El ambiente en esta Copa del Rey fue sensacional. Dentro y fuera del Pabellón Fernando Buesa Arena. Un hermanamiento de aficiones en las gradas y en las calles que convirtió Vitoria en un torrente de sensaciones. Por la tarde no fue distinto, aunque la ocasión no parecía la más indicada. Y es que todos se pusieron de acuerdo para dedicar una sonora pitada al Rey.
Don Juan Carlos acudió al Buesa Arena para presenciar la final de la Copa de baloncesto acompañado del lehendakari, Iñigo Urkullu, el ministro de Educación, José Ignacio Wert y el presidente de la ACB, Eduardo Portela. Como ya ocurriera en 2010 en Bilbao -la última final a la que acudió-, el monarca fue recibido con silbidos. Sobre todo desde las aficiones del Barcelona y del Caja Laboral. Pero podría decirse que fue casi todo el estadio.
Un suceso que poco o nada tiene que ver con lo deportivo, pero que por desgracia ya se ha convertido en algo habitual siempre que el Rey acude a un evento.
El himno tuvo que ser interrumpido
Además, el himno de España, habitual en este tipo de eventos, tuvo que ser detenido antes de concluir, debido a la estremecedora pitada que sonaba durante el mismo, evitando incluso que se escuchara dentro del estadio pese a la potencia de la megafonía.