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Marko Tomas: "Aún no sé por qué el Real Madrid decidió cederme

El alero croata, actualmente en el Cedevita Zagreb, repasa para Libertad Digital su carrera y su paso por España.

El alero croata, actualmente en el Cedevita Zagreb, repasa para Libertad Digital su carrera y su paso por España.
Tomas, durante la entrevista | LD (JMP)

-"Hola, Marko, ¿Cómo va ese español?"

-"Hola, hola. Lo tengo un poco oxidado. Hace más de cinco años que no lo uso."

-"¿Lo suficiente como para una entrevista o prefieres en inglés?"

-"Sí, claro. Así practico. Adelante."

En la grada del magnífico Kresimir Hall Arena, durante el Zadar Dogus Basketball Tournament, Marko Tomas pasa casi de incógnito como un espectador más. Mientras espera para ver jugar a su joven hermano, Luka (1’91 metros, 17 años), el que cierra una saga de hermanos ligados al balón naranja, el ex jugador de Real Madrid y Fuenlabrada, uno de los últimos niños prodigio del baloncesto croata, atiende a Libertad Digital en un castellano excelente ocho años después de dejar España, demostrando esa inigualable capacidad que tienen los oriundos de los Balcanes para expresarse en lenguas extranjeras. La relativa incomodidad del entorno, donde ni las sillas ayudan a sentirse especialmente cómodo, ni el estruendoso sonido ambiente favorece una charla, no son óbice para que el Koprivnica (3 de enero de 1985) se desmelene, recordando una carrera que se mantiene vigente. Sin ir más lejos, pocas fechas después de la charla, firmó por el Cedevita Zagreb, el mejor equipo de Croacia. Y eso que los últimos años, en plena inestabilidad turca, le han hecho ver la vida de una forma mucho más madura respecto a su visión de las cosas cuando aterrizó en Madrid entre una enorme expectación.

P: ¿Qué le trae por una grada en Zadar?

R: Mi hermano pequeño juega en el KK Zadar, no he tenido tiempo durante todos estos años para verle, para ver cómo va su baloncesto. Jugará esta temporada con el junior y el primer equipo.

¿Es Luka el bueno de la familia, o el bueno era usted?

Talento sí que tiene, tiene mucha hambre para ser jugador. Yo creo que va a ser mejor que yo y que mi hermano mayor (Ivan Tomas jugó en el Baloncesto Fuenlabrada en el año 2008, el mismo año de Marko en el sur de Madrid).

¿Y usted cómo se encuentra?

Estoy sano, que es algo muy importante, porque cuando tuve la edad en que a priori estás mejor para jugar a baloncesto, apenas jugué por las lesiones. Estuve a punto de retirarme. Después de mucho tiempo, el año pasado en Ankara no tuve lesiones. Estoy contento con eso, listo para jugar otra vez.

¿Le perjudicó ser un jugador tan precoz, con tantas expectativas?

No quiero pensar mucho en el pasado. Una carrera deportiva siempre puede ser mejor o peor. No voy a decir que no tuve suerte, lesiones tienen muchos deportistas. Es algo que pasó y que no puedo cambiar. Creo que tuve posibilidades para ser un paso mejor de lo que he sido, pero estoy contento.

No quiere pensar en lo que habría sido un Marko Tomas sin lesiones, por lo que veo.

Claro, porque en mi primer año en Madrid ya empecé con lesiones. No lo sé. Sólo espero que mi hermano tenga más suerte.

Precisamente, ¿Cómo recuerda el paso por España?

No sólo por el baloncesto, sino por mi vida en Madrid, los tres años en el Real Madrid y el año cedido en Fuenlabrada, fueron importantes para mí. Ganamos una ACB, y una Copa ULEB. Creo que maduré mucho en estos años para salir adelante. No sólo en el baloncesto, en todo. Es algo que se me quedará para toda la vida.

A usted le ficha Boza Maljkovic para el Real Madrid y se empezó a hablar de la llegada del gran talento croata… ¿Le presionó aquello?

