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La pensión NBA y el tanteo del Valencia Basket, trabas para el fichaje de Nando de Colo por el Real Madrid

Aunque los blancos pretenden el fichaje del base francés, la operación tiene curiosas aristas complejas de superar.

Aunque los blancos pretenden el fichaje del base francés, la operación tiene curiosas aristas complejas de superar.
Nando de Colo (1) protege el balón ante Causeur y Tavares en un partido ante el Real Madrid | Cordon Press

Una vez acabada la temporada con el título de la Liga Endesa y la Supercopa, el Real Madrid trabaja ya de lleno en los refuerzos de cara al próximo curso. La más que probable salida de Gustavo Ayón y la necesidad de apuntalar la posición de base ante los problemas físicos de Sergio Llull hacen necesaria la llegada, cuanto menos, de dos fichajes relevantes, uno en la pintura y otro en el perímetro. Y es ahí donde ha emergido en las últimas fechas la opción del fichaje del francés Nando de Colo, que ya ha anunciado su marcha del CSKA de Moscú, con el que se proclamó campeón de la Euroliga el pasado mes de mayo en Vitoria, derrotando precisamente al Real Madrid en la semifinal. Sin embargo, por dos motivos principalmente, la operación resulta bastante compleja.

La primera gran traba para los blancos es, sorprendentemente, una pensión de jubilación. Las ligas mayores estadounidense poseen en sus convenios colectivos un plan de pensiones destinados a aquellos jugadores que durante un tiempo mínimo hayan ofrecido sus servicios a la liga. Y el de la NBA, que arrancó en 1965, es uno de los más generosos en cualquier deporte profesional. El beneficio mínimo que obtiene un jugador que actualmente tenga 62 años y haya disputado al menos tres temporadas en la NBA se estima en casi 60.000 dólares anuales, una cifra nada desdeñable por tres años de trabajo, más aún cuando existen multitud de deportistas con no pocos problemas de inserción al mundo laboral una vez acabada su carrera, y a los que obtener casi 5.000 dólares mensuales les supone un seguro considerable para mantener una buena calidad de vida. El pago máximo para cualquier jugador, con un mínimo de once temporadas en activo en la NBA, se estima en 195.000 dólares, a razón de 16.250 dólares mensuales.

Además, en el último convenio de la liga, dichas pensiones, que por regla general empiezan a percibirse al alcanzar los 50 años de edad (si bien en algunos casos se empieza a los 45) aumentaron casi un 50%, pasando de cobrar 559 dólares por mes y año de servicio, a 800. Además, aquellos jugadores que estuvieron en la NBA antes del inicio del plan de pensiones en 1965 pasaron de recibir 300 a 400 dólares por mes y año jugado. Un incremento que ha hecho que la NBA tenga que destinar 33 millones de dólares más anuales a su programa de pensiones. También existe un programa de apoyo a aquellos jugadores que quieran volver a formarse a las aulas y que se establece en 33.000 dólares anuales por jugador.

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Adam Silver, Comisionado de la NBA

Sin duda, un interesante plan a largo plazo y que en más de una ocasión ha llevado a algunos jugadores a volver a la NBA incluso cuando su nivel deportivo ya parecía inferior al de la competición estadounidense. Así hizo por ejemplo el ex del Real Madrid Mickael Gelabale, cuando abandonó el Valencia Basket en enero de 2013 para unirse a los Minnesota Timberwolves por un contrato temporal en la búsqueda de completar los apenas dos meses que le faltaban para estar tres años en nómina de franquicias NBA y poder beneficiarse a largo plazo de la pensión. Una situación similar a la que ahora tiene De Colo, quien estuvo entre 2012 y 2014 en la NBA, primero en San Antonio Spurs y después en Toronto Raptors y que ahora, a los 32 años, se plantea seriamente desde hace meses el regreso, tras su etapa ya oficialmente terminada en el CSKA de Moscú, para completar una temporada más en Estados Unidos y poder entrar en el programa de pensiones. Algo que, por desdeñable que pueda parecer para algunos aficionados debido a la importante cantidad de dinero que un jugador como De Colo puede generar durante su carrera, no es ni mucho menos baladí en la mente de muchos baloncestistas, y De Colo es uno de ellos. Por tanto, la primera barrera que debería romper el Real Madrid para fichar al galo, sería a través de una oferta económica muy suculenta que le hiciera replantearse su idea inicial de volver a cruzar el Atlántico en busca de una oportunidad en Estados Unidos, donde el francés nunca gozó de demasiados minutos.

