La fase de tanteo entre ambos equipos ya había pasado y el Unicaja se desató en el segundo período, con un gran trabajo defensivo tanto debajo de su canasta como en la presión a la salida del balón del Stelmet, que tenía graves problemas para subir con garantías a la zona rival. Cinco triples prácticamente consecutivos, a cargo de Jayson Granger, Zoran Dragic y Mindaugas Kuzmunskas, sirvieron para iniciar la espectacular exhibición de los cajistas, que mostraron sus poderes y empequeñecieron al rival hasta llegar a una máxima ventaja (55-27, m.18).
El tiempo transcurría plácidamente para el Unicaja, donde participaban todos los jugadores del poderío ofensivo ante un Stelmet Zielona endeble, sin recursos y en el que sólo destacaba el pívot montenegrino Vladimir Dragicevic, que mostró su nivel con un gran tiro exterior y 18 puntos. Era el único, los demás sin ritmo y sin nivel, a pesar de anotar el equipo polaco veinte puntos en el tercer período (80-52). El Unicaja, con esa ventaja no bajó la intensidad ni el ritmo.
Así lo quiere su técnico Joan Plaza, que ha cambiado radicalmente al equipo cajista, incluso dando entrada al joven Domantas Sabonis, hijo del mítico Arvydas. Ahí ya se acabó el partido y el objetivo de Unicaja no fue otro que llegar a los cien puntos, que acabaría logrando Sergi Vidal (101-68, m.40).
Scariolo acusa la plaga de bajas
Peor suerte ha corrido el Laboral Kutxa al encajar su primera derrota en la Euroliga tras ser claramente derrotado por el Panathinaikos (95-74), en un partido en el que Sergio Scariolo acusó su escasez de efectivos -únicamente ocho jugadores disponibles- ante un bloque griego que controló el encuentro desde el inicio.
En el partido del exilio, disputado en Nicosia (Chipre) por sanción al club griego, el conjunto vasco Sergio Scariolo fue incapaz de competir, principalmente porque a su ya extensa lista de bajas (Kelati, San Emeterio, Hanga, Mainoldi y el recientemente cortado Clark), se le unió la de Lamont Hamilton a última hora.
Con ese hándicap, el Laboral Kutxa estuvo desde el inicio ante un reto heroico. Viendo la corta rotación existente, Scariolo planteó en muchos momentos una cerrada zona 2-3 en defensa, con el fin de proteger lo máximo posible a Tibor Pleiss, que fue acribillada sin piedad por un Panathinaikos que siempre encontró tiros cómodos.
Michael Bramos (21 puntos) y Ramel Curry (5) bombarderon sin piedad -diez triples entre ambos- a un bloque vasco que tuvo además en las pérdidas -hasta doce al descanso- un defecto mortal. Así, muy pronto los griegos encontraron una renta cómoda (26-16, primer cuarto) y la fueron engordando hasta manejarla cómodamente entre quince y veinte puntos, en un duelo con total color local.
Únicamente la raza del Chapu Nocioni (23 puntos y 12 rebotes, para 35 de valoración) planteaba oposición en un escenario imposible para el Laboral Kutxa, con Pleiss cargado de faltas ya en el segundo cuarto y el jovencísimo Diop como único interior disponible aparte del germano.