Puede ser. El primer artículo que vi en España, no recuerdo si As o Marca, decía que llegaba el nuevo Drazen Petrovic. Fue una gran presión, y ahora puedo decir que fue una tontería de los periodistas. Creo que estaba un poco verde. Con 20 años, era extranjero, tuve muchos problemas para mostrar lo que valía. Cuando estaba en Croacia yo era una anotador, y allí estaban en mi mismo equipo Rakocevic y Bullock y poco a poco pasé a ser un especialista defensivo. En mis años en el Madrid me marcaron como un buen defensor. Creo que fue el problema más grande que tuve allí.

Y desde la madurez de sus 31 años, ¿Piensa que se creyó aquello de que era el nuevo Petrovic, qué le pasó por la cabeza cuando lo leyó?

Lo primero que tengo que decir es que para ser deportista de elite hay que tener confianza en uno mismo. Es bueno tenerla, claro, pero que te comparen con un tío que probablemente no volverá a salir otro igual en Europa… Es muy duro. Pero seguro que influyó mi carácter. Era tímido, con 20 años. Si tuviera la experiencia que tengo ahora en ese momento, seguramente habría sido distinto. Pero es algo que no puedo cambiar.

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Marko Tomas (I), durante la entrevista con LD.

Mientras rememora el difícil aterrizaje en España, la cara de niño del Marko Tomas que supera la treintena se torna algo más crispada al recordar su salida del Real Madrid en su mejor momento como merengue. Una decisión que aún hoy le pesa en el alma, y que achaca que le hizo perder el tren de la elite. Aunque más allá de todo eso, lo que más duele al alero hoy día, convertido ya en hombre de familia, es la seguridad de los suyos, que le ha hecho tomar decisiones.

Su año en Fuenlabrada sí fue muy bueno.

Sí, pero aún no sé por qué me cedió el Real Madrid. El año anterior jugué muchísimo en la final contra el Barça, tenía peso en el equipo. No sé por qué. Me extrañó y me extraña esa decisión. No sé si fue Herreros, Plaza o quién el que decidió mandarme a jugar a un equipo pequeño. Aún no lo sé. No me dijeron nada. Se fichó a Pelekanos y… Todavía no sé por qué me cedieron. Jugaba 20 minutos por partido, ganamos la ACB y la ULEB, jugué casi 25 minutos en la final ante el Barça, defendí muy bien a Navarro. No sé…

Está claro que aquello le dolió.

Sí, porque Fuenlabrada en esa época era un buen equipo para jugar, con varios veteranos, pero creo que fue un paso atrás en mi carrera.

¿Estuvo usted cerca de fichar por el Baskonia antes que por el Real Madrid?

Eso es, estaba en el KK Zagreb, y Baskonia quiso ficharme durante la temporada. Pero el club decidió que durante el año no me movería, sino al acabar la temporada. Y luego llegó el Madrid.

Tras pasar por España, llega a Turquía, al Fenerbahce pre-Obradovic, un club bajo una enorme presión, que gastaba mucho dinero y nunca llegaba lejos en Europa, ¿Un sitio difícil para jugar?

Sí, porque cada año se cambiaba mucho el equipo. Tenían pasta y cambiaban 6 o 7 jugadores por temporada. Sobre el papel se veían grandes equipos, pero cuando empezaba la temporada las cosas luego no iban bien. Ahora mírelos, Obradovic es el entrenador más grande de Europa, han cambiado.

Su vida en Turquía también ha sido complicada en lo extradeportivo, ¿Lo ha pasado mal?

Sí, hubo un primer atentado en el parking del pabellón donde acabábamos de entrenar. Nos estábamos cambiando y escuchamos la explosión, y luego sonidos de ambulancias. Es una vida muy diferente. Esto puede pasar en cualquier sitio, en Bruselas, en cualquier parte. Pero estuve cerca de 3 o 4 atentados en 6 meses. Eso es mucho, y por eso decidí irme de Turquía.

