Eran otros tiempos. ¡Pues claro que eran otros tiempos! Unos meses antes, Ronald Reagan ordenó bombardear la residencia imperial de Gadaffi, se estrena el primer capítulo de “Los Simpson”, U2 actúa en su primer concierto celebrado en España (135.000 espectadores se congregaron en el Santiago Bernabeu), Gallis y Yannakis dejaron un 14 de Junio embarazada a una dama llamada “Hellas”, cuyos descendientes se llamaron Papaloukas, Spanoulis y Diamantidis y en España hacían ya fríos invernales entre un ambiente social optimista. Si la economía nacional salía a flote tras los durísimos años de principios de los 80 y se estaba aún consternado por el atentado de ETA en el Hipercor de Barcelona, el baloncesto en España era...otra cosa. Demanda de partidos, demanda de éxitos, pistas en la calle rara vez desocupadas, un país más polideportivo que ahora como resultado de unos condicionantes que se dieron en ese último lustro. “Gigantes del Basket”, adulta, tras 2 años ya en la calle, tiene batallas hasta legales con una nueva publicación semanal, “Basket 16”, cargada de dinero y de intenciones. La mensual “Superbasket”, y “Nuevo Basket”, que se convierte en quincenal para no perder comba. Los kioscos invadidos por publicaciones de baloncesto. Se vendían. Andrés Montes, Manolo Lama o Siro López eran abanderados en las ondas de nuestro deporte. Como diría mi buen amigo Sixto Miguel Serrano: “Es que nos comíamos al fútbol”. El sábado 14 de Noviembre de 1987, bajo los acordes de George Michael, aparecía un nuevo programa semanal, anunciado a bombo y platillo: “Cerca de las estrellas”. Hace 25 años.
“Oye, que hemos recibido unos partidos de los Lakers”. Con esas palabras, Gregorio Parra se dirigía a Ramón Trecet en el comedor de Radio Televisión Española, donde tantas veces le había hablado de aquello de la NBA al propio Parra y a José Angel de la Casa. “Es como ver partidos de Primera División cuando lo que veías eran partidos de Tercera” era una justificación en forma de símil, bastante certera.
“Gregorio Parra acaba de ser nombrado el editor del programa matinal del Domingo, 'Estudio Estadio', que lo veía mucha gente. Y decidimos echarle un vistazo”. Eran tres partidos de la Final de la NBA de 1987, entre Los Angeles Lakers y Boston Celtics. El segundo, el cuarto y el sexto y último, concretamente. Trecet, que por aquel entonces trabajaba exclusivamente en radio, en su programa musical de Radio Nacional, “Diálogos 3”, comenta el segundo partido de aquella serie, narrados por Nacho Calvo. “Claro, el tono era calmado. De comentarista”. Esa fue la primera aparición de Ramón Trecet relacionado con el baloncesto en TVE.
Tal serie de partidos, fue la culminación a la cobertura de una temporada, la 86-87, con un puñado de ellos que se emitieron a lo largo de la temporada, inicialmente con el reclamo de contar con Fernando Martín en la NBA, con algunos de los Trail Blazers, ampliando la oferta a partidos de los Bulls, Bullets, Sixers, Pistons, Boston o Milwaukee. Que su diferido fuese de dos semanas como poco, daba igual. Era NBA, bien escasísimo en las ondas españolas.
“Con José Luis Rubio, jefe de producción de deportes de TVE, hablaba sobre la conveniencia de emitir con regularidad aquello. Y un día me cita en su despacho. Bueno, una pequeña salita que tenía, porque estaba toda la redacción en obras, con carpinteros y pintores por allí pasando. Me habla que se va a emitir un programa con un partido semanal. Y que me eligen a mí. Claro, el perro verde con lunares rojos, era yo. Sabía hablar inglés, había vivido el baloncesto durante muchos años y conocía la NBA desde los 70”. Ramón Trecet recoge con extremado agrado el testigo que una y otra vez les fue pasando. Algo impensable meses atrás, poco a poco va cuajando. “Y cuando ya me voy, Rubio me grita desde el fondo: '¡Ramón, te quiero como narrador!' Pues vale, pensé”.
Un aficionado adolescente, conocía las plantillas NBA, elegía pósters (aquel de Spud Webb en el concurso de mates, prioridad en miles, miles de hogares), veía fotos, leía sobre los viajes de Miguel Angel Forniés en otoño de 1984 y de Sixto Miguel Serrano y Fernando Laura en la pretemporada de 1985, para inaugurar “Gigantes” precisamente. La NBA era algo familiar...sin apenas verla.
