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Tirando a Fallar

La hora de Paniagua: Una temporada sin asterisco

La semana pasada, el Comisionado de la Liga NBA, Mr. David Stern, aceptó, por fin, un hecho que prácticamente todo le mundo ya tenía muy claro: que el calendario de competición de esta temporada ha afectado, está afectando, a la salud de no pocos jugadores de la NBA.

Pero el señor David Stern nunca da una puntada sin hilo. Así que, al explicar a los periodistas la razón por la que la NBA diseñó este calendario tan brutal en esta mintemporada, justificó su implantación como un acto de servicio a la causa del básquet. Y, además, lanzó una pulla contra determinada gente que minimizó los resultados deportivos de la temporada 1998-1999, la última en la que hubo lockout antes de esta en la NBA: "Esta vez no queríamos que nadie nos dijera que esta iba a ser otra temporada con asterisco", dijo Stern.

Esto del asterisco todavía genera algún que otro sarpullido en las buenas gentes de San Antonio, incluso en las que no son especialmente fans del San Antonio: los Spurs fueron los campeones en aquel junio de 1999 y a nadie allá en El Álamo le gusta oír que aquel no fue un triunfo genuino de su querido equipo. Por cierto, lo de "temporada con asterisco" fue una frase acuñada por Phil Jackson, el célebre y peculiar entrenador de los Lakers de Los Ángeles.

Los argumentos de Míster Stern para justificar esta temporada de 66 partidos -
una auténtica barbaridad en la percepción tanto de los profesionales que integran la Liga como de la mayoría de los aficionados- se centra en la idea de que esos 66 partidos le han dado a este curso el rango de "temporada representativa". O, dicho de otro modo; en la siempre respetable argumentación del Comisionado, esos 66 partidos no justifican el asterisco; 50 partidos sí podrían llegar a justificarlo.

David Stern se apoya también en los aficionados irreductibles de la NBA para justificar su calendario: "Muchos fans me han dicho durante esta temporada que era maravilloso volver a casa cada tarde y tener a su disposición todos esos partidos en el League Pass: una suscripción que permite a los abonados ver por la tele, o por la Red, todos los partidos que deseen. Así que desde esa perspectiva, los aficionados de la NBA están muy contentos con nosotros".

Lo cual está fenomenal, dicho sea de paso. Toda liga, toda competición deportiva, tiene que cuidar de sus aficionados; sin ellos no habría nada. Pero, dicho esto, ¿qué pasa con los jugadores?; ¿alguien pensó en los entrenadores al diseñar un calendario tan brutal?

Los aficionados no tienen que jugar, ni tampoco que dirigir a un equipo en una temporada reducida por el lockout. Los técnicos se han quejado, y con toda la razón, de que con cuatro partidos a la semana, más los viajes, apenas han tenido tiempo de entrenar. Y aunque entre el aficionado medio de la NBA está bastante extendida la noción de que los jugadores de la NBA no entrenan, lo cierto es que sí lo hacen. Sobre todo, se trabajan mucho las defensas. En una temporada normal, los jugadores acaban asimilando los conceptos defensivos que les enseñan sus cuerpos técnicos mediante ejercicios y repeticiones en los entrenamientos entre partidos. Pues bien, eso se ha suplido este año -en al menos dos casos que conozco de primera mano- por sesiones de video.

Incluso equipos que han entrenado mucho más que la media durante esta temporada tan esquizofrénica -los Sixers de Filadelfia por ejemplo- han cambiado sus hábitos también. Doug Colilns que, como buen entrenador de la vieja escuela, cree firmemente en las bondades de la práctica y de la repetición, ha sido el técnico que más ha cambiado en este aspecto durante este curso. En vez de sus habituales entrenamientos, llenos de repeticiones hasta que sus hombres aprenden bien los conceptos, los Sixers han tenido sesiones de yoga de unos 30 minutos de duración. Fue justo al representar esa imagen en mi mente –imaginar a un equipo de Doug Collins hacienda yoga en vez de entrenando- cuando comprendí que esta temporada estaba siendo muy singular.

Ciertamente muy singular, sí. Hemos tenido 66 partidos condensados en un calendario de locos; estamos viviendo ahora series de playoffs con partidos "back-to-back" (dos partidos en dos noches consecutivas); nos asustamos ante una lista de bajas por infortunio absolutamente pasmosa: con lesiones que han afectado incluso a jugadores del equipo olímpico americano.

Pero Mister Stern, sin embargo, tiene la conciencia tranquila. Afirma haber hecho un buen servicio a su liga y también, por elevación, a la noble causa del baloncesto. Los aficionados se lo han pasado en grande con el League Pass, pero, sobre todo, al jugarse finalmente tantos partidos, nadie se atreverá a cuestionar el triunfo del equipo ganador del anillo llegado el mes de junio.

Pero, sobre todo, Mr. Stern tiene muy claro que ese equipo campeón no llevará un asterisco añadido a su nombre.

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Miguel Ángel Paniagua (publicado en GIGANTES)

Miguel Ángel Paniagua en Twitter (@pantxopaniagua)

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