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Facundo Campazzo, líder de un Real Madrid que acaricia la Final Four de la Euroliga

El base cordobés lidera al Real Madrid a su segundo triunfo ante el Panathinaikos para dejar a los blancos a un paso de la Final 4.

Campazzo (7) ante Nick Calathes, base del Panathinaikos | EFE

Acababa de llegar la noticia del triunfo del Barcelona ante el Efes en Estambul para poner en empate a uno las tres eliminatorias de cuartos de final de la Euroliga cuando empezaba el segundo duelo entre Real Madrid y Panathinaikos, cargando algo más de presión a los blancos. Ya se había encargado de ello el equipo heleno en la previa, presentando una queja formal como protesta por el arbitraje recibido en el primer partido, aunque no sea nada nuevo que la entidad presidida por el irascible Dimitris Giannakopoulos recrimine casi cualquier cosa a la Euroliga.

Y así arrancó el duelo en el Wizink Center con Rick Pitino apostando sin ambages por el small ball al situar a Deshaun Thomas como '4', situación ante la que Anthony Randolph y Edy Tavares dominaron a su antojo la pintura al disparar desde casi el primer momento la ventaja blanca (16-6). El Panathinaikos parecía más pendiente de recriminar casi cualquier cosa a los árbitros, con ese torbellino emocional que es Thanasis Antetokounmpo desatado en su banquillo, que de realmente hacer su trabajo y frenar a un Real Madrid muy centrado en el primer cuarto (21-8) pese a comenzar pronto con una sangría de tiros libres, 5 de 13 al final de la noche, que en otro escenario le habría complicado sobremanera la vida.

La mala noticia para Pablo Laso llegó con la segunda falta de Campazzo, a quien los árbitros ataron en corto su actividad de manos, quién sabe si precisamente por las quejas de los atenienses tras el duelo previo. Recayó la responsabilidad en un Klemen Prepelic con escasas oportunidades en lo que va de curso y habiendo de ejercer como base una vez más ante la baja de Sergio Llull. El esloveno cumplió con dignidad, e incluso demostró ese valor que da la confianza de saberse con minutos para no temer que un error suponga un castigo para lucir la muñeca que se le conoce y tan poco ha paseado en Madrid. Se fue con 9 puntos al descanso, pero con la evidencia de que los blancos no fluían en el juego, en un segundo cuarto muy espeso en el que sólo precisamente los tantos del esloveno salvaron la renta madrileña. Tampoco Causeur, brillante el miércoles, anduvo fino como base. Las once pérdidas de balón al intermedio eran la única amenaza que impedía que los de Laso tuvieran noqueados a un Panathinaikos paupérrimo en ataque (35-26).

Fue entonces cuando Facundo Campazzo decidió hacer suyo el partido. Permítase la licencia a quien esto firma de exagerar un poco y decir eso de que el Madrid actual es 'Don Facundo y cuatro más'. Obviamente el Real Madrid no ganaría ni un partido rodeando al cordobés de cuatro noveles en esto de la canasta, pero entiéndase la relevancia del argentino a día de hoy para Laso, mucho más mientras Llull siga ausente. Se trata de un base capaz de dominar casi cualquier aspecto del juego a ambos lados de la cancha. Y su tercer cuarto, sencillamente, fue para grabar y poner en las escuelas. 8 puntos, 2 triples, 4 asistencias y 2 robos de balón lucen en la hoja estadística. Pero fue mucho más. Revolucionó el juego tal y como precisaba para que los locales fijaran ya la diferencia en la veintena, superó con creces a toda una estrella como Nick Calathes y fue el principal artífice de las siete pérdidas visitantes en ese cuarto. El 'Facu' es clarividente en ataque y extremedamente abnegado en la defensa, tocando decenas de balones por partido donde casi nadie llega. Y todo, a esa velocidad que casi sólo él es capaz de imprimirle al juego y que llena los ojos de cualquier espectador. Prepelic y Causeur pueden cumplir con dignidad como soluciones de emergencia, pero Campazzo pone al Madrid en otra dimensión. A su estela, ese tipo tan peculiar que es Anthony Randolph le secundó para dejar el asunto casi finiquitado tras treina minutos (61-41).

Al argentino, además, sí le gustan los focos. Sentirse el héroe, espolear a la grada, que enloquece con su particular 'Chicho Terremoto'. Con ese cuerpo tan menudo pero potentísimo y con una cabeza genial para jugar al baloncesto. El cordobés, si además está acertado en el tiro, aspira seriamente a ser el mejor base de los que juegan ahora mismo en el Viejo Continente. Y en el segundo triunfo ante el Panathinaikos firmó un notable 60% en triples, 3 de 5, para irse al banquillo agasajado por la grada y entre gritos de "¡Facu, Facu, Facu!", tras el que probablemente ha sido su mejor partido con la elástica merengue. 13 puntos, 7 rebotes, 9 asistencias y 5 robos de balón, pero sobre todo una sensación de dominio alucinante para un enano, como él mismo se hace llamar, en un juego de gigantes. El 'Facu' ya no es Facundo en el Madrid. El 'Facu' ha pasado a ser Don Facundo. Y más le vale a su equipo que no coja siquiera un resfriado, esté o no Llull recuperado. Permítase de nuevo la licencia, pero es que el Madrid actual, el que ya roza la Final 4, necesita para dar su mejor versión ser Don Facundo y cuatro más.

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