets, Knicks y Nuggets) durante meses. LeBron mantuvo en una parálisis completa a los Cavaliers para después destrozarlos en un "TV Special" de una hora... Y ahora Howard ha llegado a forzar a Orlando a ofrecer su dignidad por un resquicio de esperanza.

No entiendo como los fans de los Magic pueden siquiera pueden albergar un mínimo de respeto por su franquicia, después de que estos no salieran de manera contundente a desmentir los rumores que sugerían que habían ofrecido los destinos de Stan Van Gundy y Otis Smith, para aplacar y ganar el favor de Dwight Howard. ¿Que será lo siguiente? ¿Ofrecer a los primogénitos? ¿La sangre de vírgenes? No puede ser así. Los equipos se suponen que son la parte madura e inteligente del dúo franquicia-jugador, tienen que ser capaces de decir "no", de sobreponerse a sus caprichos, amenazas y abandonos. La mayoría de los jugadores, al igual que con los sueldos, van a ir cogiendo el poder que les vayas dando, no paran por mucho que les des, y eso tiene como consecuencia estas situaciones. La solución, si es que la hay, no la conozco pero lo que está claro es que es más perjudicial para los equipos como institución pasar por estas humillaciones que traspasar a los jugadores, que al final irán imponiendo sus deseos.

Fans y prensa, lo único que hacen es magnificar hasta el más mínimo detalle, poniendo mas presión sobre jugadores y franquicias haciendo que estos tomen decisiones precipitadas y en algunos casos erróneas. Tomando el caso de LeBron como ejemplo. Estaba bastante claro lo que iba a pasar en verano y seguro que a Dan Gilbert y a su "Front Office" no se les escapaba, pero ¿que habría pasado de haber traspasado a LeBron? Cleveland estaría ardiendo aun, y eso que seguramente podrían haber sacado un "package" tremendo a cambio, suficiente como para reconstruir con las mejores garantías. Pero la prensa los habría hundido y los fans los habríamos despedazado. Esto coloca tanto a equipos como jugadores en la nada envidiable situación de lose-lose. Si la franquicia traspasa, porque se deshace del mejor jugador, si no lo hace porque pecan de pardillos y los dejan ir por nada. En el caso del jugador, si se quiere marchar (que cualquiera puede sentirse incomodo en un equipo por mil razones diferentes) haga lo que haga y diga lo que diga serán criticados hasta la saciedad. Con esto no estoy excusando el comportamiento, ni de LeBron, ni de Anthony, ni de Howard... ellos han manejado de una manera esperpéntica sus salidas (o no salidas en el caso de Dwight) de la franquicia, ya sea con especiales de una hora con exigencias de traspasos y listas de destinos, gracias a la posibilidad de no extender sus contratos.

En este último caso, como solución utópica, se me ocurre que si un jugador pide formalmente una petición de traspaso, la franquicia que lo recibe se asegure unilateralmente al menos dos temporadas completas con ese jugador. Suena un poco "despótico", atar contra su voluntad a un jugador, pero anula el poder extra que estos reciben con la dichosa extensión de marras...

Sea como sea, al final, al igual que con los sueldos inflados, depende de que los propietarios se comporten como adultos consecuentes y con algo de dignidad, los jugadores con algo de respeto por las franquicias para las que juegan y la prensa dejar atrás el sensacionalismo. Aunque claro en los 3 casos el factor Dólar manda incluso por encima del Dios-Jugador.