Le hizo replantearse la vida, claro.

Si hubiera estado sólo no pasa nada. Pero cuando vas con la familia, es duro. Me gusta mucho Turquía, Ankara o Estambul son grandes ciudades. Pero ahora, no sé, me gustaría volver a España, pero no sé si sería posible.

¿Le ha llamado alguien desde España?

Ha habido algún contacto este verano. Dos o tres equipos.

En España se paga poco ahora, no es lo mismo que en su época.

Sí, hay 6 o 7 equipos que pagan bien. El resto, claro, está muy lejos de lo que era hace 10 años.

Quiero preguntarle por la selección croata, que parece que tras los Juegos de Río puede empezar a asomar la cabeza otra vez. Usted pasó años complicados ahí.

Sí, fueron años malos. Cada Europeo o Mundial que no ganábamos medalla era un desastre. Más de 20 años después de la última medalla, ganamos el preolímpico y esto ahora es un éxito. Creo que siempre hemos tenido buenos equipos, ahora también, pero creo que ahora hay más química. Tras mucho tiempo tenemos un jugador con mucho peso en el equipo, al que todo el mundo escucha, Bogdan Bogdanovic. Creo que es el momento de Croacia. Es un equipo joven, talentoso, que sólo puede ir hacia arriba.

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Tomas, con la selección croata. | Cordon Press

Desde fuera siempre se les veía como si se quedaran por debajo de las expectativas, ¿Demasiada presión en el país por las glorias pasadas?

Ahora vamos a ver qué pasa en España. Perdieron dos partidos en el grupo en los Juegos y todo el mundo quería cortar cabezas. Ya a nadie le gustaba Juan Carlos (Navarro), que lo ha ganado todo, y el resto del equipo. Ahora cuando no ganen medallas, va a ser una catástrofe en España.

Como valor precoz, me veo obligado a preguntarle por Luka Doncic, ¿Cómo ve su evolución?

Ya le ví algunas veces el año pasado. Es muy maduro para la edad que tiene. Es capaz de hacer cualquier cosa en la cancha. Tiene altura, físico, cabeza. No es fácil jugar en el Real Madrid. Porque podía jugar 30 minutos en un partido de ACB y tres días después no aparecer en uno de Euroliga importante. Este año no es así.

Me dicen que el gran rival coetáneo de Luka Doncic, el bosnio Dzanan Musa, mira cada semana las estadísticas de Doncic, y se compara con él, ¿Le pasó esto a usted en su época con alguien?

(Risas) No, no. No me pasaba eso. Musa es un tío muy talentoso, pero su comportamiento es delicado. Él quiere salir a la cancha y demostrar que es el mejor. Cedevita es el mejor club de Croacia, con una plantilla larga. Para un joven talento a veces es mejor no estar en un equipo de primerísimo nivel. Yo jugaba en KK Zagreb, no en Cibona, que era el dominador en esa época. Mi equipo era un buen equipo, pero no de máximo nivel, y eso me permitió mostrar más. En un equipo grande, llegan los americanos y el joven está en el banquillo.

¿Esa ansiedad de Musa, no recuerda un poco al Hezonja del Barcelona, que parecía que quería ganar los partidos él solo?

Sí, tienen algo parecido. Hace unas semanas alguien me decía que comparaba a Hezonja, Musa, y Halilovic, el futbolista. Está muy buen para un joven tener hambre y no querer esperar, creer que puede demostrar ya que es el mejor. Pero hay tiempo. Es muy peligroso para un joven tener demasiada hambre porque puede llegar a quemarse. Estar demasiado centrado en un objetivo y llegar a estallar por la ansiedad. Tienen tanto deseo que les quema querer conseguir cosas. Si vió imágenes de Dario Saric en el Croacia-Serbia de los Juegos Olímpicos, le pasó exactamente eso.

¿Le pasó a usted eso?

Muchas veces, muchas.

¿Y se arrepiente de haber sido así?

No, no. Pero es algo que pasó, es así, no puedo negarlo.

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