Parecía que todo se iba zanjando. Y aquello tuvo su confirmación definitiva: “Recibo una llamada al teléfono de la redacción de la radio y me hablan desde el otro lado como el productor del programa”. “Cerca de las estrellas” ya era un hecho. Una cabecera con el arcaico grafismo de la época, intercalado con imágenes de dos partidos emitidos la temporada anterior, Chicago-Boston y Chicago-Washington, fueron los últimos flecos. Junto a Vicente Salaner, Ramón Trecet presentó en la noche del sábado 14 de Noviembre, aquella primera emisión. Con una jugada ralentizada de la sencillez de los Celtics pasando el balón y jugando, dio paso a plató y su primer “Buenas noches y bienvenidos a Cerca de las estrellas”. Un día y una hora que varió de Sábado a Viernes al poco más de mes de emisión -”grabábamos los partidos el Viernes por la mañana” y muy pasadas las once de la noche. Horario perfecto para un producto como aquel. Boston Celtics-Milwaukee Bucks a escena. Ya había cita. Todos nuestros sueños construídos en fotos, al fin, tenían imágenes.

“Pero me dicen que no será solamente el partido. Que irán acompañados de highlights. Aquello era todo lo sucedido en la semana, muy condensado. Diferente. Y por eso había que darle un toque diferente. Había que comentarlos de forma distinta, sobre todo obligado por la rapidez de las propias imágenes”. Aquello era otra joya que, por rico vocabulario, su dinamismo e intensidad, se esperaba con la misma pasión que el partido. Sucesión de nombres y acciones a velocidad de vértigo, cambiando el concepto de resumen que teníamos en España, donde incluso tenían el añadido de “La jugada tonta de la semana”. Aquellas expresiones que tanto chocaron con lo conocido, el “ding-dong”, el “cata pum”, tenían allí su cabida. O el “Ra-ta-ta-ta-ta”, expresión inequívoca de un verdadero hombre de baloncesto, copiada según él “de los gritos del entrenador del Estudiantes, Jaime Bolea, cuando ordenaba presión a toda cancha a sus jugadores”. Ver lo mejor de cada semana, era ver el cielo del baloncesto, bajo el título de “NBA Today”. “Vimos las primeras imágenes de mates de Spud Webb. Joder, ¡eso hay que emitirlo! Lo más sorprendente de ese chico era la sensación cuando caía tras hacer el mate. Era como si estuviese cayendo de un segundo piso. ¡Este tío se va a matar!, pensaba”.
Semana a semana, nuestra ventana a los astros para una generación de millones y millones de jóvenes que adoraban todo aquello. Por aquel plató pasaron tipos como el mencionado Vicente Salaner, Miguel Ángel Paniagua, Juan Antonio Corbalán, Paco Torres, José Luis Rubio junto a “Piculín” Ortíz, John Pinone e incluso el toque femenino de la americana del Kerrygold, Lisa Van Goor. Moncho Monsalve, tras comentar el sexto y decisivo partido de semifinales de conferencia entre Atlanta y Boston, confesó haber llamado su amigo Mike Fratello, entrenador de los Hawks, para comunicarle que iba como analista invitado de aquel choque. “Su secretaria me dijo que, tras esta eliminatoria, llevaba días ilocalizable. Tras ver el partido, ahora lo entiendo”, espetó en antena, tras su finalización.
Y llegan las finales. Las primeras finales que TVE emitiría íntegras. Unas de las mejores de la historia: los siete partidos entre Los Angeles Lakers y Detroit Pistons. “Nos vamos al banco que teníamos cerca de TVE y me sacan 25.000 dólares en efectivo. Pero, hombre, ¿no hay tarjetas? ¿Cómo voy a ir con todo ese dinero dando vueltas por todo el país? Fui yo solo, y debía guardar todos los tickets de todos los gastos, claro está. Una vez allí, Brian McIntyre, el responsable en relaciones de la NBA, me asigna una chica y me dice 'esta persona será como tu arcángel San Gabriel. Todo lo que necesites, taxis, problemas con los vuelos, restaurantes...lo que sea, a la hora que sea, te atenderá'. Así funcionaban ya por aquel entonces. Cuando llego a Los Angeles y al Forum, allí ya estaba John Black, que me presenta a Chick Hearn”.
