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Mundial de Básket 2014

La Copa del Mundo de baloncesto, un éxito organizativo

A pesar del disgusto deportivo, el aficionado se puede sentir orgulloso de un evento que convirtió España en epicentro del baloncesto mundial.

A pesar del disgusto deportivo, el aficionado se puede sentir orgulloso de un evento que convirtió España en epicentro del baloncesto mundial.
Hardem levanta la Copa del Mundo. | EFE

Entre tanto disgusto, en lo deportivo, y en su difusión, si de algo puede estar orgulloso el aficionado español es, sin duda, de la alta capacidad organizativa que ha vuelto a demostrar el país durante la recién finalizada Copa del Mundo de Baloncesto. Deportivamente, todos sabemos ya que el miércoles 10 de septiembre Francia y una mala planificación cercenaron un sueño al que la afición española, y más aún la selección, se habían hecho merecedoras. En lo que a la repercusión del torneo se refiere, Mediaset terminó por convertir en decente lo que había empezado siendo una cobertura repleta de críticas por parte de los aficionados al baloncesto, seguramente cargados de razón para ello.

Sin embargo, no todo han sido ni mucho menos malas noticias, toda vez que España ha vuelto a demostrar ser una excelente anfitriona para cualquier competición de carácter internacional que se precie. Desde el primer día, las sedes de la primera fase rayaron a gran altura, con Granada plagada de aficionados que disfrutaban a la par de la Alhambra y de una selección española que iba como un tiro por aquel entonces, Bilbao repleta de finlandeses y Sevilla de filipinos, las dos aficiones foráneas más ruidosas del evento, o con Gran Canaria estrenando a nivel global el flamante Gran Canaria Arena con un amistoso entre Estados Unidos y Eslovenia y posteriormente reflejando una gran imagen durante el grupo de la fase previa.

Cualquier aficionado medio al baloncesto recordará partidos de fases previas en mundiales o europeos con las grades semivacías cuando no jugaba el anfitrión de cada torneo, algo que ha estado muy lejos de producirse en España 2014, donde todas las sedes han presentado muy buenas entradas medias, con picos muy altos en los partidos más destacados. Y todo ello, pese al polémico precio de las entradas, porque si bien el coste de los abonos para la primera fase era asequible (por 120 € podía verse el grupo entero de Granada, con quince encuentros totales, incluyendo cinco partidos de España), el sistema de venta presentó cierta polémica, y sí es cierto que los precios de determinadas entradas sueltas no estaban ni mucho menos a la altura de cualquier bolsillo.

Epicentro del baloncesto mundial

Todas estas ciudades fueron durante unos días epicentro del baloncesto mundial, el lugar al que se giraban los ojos de medio mundo, y por tanto hervidero de turistas y visitantes inmediatos y en el medio plazo, algo que sin duda será excelente para la economía local en los próximos meses y años. Algo similar ocurre con Barcelona y Madrid, especialmente la capital, toda vez que quizá el Palau Sant Jordi, muy mal ubicado en la Ciudad Condal, no reflejó la mejor entrada posible ni tan siquiera en el paso de la todopoderosa Estados Unidos por allí. La final, con el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid lleno a reventar pese a la ausencia de España, es una buena muestra del seguimiento del aficionado español y foráneo de esta Copa del Mundo España 2014.

Y es que la organización del día a día de España 2014 sencillamente ha sido perfecta, fruto del buen hacer de organizadores y de los miles de voluntarios que pusieron su empeño que todo saliera bien. El propio Mike Krzyzewski, seleccionador estadounidense, quiso hacer alusión a ello en la rueda de prensa posterior a la final, pese a no haber sido preguntado por ello en ningún momento. "Me gustaría dar las gracias a todo el mundo en España por el trato que nos han dado desde que llegamos a Gran Canaria. En Bilbao, Barcelona y Madrid nos hemos sentido de maravilla y quiero felicitar a la organización del torneo y a todos lo que han hecho posible que esto salga así de bien", refrendó el mítico Coach K aún con la medalla de oro colgando de su cuello.

Quizá lo que terminó de decidir al sempiterno técnico de la Universidad de Duke a elogiar a la organización fue la magnífica presentación de la final, con las luces del Palacio de los Deportes apagadas y un gran espectáculo de luz y sonido producido por Endesa dando la bienvenida a los protagonistas de la lucha por el título, que dejó boquiabiertos a público, televidentes, prensa e incluso a los propios jugadores y miembros de cuerpo técnico serbios y estadounidenses.

Así, España ha vuelto a demostrar que es elite mundial en la organización de eventos deportivos, pese a las dificultades de mecenazgo por las que pasa nuestro país. La Copa del Mundo 2018 de baloncesto femenino es el siguiente reto que se marca la Federación Española de Baloncesto, y a buen seguro que este torneo recién concluido supondrá serios puntos a favor a la hora de inclinar la balanza a favor de España por parte de la FIBA.

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