Seguramente sorprendió el rotundo triunfo del Real Madrid en el primer partido de la final de la Liga Endesa ante un rival que esta temporada se había mostrado, al fin, como poco a su altura. Y desde luego superior en los duelos directos, con cuatro victorias del Barcelona Lassa por sólo una de los blancos, eso sí con la misma contundencia que la del primer juego de esta final, allá por diciembre en la Euroliga. La clave, sencillamente, estuvo en que los de Pablo Laso tuvieron uno de esos días en los que parecen inabordables. En los que su mecánica funciona a la perfección, con los actores principales arrancando las hostilidades y los secundarios manteniendo la velocidad de crucero.
Sí, Campazzo volvió a parecer tocado por alguna divinidad y a toda revolución desde el segundo uno hasta que se sentara ovacionado a un minuto del final, pero con el descollante nivel del cordobés era algo que casi se daba por seguro antes de salto inicial. Números en la mano, sus 19 puntos y 4 asistencias indican mucho, pero su control de lo que pasa en la cancha es aún mayor. Su impacto en los partidos es elevadísimo. Pero seguramente la clave del primer punto merengue no fue tanto él. Por más que el argentino le eche todos los ingredientes a la sopa para que las cosas salgan bien, el resto de materias primas para el guiso deben ser de primera calidad para ser sobresaliente. Lo fueron y hubo poca historia.
Junto a él, Rudy Fernández cuajó un partido memorable, por más que la dictadura de los números (10 puntos, 4 rebotes) no le harán justicia. El balear anotó cuando tenía que hacerlo, pero sobre todo jugó con ese nivel de madurez que los años le han dado y que, en un gran momento físico, le hacen volver a ser sin discusión uno de los mejores exteriores de España, asunto puesto en cuestión hace un par de temporadas con el mallorquín al límite físicamente. Ante un Barça que presentaba en el Wizink Center a Kyle Kuric como una de sus grandes amenazas (27 puntos con 6/7 en triples en su último partido ante Tecnyconta Zaragoza), Rudy fue el de las grandes tardes en la pista trasera. En ningún momento dejó al estadounidense entrar en el partido, robándole incluso dos balones magistrales que generaron a Kuric unas dudas iniciales de las que nunca se recuperó ya. Sabido es lo importante que es para un tirador comenzar "caliente". Y Rudy hizo que Kuric no pudiera empezar más frío. Se notó, vaya si se notó. Más allá, en el segundo cuarto Fernández se metió el partido en el bolsillo, cuando a los dos robos a Kuric añadió dos triples y un rebote ofensivo en las barbas de Ante Tomic que mandó al banquillo al croata con su segunda falta en plena embestida blanca. Tal es la importancia del exterior actualmente para Laso, que el vitoriano no lo sentó hasta que a los quince minutos cometió su tercera falta, algo casi increíble en los tiempos que corren.
Campazzo y Fernández fueron los dos motores principales que propulsaron al Madrid, pero encontraron propulsores auxiliares para que la velocidad blanca se volviera inasumible para el rival. Al descanso, con apenas un triple de Singleton para el Barça, los locales sumaban 8 de 16 desde el perímetro, con 7 de 11 entre Campazzo (3/4), Rudy (2/4) y Llull (2/3). Sí, Llull. Y es importante destacarlo, pues es crucial para el devenir blanco. Su temporada ha sido enormemente irregular, con muchos problemas físicos para quien históricamente fue casi una roca. Ello ha afectado a su confianza y su acierto y abierto un debate más que razonable sobre la necesidad de los de Laso de adquirir un base, pues la diferencia madrileña con él y Campazzo como generador de juego ha sido muy notable. De la 'Final 4' salió muy tocado, pues aquel momento de los tres triples seguidos fallados ante el CSKA y la falta posterior para salir poco menos que huyendo de la cancha en plena remontada rusa es ya una imagen icónica. Ha sido un jugador tan descomunal que es razonable que este curso haya impactado, pero mantiene sus momentos geniales que siguen siendo los favoritos de la parroquia blanca. Y es obvio que ha mejorado su selección de tiro desde lo ocurrido en Vitoria. Ayer sumó once puntos antes del intermedio y con él en cancha llegó la primera brecha blanca, autopista perfecta hacia el 47-32 del descanso del que el Barça ya no se recuperó. También con Ayón, el otro gran damnificado de la semifinal de la Euroliga en Vitoria. El '+/-' de Llull fue el mejor del Madrid (+16) y el de Ayón resultó también notable (+11).
Enfrente, los catalanes vivieron del rebote ofensivo toda la primera parte (11 antes del paso por vestuarios) y tuvieron en Oriola (13 puntos, 6 rebotes) a su jugador más destacado. Eso no es algo bueno para los de Pesic. Cuando tu mejor obrero se convierte en tu estrella, es difícil mirar a la cara a un Madrid inspirado como el del sábado. Y Heurtel, cuya relación con el técnico serbio parece de bastante más odio que amor, apareció demasiado tarde. Tras el ecuador, el Barça mejoró en defensa y el Madrid en el rebote. El juego se cerró y los visitantes soñaron con repetir la remontada de la Copa al aparecer al fin Kuric (63-54). Pero ahí emergieron otros dos motores auxiliares para disparar definitivamente a los madrileños al primer punto de la final. Cinco puntos de Taylor y seis de Causeur finiquitaron el asunto al llevar la ventaja hasta la veintena. El sueco, ya renovado, es casi tan garantía en ataque como en defensa. Su evolución es descomunal. El francés, de momento agente libre en unas semanas, se encuentra cómodo en su rol de microondas, aportando puntos a cascoporro en unos cuantos minutos.
Realmente hubo poco partido, situación que se hace difícil imaginar para el segundo encuentro, el lunes. Difícilmente Tomic tendrá nuevamente tan poca influencia en el juego catalán, Heurtel tardará tanto en reclamar su protagonismo y al Barça le costará tantísimo encontrar en buena posición a Kuric. "Tenemos que hacer mucho más para ganar al Madrid en un pabellón como este", señaló Pesic nada más acabar el juego. No le faltaba razón, pues sabe que tiene trabajo por delante. Ayer su motor principal fue uno auxiliar y a ese nivel de revoluciones no se le puede competir al Madrid cuando está inspirado y coral. El serbio tendrá que ejercer de mecánico de aquí al lunes.