El Olympiacos ha reservado una plaza en la final de la Euroliga del próximo domingo al imponerse con claridad al CSKA de Moscú (52-69) en la primera semifinal de la Final Four que se disputa en Londres.
Los griegos de Georgios Barzokas, que se enfrentarán al ganador del choque de esta noche entre el Real Madrid y el Barcelona, dejaron sin argumentos al conjunto que esta temporada dirige el italiano Ettore Messina y que la pasada campaña sucumbió ante ellos por tan sólo un punto, en la final de la máxima competición europea.
Sin los rusos Alexei Shved y Andrei Kirilenko, los dos puntales del CSKA la pasada temporada, este año en los Minnesota Timberwolves del español Ricky Rubio, los rusos resultaron arrollados por un Olympiacos que había sucumbido ante ellos en cuatro de sus últimos cinco choques. Desde primera hora de la tarde, aficionados griegos y rusos intercambiaban cánticos en la península de Greenwich, al sureste de Londres, donde se levanta el imponente O2 Arena, un pabellón cada vez más significativo en el baloncesto mundial.
En él se quedó a siete puntos España de proclamarse campeona olímpica, el pasado verano ante Estados Unidos (107-100), y también se disputó en enero un encuentro de la temporada regular de la NBA entre los Knicks y los Pistons que se llevaron los de Carmelo Anthony por 102-87.
Ambas aficiones se encontraban en Londres un año después de que sus equipos protagonizaran en Estambul una de las finales de Euroliga más ajustadas de los últimos tiempos, en la que los griegos arrebataron el título al conjunto moscovita con una canasta en el último suspiro de Georgios Printezis.
Fue precisamente el alero ateniense quien tomó las riendas de su equipo en un primer cuarto en el que la afición de Olympiacos desplazada a Londres ganaba la batalla del ruido a los rusos en una pista con algunos espacios vacíos durante la primera semifinal de la tarde, que anticipaba el duelo entre Real Madrid y Barcelona. Printezis no fallaba un tiro y su compañero Vassilis Spanoulis, distinguido como jugador más valioso del torneo, dirigía a los suyos con precisión ante un CSKA que no daba con la forma de frenar a los griegos hasta que el serbio Nenad Krstic saltó al parqué a mitad del primer cuarto para poner orden bajo los aros.
Con Kristic inspirado, Olympiacos debía apostar por el juego exterior, y encontró en el macedonio Pero Antic, que huía de la sombra de dos metros doce de Kristic, y en el base Kostas Sloukas, a dos muñecas afinadas desde la línea de 6,75 que impusieron una ventaja nueve puntos en el segundo cuarto.
A los de Messina les fallaba además el pulso en los tiros libres, con seis de ocho fallados en el descanso, mientras que los griegos habían anotado el 90 por ciento de sus opciones con el juego detenido. Diecisiete puntos por debajo en el tercer cuarto, los rusos naufragaban por momentos en un pabellón inundado por el rugido de la afición griega, que ya se veía luchando el domingo por añadir una tercera Euroliga al palmarés del Olympiacos.
El estadounidense Sonny Weems y el ruso Viktor Khryapa remaron en el último tramo del encuentro para tratar de salvar una distancia entre ambos equipos que resultó finalmente decisiva.
El Olympiacos sonroja al CSKA y se convierte en el primer finalista
Los griegos, pese a su condición de campeones, no eran favoritos ante los rusos, pero les pasaron por encima de principio a fin (52-69).
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