Málaga respira este jueves baloncesto y se ha echado a la calle a arropar al Unicaja para celebrar juntos la conquista de la Eurocup, primer título del equipo en once años, hasta conjugarse en una simbiosis y convertir a la capital de la Costa del Sol en el epicentro de este deporte en Europa.
Más gargantas de las que caben en el José María Martín Carpena, la cancha del Unicaja –con un aforo de 11.300 personas–, se han reunido en el centro de Málaga para acompañar al equipo dirigido por Joan Plaza en los festejos. Los jugadores, emocionados desde el primer minuto, se encontraban expectantes y con ganas de fiesta tras el encuentro con la cantera en el pabellón de Los Guindos.
El trayecto hasta el centro de la ciudad se ha antojado largo, pero ameno gracias a la música que sonaba de la banda habitual formada por aficionados músicos.
Cada componente de la plantilla ha tenido su rol: el base Alberto Díaz, elegido el mejor jugador de la final, ha sido la estrella de la celebración en su ciudad natal, un profeta en su tierra que ha asumido galones de capitán cedidos por Carlos Suárez, el poseedor oficial de ese "título".
El base estadounidense Kyle Fogg se ha mostrado en los primeros momentos como el más emocionado, aunque a la hora de la verdad el escolta norteamericano Jamar Smith ha ejercido de animador de la plantilla cajista, papel que, micrófono en mano, ha venido ensayando acto tras acto de los programados hasta hacer su aparición estelar en el balcón principal del Ayuntamiento de Málaga.
Al son de Mi gran noche, un clásico del cantante Raphael, y del himno oficial del Unicaja, Tu Bandera, de Pablo López, los jugadores, el equipo técnico y sus familiares han disfrutado de momentos de distensión coreados por la afición, que se ha volcado con ellos en una absoluta comunión.
Como anécdota, el escolta serbio Nemanja Nedovic y el pívot esloveno Alen Omic se han solidarizado con el conflicto que mantiene el cuerpo de Bomberos de Málaga con el Ayuntamiento, al vestir los chalecos reflectantes con los que este colectivo simboliza su lucha.
Ganas de fiesta y reconocimiento al trabajo, a la lucha y al tesón han sido las notas principales de la celebración de los cajistas, que, pese al esfuerzo derrochado sólo horas antes en el pabellón valenciano de La Fuente de San Luis, no han cesado de sonreír y de dejarse arropar por el calor de su ciudad.