Esta noche Real Madrid y Zalgiris Kaunas se enfrentan en el WiZink Center en la 18ª jornada de la Euroliga. El conjunto lituano no está realizando su mejor temporada europea -cinco victorias y doce derrotas- y se encuentra lejos de las posiciones de clasificación para la siguiente fase. Algo poco habitual en las últimas décadas. De hecho, hace tan solo dos cursos estuvo presente en la Final Four, aunque es cierto que ya hace 20 años de su último título europeo.
El Zalgiris siempre ha sido el máximo exponente del baloncesto lituano. Un país que rezuma baloncesto por todos sus poros. En su historia reciente –desde que se escindiera de la URSS- ha conseguido 3 medallas de bronce olímpico, otro bronce mundialístico, y un oro y dos platas europeos (la última, al caer ante España en la final). Pero, como todo en la vida, tuvo un comienzo. Y la llegada del baloncesto a Lituania es, cuando menos, curiosa. Todo se debe a una persona, un héroe de guerra: Steponas Darius.
Héroe y pionero en el país
Steponas Darius nació el 9 de enero de 1896 en Rubiške, en una Lituania bajo los dominios del Imperio Ruso. A los 11 años emigró junto a toda su familia a Estados Unidos, y en 1917 se alistó en el Ejército estadounidense. Combatió en la Primera Guerra Mundial, siendo condecorado con el Corazón Púrpura.
En 1920 Darius regresaría a Lituania, un país ya independiente. Nada más llegar se alistaría en el recién creado Ejército Lituano, y continuó con sus estudios de aviación militar. Participó en la revuelta de Klaipeda de 1923, con la que Lituania se anexionaría el territorio de Memel.
Pero más allá de sus logros militares si por algo pasó Steponas Darius a la posteridad en el país fue por ser el introductor del baloncesto, entre otros deportes. Al llegar a Lituania procedente de Chicago trajo consigo algunas de las actividades deportivas que se practicaban en suelo americano. Atletismo, béisbol, boxeo, fútbol…y sobre todo baloncesto.
Aunque a Darius le gustaba más el fútbol (de hecho, fue titular en la primera selección de fútbol del país) fue el baloncesto lo que más cuajó en Lituania. Tanto, que desde el primer momento se convirtió en casi una religión en el país. Así, mientras los primeros resultados de la selección de fútbol fueron desastrosos, el equipo de basket comenzó a medirse a los mejores de Europa, llegando incluso a conquistar dos medallas de oro en campeonatos europeos (1937 y 1939).
Elevado a los altares
En 1927, con varios de los deportes que introdujo ya consolidados en el país –entre ellos, a su manera, también el fútbol- Darius regresó a Estados Unidos para trabajar como piloto de aviación civil. Entre ceja y ceja se había impuesto conseguir cruzar el Atlántico desde Nueva York a Lituania.
Lo intentó junto a su amigo también lituano y piloto en Estados Unidos Stasys Girenas, con el avión denominado Lituanica. El vuelo salió el 15 de julio de 1933 y tras cruzar cómodamente el océano en 37 horas y once minutos, cuando se hallaba sobrevolando Alemania, a tan solo 650 km para llegar al destino, sufrió un accidente. Darius y Girenas fallecieron en el acto. La investigación determinó que el accidente se produjo por las malas condiciones climatológicas y la escasa visibilidad de la zona.
Aquello causó una gran conmoción en el país. Muchos lituanos se habían congregado el aeródromo de Aleksotas para recibir a los dos pilotos. El suceso terminaría de encumbrar a ambos como héroes nacionales.
Tras la independencia de Lituania de la URSS en 1991, el gobierno dedicó a Darius –y también a Girenas- un billete de 10 litas –el equivalente a 3 euros-, probablemente el más usado en el país hasta la adopción del euro como moneda oficial el 1 de enero de 2015.
Además, el principal estadio del país, ubicado en Kaunas y sede de la selección de fútbol y de la Federación Lituana de Atletismo, lleva el nombre de Estadio S. Darius y S. Girenas. De hecho, fue el propio Steponas Darius quien impulsó su construcción en 1923, siendo entonces la primera instalación deportiva erigida en la República de Lituania.
Honores todos ellos merecidos para quien fue capaz de introducir el baloncesto en Lituania, desde entonces considerado por todos casi como la segunda religión del país.
Pero seguramente ahí radique el mayor reconocimiento que se pueda hacer a Steponas Darius. El crecimiento y consolidación del baloncesto desde que lo introdujera en el país hace ya casi un siglo hasta nuestros días. Un país que vive el deporte de la canasta de una manera especial, en sus calles, en sus comercios, en sus celebraciones… y en todos sus rincones. Un país que nos ha dado algunos de los mejores jugadores que ha visto jamás el Viejo Continente, como Arvydas Sabonis, Marciulionis, Paulaskas, Homicius, Kurtinaitis o Sarunas Jasikevicius, el entrenador del Zalgiris que esta noche visita el WiZinl Center.