Entradilla en los exteriores del Forum de Inglewood, para presentar las finales 1988, emitidas al día siguiente de su celebración, a continuación del Telediario de mediodía, exceptuando el séptimo partido, en directo. Tan directo como el All Star Game Chicago'88, primer acontecimiento NBA vía satélite en la casa.
“En Detroit, no nos hospedaron en la ciudad, porque no era nada segura, sino muy a las afueras. El hotel era impresionante, a tono con la zona. Poblaciones como Troy, tenían un nivel de vida altísimo. Como me confesó Brian McIntyre, era la cuarta zona en ese ranking, de Estados Unidos”. Grandes avenidas llenas de boutiques, que quitaban el hipo. No había aceras, allí todos se desplazaban en coches, y con amplios parkings para los vehículos”. Aquello contrastaba con ver a más de 36.000 espectadores en aquel antiguo pabellón de los Pistons, el Silverdome de Pontiac. “Era un estadio de fútbol techado. Pusieron una cortina inmensa desde el techo, en uno de los fondos, que delimitaba la zona de la pista, junto a gradas de quita y pon. Allí, el ambiente era de locos. Durante nuestra estancia allí, nos llevaron a ver las obras del nuevo pabellón, el Palace de Auburn Hills. Y allí fue donde por primera vez pude ver los palcos con todo lujo, treinta y dos monitores para ver de todo, un cocinero que te pregunta qué quieres cenar...Claro, veo que en uno pone “Ford” en su entrada, en otro “General Motors”. Era la primera vez que vi ese concepto de negocio asociado al deporte”.

Otro mundo que comenzó a sernos familiar. Aquel pequeño plató con dos fotos inmensas de los archivos de “Gigantes”, fue sustituido al año siguiente por uno un poco más discreto, más elegante. Y se siguió con la misma ilusión. Los All Stars se mimaban como un acontecimiento muy especial en el año. “En el de Charlotte'91, el periodista David Dupree me lleva a ver un partido a Baton Rouge, de la universidad de Louisiana State y me dice 'yo no te voy a decir nada, pero va a ver algo que te va a llamar poderosamente la atención. Tú lo vas a ver solo'. Y salen los jugadores a calentar, a correr y hacer sprints a media pista y veo aquel tipo que se quita la chaqueta del chándal, inmenso, corriendo de un lado a otro con una gracilidad asombrosa. Con el griterío que había, Dupree se acerca a mi oído y me dice '2.16 y 135 kilos'. Pensé que aquel jugador que se deslizaba con aquella suavidad y agilidad, podría conseguir lo que a él le diera la gana”. A Shaquille O'Neal lo vivió en directo en las últimas finales NBA que emitió TVE, los Orlando Magic frente a Houston Rockets en 1995.

Aquel sueño de los viernes por la noche fue cambiando de formato, al viernes tarde y de forma distinta, a los sábados por la mañana...y diluyéndose poco a poco con cada vez menos importancia por la liga. Sin embargo, Ramón Trecet, con aquel trampolín de aquel “Cerca de las estrellas”, fue figura importante en plató durante los Juegos Olímpicos de Seúl'88 y como narrador de los partidos de la ACB, aún con un tirón sin parangón.
“He tenido la oportunidad de conocer grandes tipos, y aquellos años fueron el epicentro de una revolución de, no solamente en baloncesto, sino de todos los deportes. Al deporte le he de estar siempre agradecido. La NBA me dio la oportunidad de estar bien pagado, de estar vinculado al deporte que amaba, de hacer una carrera”. Y que Ramón Trecet se convirtiera en un icono de la comunicación de este país.
“En 25 años con la NBA, han pasado muchas cosas, ¿no crees?”, confiesa entre risas. El “League Pass”. Por el amor de Dios, ¿quien se iba a imaginar esto en aquel Noviembre de 1987? Todos invaden las redes sociales opinando cada noche de la jornada NBA. Pues antes del “League Pass”, de las finales del Plus, de Montes y Daimiel, de las trilogías de Michael Jordan, llegó este “Cerca de las estrellas”, referencia absoluta en nuestro país, apartado en nuestro corazón de aficionado y devoto a la NBA, para dar un chasquido de veracidad a aquellas fotos y pósters de las revistas. Para desatar la locura por esta competición, partiendo del semianonimato entre el aficionado medio al deporte. Que su recuerdo sea bendecido por muchos años. Por muchas generaciones.
Antonio Rodríguez en twitter: @tonystorygnba