A escasamente cuatro días del inicio de la Copa del Rey de La Coruña, el baloncesto español afronta un escenario previo al torneo del KO que no se le planteaba desde hace unas cuantas temporadas. En cursos precedentes, Real Madrid y Barcelona, al menos uno de ellos, si no los dos, siempre llegaban como los grandes favoritos a levantar el trofeo. Algún año su superioridad parecía abusiva, otros se colaba por ahí algún candidato a incordiar, como Valencia hace dos temporadas, o Unicaja el curso pasado. Lejos parecía estar el Baskonia de los grandes momentos, aquel club capaz de ganar ligas, copas, y alcanzar más de una Final Four.
Pero este año, el escenario es diferente. Sería sin duda arriesgado decir que madrileños y catalanes no son favoritos, pero igualmente resulta prejuicioso no admitir que Valencia Basket, por toda la temporada, y Laboral Kutxa, por su excepcional momento de forma, se han ganado el derecho a ser considerados, cuanto menos, a la altura de los dos grandes transatlánticos del baloncesto nacional. Dos equipos que, además, llegan mermados por las lesiones, muy especialmente en piezas fundamentales en su estructura defensiva.
Y es que este fin de semana hemos conocido dos noticias que pueden afectar en cierta medida a lo que pase en unos días en Galicia. De un lado, Pablo Laso confirmó que Rudy Fernández no estará con los suyos en A Coruña. No sorprende, pues era algo esperado, y desde luego el Real Madrid ha tenido tiempo de sobra para ajustarse a jugar sin el balear que es pieza trascendental en su éxito defensivo, donde precisamente este año los blancos no están, de momento, al nivel de cursos previos. Si a ello se une que otras dos piezas importantes en la defensa y el carácter del equipo, Andrés Nocioni y Felipe Reyes, llegarán, uno tocado y muy muy justo el otro, si es que finalmente puede participar, el escenario que afronta el Real Madrid no es sencillo. Su gran triunfo ante el Khimki le ha dado mucha moral en el momento perfecto para ello, pero posiblemente será necesario que Augusto Lima sea una pieza de rápida adaptación al esquema Laso, pues algunos parecen ya perder la paciencia con los Ndour, Taylor o Thompkins, que no pintan a ser piezas decisivas el próximo fin de semana.
Aunque sin duda la noticia más sorprendente y de impacto inmediato sobre las previsiones de cara a la Copa, viene de Barcelona. En la matinal del domingo conocíamos que Shane Lawal será intervenido de una artroscopia de rodilla porque se ha lesionado en el menisco. El nigeriano, obviamente, no estará en La Coruña, y eso es un serio problema para Xavi Pascual. El potente pívot africano, junto a Samardo Samuels, había aportado ese plus físico del que tanto adoleció el Barça el curso pasado. Su intensidad sobre la cancha y su capacidad de intimidación habían devuelto al equipo de Pascual un poderío interior en defensa no conocido hace un año. Ahora, su baja es un problema serio, más aún ante el irregular momento de Ante Tomic, que ahora deberá multiplicarse para aportar en ataque y tapar sus carencias atrás, donde Samuels, también más decisivo en pista delantera que en la trasera, se quedará como el gran exponente físico del equipo. Pero, desde luego, la lesión de Lawal le ha debido de caer, y con razón, muy mal a Xavi Pascual a sólo unos días del primer gran título de la temporada, y en plena fase decisiva del Top16.
Y a todo esto, Valencia Basket sumó está semana victoria diecinueve en veinte partidos de ACB, y Baskonia prolongó un momento de forma excepcional, que le ha llevado a ganar al CSKA en Vitoria, donde también cayó Valencia Basket, a tomar Madrid y Barcelona como visitante, y a arrasar al sorprendente Brose Basket en Euroliga. Los de Perasovic están enchufadísimos y parecen tocados por una varita. Así que, ante esas dos pujantes amenazas, desde luego Real Madrid y Barcelona tienen este año, más que en los previos, motivos más que sobrados para pensar que, si no bordan el baloncesto, su hegemonía está más en peligro que nunca en el último lustro. A los enormes castillos de naipes que conforman las plantillas de ambos equipos, se les han ido a caer justo sus piezas más importantes en defensa. Vienen emociones fuertes, abróchense los cinturones.