Seguramente si hace diez días a España le hubieran ofrecido jugar la final del Eurobasket (Domingo 20, 19:00h) contra Lituania, la inmensa mayoría de aficionados, jugadores, y hasta miembros del cuerpo técnico, habrían firmado con sangre tal reto. Sin embargo, una vez cumplida tan compleja tesitura, pues ni unos ni otros entraban en las quinielas hace escasos días como invitados a la presea dorada tras sellar su billete a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, y tras la gesta de España apeando a Grecia y, muy especialmente, a Francia, más de uno ha cambiado de opinión y casi se atreve a afirmar que hubiera preferido medirse a Serbia en la final. El traje de víctima propiciatoria le ha caído tan bien a los de Scariolo, que el hecho de que se les considere favoritos en la final (la victoria española en las casas de apuestas cotiza a 1.5 a 1, mientras la báltica lo hace a 3.2 a 1) plantea un escenario inesperado.
Como reconocía en la previa Sergio Scariolo, los finalistas "no son los equipos con más talento", pero igualmente la clasificación de ambos es "un premio al deporte", en opinión del técnico de Brescia. No será fácil, ni mucho menos, vencer a los hijos de la generación de Arvydas Sabonis, nunca mejor dicho, pues Domantas, el vástago biológico del Zar, da en este campeonato sus primeros pasos con la camiseta verde, tras formarse en la cantera del Unicaja de Málaga.
Lituania sólo ha perdido un partido en el torneo, ante Bélgica en el último segundo, pero sufrió ante rivales menores, como Estonia. Sin embargo, ha sido capaz de crecer durante el Eurobasket, venciendo antes de la final de forma consecutiva a Italia y Serbia, los dos únicos equipos que derrotaron a los de Scariolo hasta la fecha.
España seguramente es favorita, pero no ha lugar a la relajación, como demuestran los precedentes entre ambos países. Desde que en 1997 se enfrentasen por primera vez, hispanos y ex soviéticos lo han hecho en nueve ocasiones, con siete victorias españolas. Especialmente recordado el triunfo en el Eurobasket de 1999, también en Francia, donde una España rescatada a última hora para los cruces tumbó a la Lituania de Sabonis y Karnosivas, gran favorita, por 74-72, y el de 2009 en Polonia, cuando una irregular selección de Scariolo comenzó a carburar para terminar pasando por la piedra al resto de rivales. Las derrotas no se olvidan, ni la sorprendente en la primera fase del mundial de Turquia (73-76) con los lituanos vestidos de tapados y acabando en el bronce tras un gran torneo de Pocius o Kleiza, y muy especialmente la de Suecia 2003, que pudo ser el primer gran triunfo de la generación de oro del baloncesto patrio, pero que, con Moncho López al mando y un Pau Gasol ya dominador (36 puntos), cayó ante los Macijauskas o Stombergas, letales tiradores, por un claro 84-93, en un partido en el que también se consideraba favorita a España. Y eso Pau Gasol o Felipe Reyes no lo han olvidado, por lo que no consentirán en absoluto comenzar el duelo en Lille con la más mínima relajación.
La estructura del equipo dirigido por Jonas Kazlauskas es clara, con apenas seis jugadores jugando muchísimos minutos. Mantas Kalnietis es un magnífico base, a la antigua usanza, más creador que anotador, mucho más, pese a sus casi dos metros de altura. El director de juego promedia casi 34 minutos por partido en el torneo, así que salvo los mínimos descansos, o problemas de faltas, siempre estará sobre la pista. En los aleros aparecen dos hombres en un excelso estado de forma, el jugador del Real Madrid Jonas Maciulis, que destrozó a Georgia en los cuartos de final con un partido enorme (34 puntos), y el talentosísimo pero algo frío Mindaugas Kuzminskas, que cada año crece más junto a Joan Plaza en el Unicaja de Málaga. El ex jugador de Bilbao Basket, Renaldas Seibutis, mejor jugador cada año que pasa, pues su paso por el Botxo no fue precisamente inolvidable, completa los hombres con minutos de calidad en el perímetro. Por dentro, el veterano Paulius Jankunas hace un trabajo siempre efectivo en la zona, acompañado de su buena mano, que le crea todos los espacios del mundo a la gran estrella báltica, Jonas Valanciunas, pívot NBA cuyo duelo con Pau Gasol será una de las claves de la final. El center de los Toronto Raptors acumula casi 17 puntos y 9 rebotes en cada encuentro.
Lituania es, pues, un rival de doble filo. Tan corto de rotación como España, si no más. Igualmente inesperado en la final, incluso más que los de Scariolo. Y con cuentas pendientes por resolver desde 2003, cuando le robaron a Pau Gasol su primer oro continental. Sin embargo, será necesario ver cómo se adapta a España a la presión del favoritismo, que tanto le pesara a Francia en la semifinal, o a la propia España en su Copa del Mundo del año pasado. Terminar con un triunfo y un oro supondría firmar una página histórica en un libro ya repleto de éxitos, pero éste sería siempre recordado con especial cariño, pues no se contaba a España entre los grandes candidatos cuando el balón empezó a botar en Berlín hace casi dos semanas.