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De Colo (25), ante Kevin Garnett en su etapa en los Spurs. | Cordon Press

Y en segundo lugar, el otro gran dique de contención que separaría De Colo del Real Madrid se llama Valencia Basket. El club taronja inscribió al base francés en el derecho de tanteo en el verano de 2012, cuando el jugador se marchó a la NBA. Desde entonces, la entidad levantina tiene la potestad de igualar cualquier oferta que pueda aceptar De Colo de un club ACB, y en ese caso retener los derechos del francés. Y es sabido que sólo una oferta mareante en lo económico, y a la que en principio no está dispuesto a llegar el Real Madrid, haría que los levantinos no ejercieran su derecho de tanteo. En cualquier otro escenario, incluso de ofertas muy poderosas, Valencia Basket muy probablemente igualaría el ofrecimiento blanco. De esa forma, se aseguraría que desde Valdebebas se tuviera que pasar por caja y llegar a un acuerdo económico, con un millonario traspaso de por medio, si los merengues quisieran vestir a De Colo de blanco.

En la casa blanca además ya saben cómo se las gastan por Valencia. En 2016 el Madrid tenía un acuerdo total con Víctor Claver. Valencia no se achantó y pidió unos tres millones de euros por liberar los derechos de su canterano, entonces en el Lokomotiv Kuban ruso tras su paso por la NBA. El Real Madrid no aceptó y pocas semanas después fue el Barcelona el que vistió a Claver de azulgrana, previo pago de una cifra próxima a los dos millones de euros.

Es la curiosa paradoja del tanteo ACB, que permite a los clubes mantener los derechos de los jugadores no extracomunitarios que finalizan contrato cuando finalizan su vinculación contractual. Un concepto sobre el que cada verano se suelen escribir ríos de tinta dado su cierto componente polémico, al impedir a un jugador firmar libremente por otro equipo, y en el que algunos han intentado jugar sus bazas, por aquello de ‘hecha la ley, hecha la trampa’. Por ejemplo, en el verano de 2017, Morabanc Andorra llegó a un acuerdo con Jaime Fernández, entonces en el Movistar Estudiantes. Los del Principado jugaron la baza de que su oferta cualificada a Fernández incluía una cláusula de rescisión bajísima. Así, y como para igualar una oferta el club de origen debe igualar el contrato íntegro, el jugador renovaría por el ‘Estu’ con una cláusula ínfima que al día siguiente abonarían los andorranos, haciéndose con los servicios del escolta por un traspaso muy pequeño.

Sin embargo, aquella oferta, considerada fraudulenta por el Estu, acabó en los tribunales y finalmente andorranos y madrileños tuvieron que llegar a otro acuerdo para que el canterano colegial hiciera las maletas de camino al Principado. Por tanto, si el Real Madrid buscara hacer un "truco" similar con Valencia Basket para hacerse con De Colo, tendría que hilar tan fino para poder llevar a cabo la operación que realmente es algo muy poco realista que pueda producirse a través de esa vía.

Así, y aunque efectivamente el Real Madrid vería con muy buenos ojos la llegada de De Colo a sus filas, consciente de la necesidad que tiene de un generador exterior, no puede negarse que la dificultad para llevar a cabo la operación es máxima y compleja de llevar a buen puerto. El esfuerzo blanco debería ser muy relevante en lo económico o bien de una ingeniería extrema en los despachos. De lo contrario, un plan de pensiones y un derecho de tanteo harán muy difícil ver a Nando de Colo vestido de blanco.

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