No hay quien pare al Real Madrid, le sale todo. Los blancos ganan todos sus partidos y, además, lo hacen de paliza. Su última víctima no es cualquiera. Es el Anadolu Efes turco, todo un equipazo que, año tras años, es candidato a estar en la Final Four. Pero da igual.
El equipo de Pablo Laso ha vuelto a dar un recital en el Palacio de los Deportes para firmar su quinta victoria en la Euroliga y mantener su marcha inmaculada. Los madridistas, con Sergio Rodríguez -actualmente el mejor base de Europa sin discusión alguna-, Ioannis Bourousis y Nikola Mirotic pletóricos, vencían por 24 puntos al descanso (57-33) y llegaron a superar la treintena de ventaja en el tercer período ante el rival de mayor entidad de su grupo en la primera fase.
La resistencia turca duró un cuarto, lo que tardó el Madrid en engrasar una maquinaria de impresión, que está asombrando al Viejo Continente en este inicio de temporada. Con Mirotic como foco y el Chacho Rodríguez como emblema de un estilo que encandila al Palacio, los locales pasaron por encima de su rival para llevar su balance a un 5-0 que guarda, además, una sensación de superioridad insultante en cada uno de los partidos disputados.
Oktay Mahmuti, el técnico del Anadolu, tenía aprendida la lección. Limitar las pérdidas y exponer una transición defensiva de impresión. El plan, adecuado, se aplicó durante el primer cuarto, en el que su equipo no perdió un solo balón y evitó que el Madrid corriese. Eran las únicas vías para engancharse a un partido que, sin embargo, tenía claro color blanco. Mirotic y Bourousis se hicieron gigantes en las dos zonas ante la candidez de la pintura turca. Y el equipo de Laso, con un buen tono defensivo, respondió con sobriedad al planteamiento turco (19-13, m.10).
No obstante el éxito de la idea turca requería una constancia impoluta, ni una sola vía de agua. Porque si llegaban, enfrente se encontraría la voracidad de un Real Madrid siempre hambriento. El Anadolu Efes perdió de un plumazo su cuidado con el balón, ahogado por los mejores minutos defensivos del conjunto blanco en lo que va de curso. Y ahí nació su agonía. Tiros punteados y pérdidas -hasta siete en el segundo parcial- que tuvieron dos consecuencias: una, sus evidentes problemas para anotar; la segunda, quitar el camino de espinas y plantar una alfombra para que el Real Madrid encontrase su escenario perfecto.
Con Sergio Rodríguez en cancha, majestuoso por rutina, y espacios, los de Laso se llevaron por delante sin piedad a su rival en un segundo cuarto antológico. El canario repartió seis asistencias en el parcial y dirigió un 28-10, con Slaughter de titán defensivo, que aniquiló el partido antes de la bocina que marcaba el descanso (47-23). Mahmuti, cabizbajo en la banda, asistía impotente al vendaval blanco.
El panorama no sólo no mejoró tras la reanudación, sino que el Madrid llegó a superar la treintena de ventaja (64-32, m.24) ante un rival que ya sí tenía mayores facilidades ofensivas, fruto de la diferencia, que bajó la agresividad de los locales, al menos durante unos minutos. Kostas Vasileiadis intentó maquillar el sonrojo a base de triples, pero sólo encontró otro bofetón del cuadro de Laso en el último período, ya un trámite pero en el que los madridistas alcanzaron los 46 puntos de renta (99-53), con Jaycee Carroll absolutamente encendido desde la línea de tres y el Chacho haciendo y deshaciendo a su antojo.
Con 103-57 se cerró la pesadilla del Anadolu Efes y otro nuevo mensaje del Real Madrid, que camina de exhibición en exhibición, no sólo por la competición doméstica sino también por Europa, adquiriendo la forma de una maravillosa máquina de jugar al baloncesto.