Si bien es cierto que aunque el documental está producido por la ESPN en sus "30x30", 30 documentales por su 30 aniversario, hay que partir de la premisa de que solo cuenta una pequeña parte de una compleja historia, como son la guerra de los Balcanes, y desde una perspectiva, la de un serbio, Vlade Divac. ¿Hay blanqueamiento para mejorar su imagen? Puede ser. Pero aun así, siento mucha lastima por Divac. Parece una excelente persona, querido y respetado por todos los que han tenido la oportunidad de conocerle. Solo hay bondad en él y pese a ello, durante los años 90, fue la imagen de la división de un país que amaba y de una amistad, entre él y la otra estrella del baloncesto de Yugoslavia, Petrovic. Un solo momento lo cambió todo.
Fue en 1990, en la misma cancha donde estaban celebrando la medalla de Oro tras ganar en la final del Mundial a la Unión Soviética. Un aficionado salta con una bandera de Croacia y Divac, molesto, la cogió y se la tiró a la cara. Cuenta el protagonista que lo hizo con la intención de unir porque todos eran yugoslavos y no había diferencia entre serbios o croatas pero esa imagen, utilizada por políticos y periodistas independentistas de Croacia, fue el punto y aparte de la relación entre él y Petrovic, el Mozart del baloncesto.
Nadie lo explica mejor que el propio Divac: "Para construir una amistad hacen falta años, pero para destruirla, tan solo unos segundos". Hermanos y enemigos: Divac y Petrovic es un fantástico documental de 2011 que narra, a través del propio Divac, la reconstrucción de una historia emotiva y de éxitos deportivos impensables pero cuyo desenlace es totalmente dramático. Es un viaje en el tiempo, a las canchas de Yugoslavia de baloncesto donde crecieron juntos, a los campeonatos internacionales donde marcaron una época como país, a Los Ángeles y New Jersey, las ciudades donde cumplieron el sueño de jugar en la NBA y, lamentablemente, a un país dividido por una guerra que dejó más de 130.000 muertos.
¿Qué hubiera pasado si no hubiera estallado esa guerra? El baloncesto fue la burbuja en la que se refugiaron los jugadores durante años convulsos. Y pese a la inestabilidad política y social, lograron una plata en los Juegos Olímpicos del 88, el Oro en el campeonato de Europa del 89 donde arrasaron y el oro en el mundial del 90 en el que vencieron a Estados Unidos y se vengaron de la Unión Soviética. Todo apuntaba a que podrían haber seguido marcando una época. Divac ya estaba jugando en Los Lakers con Magic Johnson y Petrovic era desaprovechado en Portland antes de convertirse en uno de los mejores bases de la NBA en New Jersey.
Para los mayores, es una excelente oportunidad de recordar esta dramática historia por el final de uno de sus dos protagonistas. No digo qué sucedió porque es una opción ideal para los más jóvenes que además de desconocer un episodio indispensable del deporte, también tiene una función didáctica al aprender historia europea. Tiene testimonios valiosos de distintos índoles. Deportivos, como los de Larry Bird, impresionado por una exhibición de Petrovic cuando los Boston viajan a Yugoslavia a disputar un amistoso, de Magic Johnson, Jerry West... y aunque son totalmente secundarios, por ahí aparecen Michael Jordan y Kobe Bryant.